César Blanco Elipe
Miércoles, 17 de agosto 2016, 14:45
«Yo, señor, soy de Segovia. Mi padre se llamó Clemente Pablo, natural del mismo pueblo; Dios le tenga en el cielo. Fue, tal como todos dicen, de oficio barbero, aunque eran tan altos sus pensamientos que se corría de que le llamasen así, diciendo que él era tundidor de mejillas y sastre de barbas». Francisco de Quevedo presentaba así al pícaro más famoso del Barroco. 'El buscón' don Pablos presumía de terruño, lo mismo que hacen las jóvenes Marta Domingo y Karen Sánchez. Estas estudiantes son ya las nuevas embajadoras segovianas del patrimonio mundial.
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Este miércoles han recibido la acreditación del cargo 'diplomático' que van a ejercer «con orgullo», han coincidido ambas en agradecer la oportunidad que se les brinda de pasear los encantos y atractivos históricos, artísticos y arquitectónicos de la ciudad, Patrimonio de la Humanidad declarada por la Unesco.
Karen, de 21 años, estudia de Publicidad Y Relaciones Públicas del campus María Zambrano de la Universidad de Valladolid (UVA). Y aunque solo lleva tres años en Segovia, ha sido tiempo suficiente para «enamorarme de ella». Vallisoletana de nacimiento y prendada de la ciudad, el 5 de septiembre empezará oficialmente a ser la embajadora segoviana en Angers, Francia, donde ha decidido continuar su formación gracias a una beca Erasmus.
Por su parte, Marta es segoviana de cuna. Y a mucha honra. Dice llevar su ciudad en el corazón, por lo que el hecho de poder representarla y venderla como destino cultural es «todo un privilegio». Al igual que su compañera, asume este reto como «una experiencia única en lo personal», por lo que deja claro que va a intentar aprovecharla y disfrutarla al máximo. Una semana después que Karen, Marta aterrizará en la ciudad italiana de Foggia. Allí, la joven de 21 años proseguirá con sus estudios de Educación Primaria, también gracias a una beca Erasmus.
La misión de difundir las excelencias
Durante su estancia fuera de Segovia serán el medio perfecto para difundir la riqueza turística. De primera mano podrán acercar los valores y encantos de su ciudad a instituciones públicas y privadas, centros educativos y turísticos.
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Las dos 'diplomáticas' del patrimonio de la ciudad participan en el programa de la Organización Mundial de Ciudades Patrimonio, a la que pertenece Segovia. Entre sus atribuciones, están la del compromiso de documentarse sobre la ciudad a la que representan, así como la de contactar con las autoridades de sus respectivos destinos, las delegaciones de turismo, personal docente y alumnado de las universidades donde realizarán sus estudios para llevar a cabo presentaciones y otras acciones promocionales.
Marta y Karen suceden en esta «responsabilidad», que es como se toman el desafío, a Mónica Fraile, quien ya les ha trasladado algunos consejos después de que fuera la pionera segoviana de este proyecto. La que ha sido primera embajadora estuvo en Tesalónica y solo tiene buenas palabras para la experiencia vivida. Mónica está convencida de que las dos jóvenes «dejarán a Segovia en un lugar muy alto», y sobre todo aprenderán a apreciar mucho más el patrimonio de la capital.
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Una moneda, el 'kit' turístico y la credencial
Las nuevas embajadoras van a disponer de acceso a toda la documentación que existe sobre la ciudad y que está al servicio de la promoción cultural en la empresa municipal de Turismo Segovia. La concejala de Patrimonio Histórico, Claudia de Santos, ha hecho los honores de entragarles la crendencial y todo un paquete con el material necesario para difundir los tesoros y la riqueza patrimonial segoviana. Asimismo, les ha entregado sendas monedas del Real Ingenio.
De Santos ha agradecido «la valentía» de las chicas y ha animado a Karen y Marta a que aprovechen esta «oportunidad de crecimiento personal, de romper vergüenzas y que se presenten como don Pablos en 'El buscón' de Quevedo: «Yo, señor, soy de Segovia».
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Las estudiantes van a «hacer y vender ciudad fuera de Segovia». La recompensa por esta encomienda va a ser ínfima, les advierte la concejala; aunque la satisfacción de «hacer patria» es inmensa. Las jóvenes reciben en compensación por esta misión una ayuda económica de 200 euros.
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