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Miguel de la Quadra, durante una de sus últimas visitas a Segovia. El Norte

La huella segoviana de Miguel de la Quadra-Salcedo

«Era un hombre humilde, sencillo y siempre se mostró cercano a todo el mundo», afirma Salva Lucio, que cubrió la Ruta Quetzal con el célebre aventurero durante muchos años

Carlos Álvaro

Viernes, 20 de mayo 2016, 13:53

La muerte de Miguel de la Quadra-Salcedo se ha sentido especialmente en un rinconcito de Segovia que él frecuentó siempre que la visitó: El Aqüeducto, la tienda de recuerdos que el popular Salva Lucio y su esposa, Angelines, regentan en la calle Teodosio el Grande, a escasos cuatro metros del puente romano. Salva, uno de sus mejores amigos segovianos, está visiblemente afectado, aunque ya sabía que Miguel «andaba mal», dice.

Más de veinte años siguiendo los pasos del célebre aventurero en la Ruta Quetzal dan para mucho. Las anécdotas se agolpan en la cabeza de este folclorista segoviano que tanta alegría ha llevado por las lejanas tierras del Nuevo Continente. «Miguel era un hombre muy especial. Una de las cosas que más me impactaba en aquellas expediciones era el ambiente de convivencia que creaba en el grupo. Los chicos lo admiraban: era un imán para ellos, una persona con mucho carisma, siempre preocupada por limar asperezas, por lograr que el grupo fuera un todo», asegura Salva.

Viajar junto a Miguel de la Quadra Salcedo era una impagable lección de vida, pero también de periodismo: «Era un sabio, un maestro de periodistas y del reporterismo. Sabía perfectamente lo que interesaba a los medios y lo que no. Y, además, el mejor embajador que podía tener este país. Con él no había problemas de rivalidad, de banderas, de presunción; era un hombre humilde, sencillo, y siempre se mostró muy cercano a todos, también a los indígenas». Salva Lucio no es el único segoviano amigo de Miguel. También lo acompañó en sus aventuras por América Julio Michel, el director de Titirimundi. Julio iba con el grupo de teatro Libélula, invitado a participar en la Ruta Quetzal. «Para mí, haber conocido a Miguel de la Quadra supone haber conocido América. Tuve la suerte de recorrer con él más de veinte países, durante muchos años, gracias a la Ruta Quetzal. Le encantaba el sonido de las dulzainas segovianas, que llegó a convertirse en la banda sonora de aquellas excursiones», rememora Michel con nostalgia. También subraya el director del Festival Internacional de Títeres la sabiduría que encarnaba el reportero: «Era un sabio. Lo sabía todo de América, de los países que pisaba, y conseguía que aquellas rutas se convirtieran en algo mágico y misterioso para los chavales que en ellas participaban. Era fabuloso».

En 1995, Miguel de la Quadra-Salcedo pronunció en Segovia el pregón de las Ferias y Fiestas de San Juan y San Pedro. Siempre que pudo hizo pasar la Ruta Quetzal por debajo del Acueducto. Los segovianos guardarán de él un recuerdo muy especial.

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