Cientos de personas esperan en el exterior del polideportivo Félix Arranz de Sepúlveda para entrar en la capilla ardiente y expresar sus condolencias a la familia de Víctor Barrio.

El mundo del toro y miles de vecinos despiden a Víctor Barrio rotos de dolor

Multitudinario homenaje en la capilla ardiente instalada en el polideportivo de Sepúlveda

Miguel Ángel López

Lunes, 11 de julio 2016, 09:30

Tan encendido como en la mejor de sus faenas, pero con el valor añadido del cariño de su familia, sus convecinos, amigos y compañeros de profesión. Víctor Barrio (Grajera, 1987-Teruel, 2016) recibió un aplauso multitudinario y gritos de «!torero, torero!» al llegar el coche fúnebre al polideportivo Félix Arranz de Sepúlveda. Allí le esperaban sus familiares y alrededor de tres mil personas para tributarle el postrer homenaje, con la emoción desbordada pero callada tras más de dos horas de espera en las que fue creciendo el gentío. Antes que el féretro llego a la capilla ardiente la viuda del diestro, Raquel Sanz, visiblemente rota por el dolor. En la puerta se abrazó con Carlos Ochoa, amigo de ambos y con quien Víctor «una persona inmensa», en palabras del joven torero compartió muchos ratos en la Escuela Taurina de El Batán y en Sepúlveda, donde le hizo sentirse «como uno más de la familia».

Publicidad

Le llevaron en hombros al torero desde el transporte a la capilla (repleta de coronas de flores)Carlos Ochoa, Daniel Menes (que toreó con Barrio en Las Ventas) y los miembros de su cuadrilla, Luciano Briceño, Héctor Vicente, Ángel Gómez, Alberto Fayas, Abel Núñez y Pepe, su veterano mozo de espadas, todos desechos, con el estómago encogido y sin sudar aparentemente a pesar del intenso calor de la tarde.

Porque en esta jornada luctuosa ha quedado patente que la vida que ha truncado el morlaco Lorenzo es la de un gran torero y «mejor persona», como no se cansaban de repetir sus vecinos durante la larga espera, mientras iban sumándose a la fila (al final de más de quinientos metros) para poder despedirse de él en la capilla ardiente instalada en el polideportivo Félix Arranz, donde el matador dedicó muchas veces su atención a los pequeños del pueblo para enseñarles toreo de salón.

La capilla ardiente se retrasó y, probablemente también su cierre, previsto a las once de la noche. Para que pasaran delante del féretro las tres mil personas que esperaban para dar su condolencia a la familia harían falta más de dos horas. En el centro de la pista del pabellón, a ambos lados de los restos de Víctor, unas cuantas sillas permitían un descanso aparente para los más cercanos y para la viuda, con momentos álgidos y de caída y emocionados aplausos cada vez que Raquel se acercaba a la caja donde reposaba su esposo. Rota, desolada. Como todo el pueblo. Como había indicado el alcalde, Ramón López, por la mañana, mientras con la ayuda de los miembros de la Asociación Cultural Amigos de Víctor Barrio y compañeras y amigas de Raquel se encargaban de preparar todo para que la población y quienes llegaran a Sepúlveda pudieran participar en este penúltimo homenaje.

De controlar el tránsito de personas y vehículos en esta zona del barrio de Santa Cruz se ocuparon de forma ejemplar los efectivos de la Guardia Civil y los equipos de voluntarios de Protección Civil de Sepúlveda, de toda la provincia de Segovia y de Aranda de Duero. Todos activos, muy activos, dedicados de pleno a una tarea ingrata de un día también ingrato.

Publicidad

La periodista Elena Salamanca, amiga personal del torero y de su esposa, era la encargada de atender a los medios. Se le escapaba algún sollozo, ha vivido de cerca y de forma intensa la tragedia, aunque, dijo, «es la gloria del toreo». No paraba de hablar por teléfono, igual que otras amigas y compañeras de Raquel, para atender a todos, para preservar la intimidad de la familia, y se lamentaba de que haya que remontarse casi treinta años atrás para encontrar una muerte como la de su amigo. Como el regidor de Sepúlveda, el deseo de casi todos es borrar la imagen de la cogida, transmitida en directo en televisión, acordarse solo de las de los días de triunfo.

Por la tarde el tránsito de personas fue aumentando cada hora, aunque a las cuatro, cinco horas antes de que se abriera la capilla ardiente, ya había en los alededores del polideportivo varias decenas de amigos, personalidades del mundo del toro, y periodistas de todos los medios, locales y nacionales. Fueron llegando toreros, novilleros, políticos de todos los partidos, y coronas de flores de muchos de estos, de los jóvenes de Sepúlveda, de los Ayuntamientos de la provincia... Una de las primeras personalidades en llegar fue el expresidente de la Junta de Castilla y León y ex ministro de la Presidencia, Juan José Lucas, que viajó «ex profeso desde Madrid lleno de dolor para dar el pésame a la familia»; entró en el polideportivo y expresó sus condolencias a los amigos del torero y miembros de su asociación, y señaló que «los toreros son de otro barro, viven su profesión con pasión y por eso es más doloroso un suceso como este».

Publicidad

Nadie quería este final para el joven torero de Grajera y sepulvedano. Nadie. Su viuda, Raquel Sanz, estuvo activa en las redes sociales, su primer mensaje fue un recuerdo del sueño común que ha roto el toro Lorenzo en Teruel, un mensaje para su marido: «Siempre soñamos con la portada de la Puerta Grande de Las Ventas. No pudo ser. Injusta vida. La que se me ha ido contigo».

Hoy saldrá Barrio por la puerta grande de la iglesia de San Bartolomé de Sepúlveda, donde se celebrará el funeral a las once. El Ayuntamiento ha declarado dos días de luto oficial, pero el duelo será más largo

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad