
Mónica rico
Viernes, 17 de junio 2016, 22:37
Entre la música, las peñas, la diversión y el colorido, las fiestas de Tabanera del Monte también tienen un espacio para la devoción a San Juan Bautista, la tradición y el folklore. Estos últimos llegan de la mano de las danzas de paloteo, que desde hace siglos se mantienen vivas en la localidad, e incluso están tomando mayor auge en los últimos años, consiguiendo así enraizar el fervor que en la localidad sienten por el santo, con una de las tradiciones ancestrales del pueblo, de las que no se conoce sus inicios, aunque los expertos apuntan que ya existían en el año 1604.
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En Tabanera del Monte las danzas de paloteo se representan siempre el domingo más cercano a San Juan Bautista, fecha que suele coincidir con el tercer domingo de junio, en la procesión que se realiza por las calles del pueblo en honor al santo. Es solo un día al año, pero esto ocurre «desde siempre», tal y como recuerdan en el Ayuntamiento. Sin embargo, los estudios y la memoria de los mayores constatan la existencia de cambios en esta tradición, seña de identidad del pueblo. Por ejemplo, antes se realizaban cantando, mientras que en la actualidad el único sonido que se escucha es el de la dulzaina, acompañado del de los palos al chocar entre sí.
El grupo que realiza las danzas está formado por ocho personas que son los encargados de ejecutar los bailes, además de un dulzainero y la zorra que es el nombre que recibe la persona que reparte los palos o palotes en caso de roturas. Ocho danzantes, dieciséis palos y una dulzaina ponen el ritmo a uno de los actos que los vecinos viven con más devoción y fervor, como es la procesión en honor a San Juan Bautista.
Para poder formar parte del grupo hay que ser soltero y mozo de Tabanera. La juventud del pueblo se encuentra completamente volcada con sus raíces y el arraigo de este patrimonio cultural y son muchos los mozos que esperan su turno para poder formar parte del grupo de danzantes y honrar así a su patrón cada tercer domingo de junio.
Otra de las tradiciones que se mantiene respecto a la danza es la relativa a la vestimenta. Los jóvenes visten el traje típico segoviano, al que se añade un pañuelo anudado en la cabeza a la altura de la sien y que constituye el toque particular de la localidad que se ha ido conservando generación tras generación.
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Una muestra del arraigo de esta manifestación folklórica conservada y mimada en la localidad es la instalación, en el año 2008, de un monumento al paloteo, en el que se puede ver a un grupo de ocho danzantes situados en parejas de dos, chocando entre sí sus palotes. Se trata de un grupo escultórico en el que se refleja a los danzantes de Tabanera, pues incluso portan su vestimenta tradicional, con detalles como el pañuelo anudado a la cabeza.
Unos palos que, de forma tradicional, están realizados en madera de encina, ya que es más consistente al golpeo, además de contar con una sonoridad particular y muy especial. Antiguamente, según destacan desde el Consistorio, se utilizaban los radios de las ruedas de los carros, ya que eran de una gran dureza, pero en la actualidad ya no se dispone de ellos y los pocos que existen «se guardan como auténticos tesoros».
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Dentro del gran programa de actividades que los tábanos, como popularmente se les conoce a los vecinos de Tabanera, podrán disfrutar durante estos fiestas, este folklore popular que forma parte de su patrimonio cultural merece un lugar destacado. Durante la procesión del domingo se danzarán siete bailes, piezas alegres y divertidas, con tono picaresco. Aunque parece que el número de danzas que se ejecutaba era mayor, únicamente se han podido recuperar y recomponer las seis que se ponen en escena, con títulos como La reverencia, similar al himno nacional, en el que se realiza una reverencia a San Juan al inicio de la procesión; La viudita, Los oficios, danza alegre en la que se representan con los palos los diversos oficios que se realizaban en el pueblo durante todos los días del año; La Panadera, El clavito, Las palomas de Madrid (recuperada en la primera década de este siglo) o La rosa en el palo verde, una entrega de flores a San Juan en la que los danzantes representan una serie de arcos entre sí, golpeando los palos con contundencia en lo alto y tratando de imitar un arco con flores. Esta manifestación folklórica, tan pulcramente conservada y mimada por los vecinos, forma parte de la cultura tradicional, el patrimonio cultural y el folklore popular de Tabanera y se ha convertido en seña de identidad de la localidad, que trata de cuidar cada año este legado de sus ancestros.
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