Familiares del pintor posan junto a representantes municipales en el mirador.

Lope Tablada de Diego ya tiene un mirador en su amada Sepúlveda

Hijos, nietos y biznietos del pintor asisten al sencillo y emotivo homenaje en el paraje de La Picota

el norte

Miércoles, 24 de agosto 2016, 11:13

El pintor Lope Tablada de Diego ya tiene un mirador con su nombre en Sepúlveda, la localidad a la que tan ligado estuvo. Hijos, nietos y biznietos del pintor asistieron al acto, sencillo y emotivo, en el paraje denominado La Picota, donde se ubica el mirador.

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Junto a ellos estuvieron el alcalde, Ramón López, acompañado por miembros del equipo de gobierno y vecinos que se sumaron al acto, en el que se descubrió una placa con el perfil y la identificación del espléndido panorama del que se disfruta desde el mirador, que incluye desde el pliegue de rodilla, las cinco iglesias románicas de San Bartolomé, Santiago, El Salvador, San Justo y la Virgen de la Peña, terminando con una soberbia vista del Cañón del Duratón en el paraje denominado Los Parrales. La placa es una guía interactiva que incluye en castellano e inglés la descripción de la vista.

En nombre de la familia, Javier Mosácula, marido de una de las nietas de Lope Tablada de Diego, describió «el amor de don Lope por Sepúlveda vinculado a la villa desde su niñez». Sobre su arte, afirmó que fue «un pintor de aire libre más que de estudio. Pintura figurativa, de paisaje Cuadros de perspectiva elevada, tres cuartos de lienzo para el tema principal y el cuarto restante para el cielo abigarrado de nubes, en el que se mezclan colores del rosa al malva, pasando por toda la gama de intermedios, de tal modo que en la lejanía se funden el cielo con la tierra sobre la línea del horizonte». Termino resaltando el recíproco amor de Lope Tablada por Sepúlveda y de los sepulvedanos por el artista.

Para cerrar el acto, el concejal de Cultura, Miguel Ángel Alonso, recordó imágenes de su infancia, cuando Lope, con su caballete, inmortalizaba bien el caserío, bien la indumentaria de los vecinos, las fiestas o los valores etnográficos y paisajísticos del municipio, «que quedan registrados en sus cuadros intemporales y rescatados para nuestra memoria colectiva».

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