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Juan López, en la puerta de Pura Vida.
La calle de los ‘tattoos’ y el genuino sabor segoviano

La calle de los ‘tattoos’ y el genuino sabor segoviano

La calle Teodosio El Grande cuenta con variados negocios a escasos metros del Acueducto

elena rubio

Miércoles, 15 de junio 2016, 11:13

Es una calle empinada y adoquinada en el suelo por estar en pleno centro histórico de Segovia, aunque perteneciente al barrio de El Salvador. Este espacio ha visto pasar la vida de la ciudad debido a su proximidad al Acueducto tomano, que transcurre por buena parte de sus últimos metros, mientras sus imponentes arcos van aumentando en altura. Es la calle Teodosio El Grande, que comunica la Plaza de Día Sanz con la del Azoguejo. Por ella pasan a diario cientos de segovianos y turistas por su proximidad al centro. A pesar de esta afluencia de público, suele considerarse como una calle tranquila, alejada del bullicio de otras vías más comerciales.

Quienes visitan la ciudad contemplan maravillados, desde diferentes puntos de la calle, cómo el monumento romano va cogiendo altura y son muchos los que buscan hacerse una foto con las arcadas en diferentes niveles o adquirir un recuerdo de la ciudad en establecimientos que abrieron sus puertas hace decenios, como la tienda de recuerdos El Acueducto, que regenta el popular Salva Lucio y su esposa, Angelines. Allí se pueden encontrar todo tipo de detalles de Segovia, en forma de camisetas, acueductos o piezas de artesanía, además de otros muchos artículos y joyería.

Otros prefieren disfrutar de la gastronomía de Segovia contemplando las inmensas arcadas. A lo largo de la calle se suceden los establecimientos hosteleros. Uno de los locales míticos de esta vía es el Restaurante La Criolla, que encabezado por su propietaria, Charo Gómez, cuida y mima a todos los que se sientan a su mesa. Lleva al pie de los arcos del monumento romano desde 1982 y desde entonces no ha dejado de dar un buen servicio a los que llegan a su casa, porque «al turismo hay que conservarle, siempre que se vaya conforme y nunca engañado», afirma. Aunque en el establecimiento se pueden degustar numerosos platos, asegura que por su lugar de ubicación el turismo «busca lo típico y encima nosotros le aconsejamos».

Pero en Teodosio El Grande no todo tiene que ver con los productos típicos de Segovia y la gastronomía. Y es que en esta calle paralela al tramo central del Acueducto se puede encontrar desde una librería-café, de nombre Intempestivos, hasta un estudio artístico de tatuajes y piercing. Alejada de los turistas internacionales y frecuentada, sobre todo, por segovianos y visitantes nacionales se encuentra el establecimiento Pura Vida, en el número 10. Al cruzar la puerta de cristal el cliente se encuentra con un local sofisticado y elegante, donde el ruido que se escucha, procedente de la parte de arriba, es el de las agujas, porque alguien se está haciendo un tatuaje. Allí se pueden hacer todo tipo de tatuajes, en color, en blanco y negro o en letras desde el año 2008. El más corto puede hacerse en apenas quince minutos y el más largo, «una espalda, puedes estar entre 12 y 15 horas», asegura el dueño del establecimiento, Juan López.

López recuerda que eligió esta ubicación «porque siempre había estado enamorado de la calle por las vistas al Acueducto». Desde este enclave privilegiado se concentra a la perfección con sus pendientes para hacer piercing, sus agujas y tintes que le llevan a hacer las creaciones que demanda el cliente. Y para evadirse, sin tener que bajar hasta la puerta del local, puede disfrutar de la vista que tiene de las arcadas superiores del Acueducto desde una claraboya. Por eso, afirma tajante que está asentado de forma definitiva en este local, del que «no me planteo irme, porque hemos mejorado el local, queremos quedarnos por mucho tiempo y nos sentimos queridos», confirma López.

De 'angelete' a emperador

A lo largo de los años esta calle ha tenido diferentes nombres. Hace un siglo, la calle se denominaba Angelete, tal y como recuerda Mariano Sáez y Romero en el libro que publicó en 1918 Las calles de Segovia. El hecho de que se denominara de esta manera radicaba en «la antigua estatua o figura que antes existía en el nicho encima de la cartela a este lado del Acueducto que mira el Azoguejo, hasta que después se colocó la imagen de Nuestra Señora de la Cabeza que hay ahora». En realidad, no era de ninguna figura celestial, sino que representaba a Hércules. Sin embargo, la estatua del hijo Zeus, al estar «embutida en la hornacina», empezó a ser conocida por «el vulgo» de otra manera, llamándola, como recuerda Sáez y Romero, «ángel o angelete».

Años después y en plena dictadura franquista, la calle se denominó Julio Ruiz de Alda, uno de los fundadores de la Falange Española, que falleció en Madrid en 1936. Ruiz de Alda era conocido también por su faceta de aviador, siendo «uno de los pilotos de la famosa expedición del Plus Ultra, que en 1926 partió en un hidroavión desde Palos de Moguer hasta Buenos Aires, atravesando el Atlántico», según recoge Juan Antonio Folgado en su ejemplar Las calles y plazas de Segovia y sus barrios incorporados.

Son todavía muchos los segovianos que recuerdan el nombre de esta calle, incluso los propietarios de los establecimientos que se ubican en la zona, cuando hace unos quince años se decidió cambiar el nombre por el de Teodosio El Grande, nombre que persiste en la actualidad.

La calle rinde homenaje al emperador romano que nació en Coca en el año 346 y falleció en Milán en el año 395. Este segoviano ha pasado a la historia por ser el emperador romano que impuso el catolicismo como religión oficial y dividió el Imperio entre Oriente y Occidente, al dejar la herencia imperial divida entre sus dos hijos.

La división fue irreversible y permitió que mientras el Imperio Romano de Occidente sucumbía después de ochenta años de crisis y penetración de los bárbaros, en Oriente se consolidara un Imperio Bizantino que habría de durar hasta 1453.

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