c. b. e.
Domingo, 5 de junio 2016, 12:49
En primera persona del singular, María Martín, Mercedes Moya; Loreto Castillo; Pilar González, e Inmaculada Morales, desnudan sus emociones y relatan desde dentro los entresijos del proceso de adopción de un hijo. Mariposas en el corazón (Ediciones El Hilo) recoge toda una montaña rusa de sentimientos. Cuatro de las coautoras presentaron ayer el libro en un encuentro organizado por la Asociación Caminantes, y en la que también hubo presencia de Aldeas Infantiles, ya que parte de lo que se recaude con la ventas irá a parar a esta organización.
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La idea de poner negro sobre blanco las experiencias personales surge de «la necesidad de romper con el hermetismo que existe en torno a las familias adoptivas». María Martín, quien también coordina el proyecto, indica que cuando pusieron en común sus vivencias descubrieron un hilo conductor, aunque cada caso con sus singularidades. Y es que la adopción «no es un camino de rosas». El libro es un toque de atención sobre todas las espinas que hay en el proceso, narrado a cinco voces. «Cuando empiezas no piensas que pueda llegar a ser tan duro», afirman.
Y además tan largo, porque los expedientes pueden alargarse no menos de diez años. En todo ese tiempo «pasas por momentos altos y bajos». La montaña rusa emocional «agota física y mentalmente», coinciden. «Cuando te informan de la adopción no te hablan de la mochila de los niños, pero tampoco de la que portan los padres», desvela la coordinadora. Demasiadas trabas solo por querer ser madre.
Tampoco advierten de la «depresión postadopción o de cómo puede llegar a resentirse el matrimonio, de las largas esperas, del racismo que sufren en el colegio o por parte de la sociedad...». Y, por supuesto, avisan del conflicto que en ocasiones se puede generar con la familia biológica, que ante un juez tiene las de ganar, «aunque no tenga medios, ni recursos e incluso digan que no se quieren quedar con el niño».
Sin apellidos
Ante situaciones como la citada, estas mujeres proponen un cambio de la ley vigente, «porque ahora no se mira por el bien del menor», arguye Martín. Una de sus compañeras, Inmaculada, que fue la única ausencia de ayer en Segovia, lleva siete años de lucha por conseguir que su hija lleve sus apellidos.
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Además del frente legal, Mariposas en el corazón también llama la atención sobre la necesidad de que se adopten niños mayores; de lo contrario «languidecerán en residencias». En sus casos, la mayoría de las adopciones son internacionales (Kazajistán, Rusia, China...), en las que la ley actual también posee su influencia ya que «te hace padre desde el minuto uno, mientras que si es nacional hay que pasar por un proceso mucho más farragoso». Que nadie piense que adoptar un menor extranjero ea fácil, porque están sometidos a muchísimos controles».
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