César Blanco Elipe
Miércoles, 1 de junio 2016, 06:32
Un grupo de visitantes extranjeros apostados en unas lagunas observando plácidamente las aves, pero de repente un golpe de viento les hace llegar un pestilente olor de unas cubas cercanas de purín y al final tuvieron que abandonar el lugar porque el «olor era insoportable». Esto ha ocurrido. No es ficción. Lo ha relatado el presidente de la Asociación de Turismo Rural y Activo de Segovia, Domingo Asenjo. La agrupación, que representa a más de 120 empresarios del sector en la provincia (algo más del 30% de los alojamientos en servicio y registrados), está harta de que a las instituciones se les llene la boca cuando se refieren al turismo como el gran motor económico mientras los profesionales que se dedican al turismo rural y activo han de capear con carencias que pueden llegar a ahuyentar a los viajeros.
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El hedor que desprenden las plantas porcinas y los almacenamientos de purín es uno de los grandes inconvenientes que frenan el desarrollo. «Hace seis meses que venimos hablando con la distintas administraciones y se quedó en formar una mesa de trabajo para buscar soluciones, pero por el momento no se ha dado ningún paso», lamenta Domingo Asenjo. La asociación no va a esperar más y va a registrar en los organismos oficiales competentes un estudio realizado a partir de datos que las propias instituciones públicas han publicado y de las opiniones de los industriales.
El resumen ilustrativo de esa documentación es un mapa de la provincia salpicado de problemáticas que afectan al turismo rural. Dividido en cuatro zonas, que responden a los radios de acción de los Grupos de Acción Local, Asenjo ha desgranado que en el nordeste «existe un total abandono» en lo que la cobertura digital se refiere. «No puede ser que una llamada telefónica se corte tres veces en cinco kilómetros», se queja el presidente gremial.
La TDT va y viene
En Tierra de Pinares ocurre tres cuartos de lo mismo, con una señal que se pierde o se capta a duras penas, pero sobre todo con la peste de los vertidos de purín en el ambiente. En Campiña también conviven los dos problemas; mientras que la zona Segovia Sur es la que «funciona más regular». En el eje que va desde Prádena a El Espinar «las redes parecen estar medianamente bien y apenas se notan los malos olores porque casi no hay granjas», explica el presidente de la asociación.
Así que ante un panorama extendido por prácticamente todo el territorio segoviano en el que los malos olores impregnan el aire y en el que los móviles no tienen cobertura; Internet falla, va a pedales o directamente no hay, y la señal de la Televisión Digital Terrestre (TDT) no se ve o va y viene, Domingo Asenjo vaticina que «nuestro futuro está condenado». Para evitarlo, el colectivo del turismo rural y activo reivindica soluciones urgentes e inmediatas porque en estas condiciones «no podemos fidelizar» a los clientes que eligen sus alojamientos como destinos de sus asuetos.
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En el caso de los residuos de las explotaciones porcinas, la respuesta es compleja, admite el presidente. Sin embargo, asegura que hay medidas que se pueden adoptar en breve. Así, solicita al Seprona que ejerza un control «más exhaustivo» sobre las plantas de purín. De todos modos, reconoce que la dificultad cuando las normas andan escasas de regulación y concreción. Sí existe una guía de buenas prácticas europea que no ha sido asimilada por la comunidad, se queja Asenjo.
Inyectores en vez de ventiladores
Y luego están las ordenanzas municipales sobre estos vertidos de purín. Según precisa, solo diez ayuntamientos poseen esta normativa y «no siempre la cumplen con rigurosidad». Frente a esta carencia, la asociación demanda que se incentive a los consistorios para que cuenten con este tipo de ordenanzas; al mismo tiempo sugiere que el vertido no se haga con ventiladores que esparcen el hedor por el aire, sino por medio de inyectores para enterrar los deshechos en el suelo.
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Asenjo recuerda que la guía de buenas prácticas aconseja que las balsas se puedan tapar; pero tal y como se crean la mayoría que se hallan en la provincia, es poco menos que imposible por lo costoso. Esos almacenes de purín «deben de ser profundos y con poca boca y estrecha para cubrirla con tela geotextil», desvela el presidente gremial del turismo rural y activo. Pero prácticamente ninguna explotación cumple con esta práctica.
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