Un momento de la procesión con el Cristo de las Cinco Llagas.

Los vecinos recuperan la fiesta de la Cruz de Mayo

El pueblo restaura la ermita del Cristo de las Cinco Llagas y la salva del derrumbe

: Moisés Migueláñez Gómez

Martes, 3 de mayo 2016, 12:40

Los vecinos de Migueláñez han vuelto a celebrar el pasado fin de semana la fiesta de la Cruz de Mayo, con la procesión del Cristo de las Cinco Llagas hasta la ermita que ha sido restaurada con el esfuerzo de todos. Esta fiesta se celebraba antiguamente en el municipio el 3 de mayo, en plena primavera, aprovechando la belleza del campo en esta época, y, después de los actos religiosos todos iban de merienda al campo a tomar la tortilla y la tanganilla (pequeña longaniza de la matanza) que se reservaba para esa fecha.

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Con el paso del tiempo la celebración religiosa se fue perdiendo, si bien la tortilla figuraba en el menú de los más viejos. Al respecto, recuerdo con nostalgia, cómo mis padres tomaban siempre la tortilla esa tarde. Primero iban de merienda al Berrueco (cerro cercano al pueblo), luego algo más cerca, a las eras, y años después al borde del camino de salida del pueblo. Y cuando los achaques y la edad les impedían la movilidad, recuerdo que mi padre decía: «Mujer, anímate, venga , vamos a comer la tortilla al patio, que es la Cruz».

El pueblo, como otros tantos de Castilla, ha ido a menos en cuanto al número de habitantes, pero esta celebración gracias al entusiasmo de los vecinos se ha recuperado en plenitud.

Hace años que se recuperó la tradición de pedir viandas por las casas con las antiguas coplillas tradicionales, para después celebrar una merienda popular en el parque de Peñamora. Cada año se bate el récord de gente y de tamaño de las tortillas; este año ha habido varias de 75 huevos.

A las tortillas se unen revueltos de espárragos trigueros del lugar, embutidos y fiambres, todo ello regado de buen vino. El sábado se echó la noche, por cierto fría, pero fue alumbrada con una gran hoguera que sirvió para asar más productos de la matanza así como para combatir el frío .En la fiesta de la Cruz de Mayo todo fue armonía, alegría y unión que es lo que engrandece a los pueblos pequeños. Todos compartimos esta espléndida merienda y aunque hubo muchos visitantes nadie se sintió forastero.

Salvada del derrumbe

Este año, con mucho esfuerzo e ilusión del vecindario, se ha logrado restaurar la ermita del Cristo de las Cinco Llagas, de lo que todo el pueblo se siente orgulloso. Sostienen los vecinos que «se puede decir más que nunca que la unión hace la fuerza, y gracias a ello se ha logrado algo que aunque parezca sencillo es un hito para un pueblo tan pequeño: restaurar la vieja ermita en peligro de derrumbe, y lograr que luzca la belleza de sus paredes originales de piedra y su artesonado de madera».

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En la procesión de Viernes Santo se dejó en la ermita el Cristo de las Cinco Llagas, y este domingo, 1 de mayo, se ofició allí la misa y la veneración de la reliquia del 'Lignum crucis' que, según la documentación que data de 1423, se conserva al menos desde entonces en la parroquia. Posteriormente, la Cruz y la reliquia fueron trasladadas en un solemne desfile procesional a la iglesia, con numerosos vecinos que, como el Viernes Santo, lucían la capa española. A este respecto se puede afirmar que este municipio es uno donde, en relación al número de habitantes, existen más capas y más vecinos que las visten.

Con las celebraciones festivas de este tipo Migueláñez cultiva el espíritu de unión, esfuerzo, ayuda y alegría compartida; así ha sido en el pasado y así desean los vecinos que sea en el futuro el signo que caracterice a su pueblo.

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