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elena rubio
Lunes, 21 de marzo 2016, 11:30
La calle Escuderos está situada en el corazón de la ciudad, y es una de las vías de respiración de la Plaza Mayor, un paso estrecho que desemboca junto a la plaza de San Esteban, en la calle Vallejo, y que da cabida en apenas cien metros a varios negocios, entre los que se encuentran bares, un hostal, una carnicería, y una academia de idiomas. No queda ni rastro de tiendas como la botica por la que era conocida hace un siglo esta vía, según narraba Mariano Sáez y Romero en su libro de 1918, Las calles de Segovia. «En esta calle es conocida de muy antiguo la botica que fue de don Mariano Llovet, político conservador y que ha sido regentada por tres generaciones de padres e hijos, y hay en la calle, tabernas, zapaterías de viejo, la posada del Toro, y otras tiendas de abolengo, pues es un rincón típico de la vieja Segovia».
Y encanto sí que tiene, ya que andar por ella es recorrer parte de la historia de la ciudad, y no resulta difícil quedarse prendado de la conocida como Casa de Don Álvaro de Luna, hoy una academia de idiomas, situada en los números 11 y 13 de esta calle. El inmueble fue construido en tres fases distintas. Su parte más antigua, el torreón, podría ser del siglo XIII o XIV, mientras que la mayor parte del conjunto y el patio presentan características estructurales y estilísticas góticas del siglo XV.
Los enfoscados que asoman en el patio son muy parecidos a los del Alcázar, y se conservan también en varios rincones garabatos de carbón en letra gótica y en latín. En la fachada principal se abren dos ventanas góticas que el marqués de Lozoya atribuyó a Juan Guas, y en la otra esquina, el cuerpo de escalera dio origen a otro torreón paralelo más pequeño.
La casa contiene, además, la única galería de madera de dos lados original del siglo XV en Segovia. Una de las columnas de piedra de seis metros de largo estaba completamente desplomada y apuntalada, y en 1974 se levantó la viga principal con un gato de 40 toneladas y se enderezó la columna, volviendo a ponerle la carga.En torno a 1604 se construyó la portada con el escudo actual de la calle, la ventana del torreón, el decorado y yesería de la gran escalera, además de otros detalles. Por último, posiblemente, fue en el siglo XVIII cuando se debió añadir el tercer tramo de galería, apoyado en dos grandes fustes de olmo, que a su vez descansan sobre dos bases de piedra muy rústicas.
Condestable
Esta casa sigue siendo conocida como la casa de don Álvaro de Luna, político castellano del siglo XIV, que llegó a ser contestable de Castilla en 1422. Hábil y tenaz, venció varias veces a la nobleza castellana, y finalmente fue juzgado y decapitado en Valladolid por orden de Juan II en 1453. Sin embargo, el regidor y su mujer edificaron la vivienda a finales del siglo XV, por lo que «difícilmente pudo visitarla el desdichado Condestable de Castilla», según recoge la web Una ventana desde Madrid.
Todo parece indicar que fue construida por el regidor Diego de Rueda, enterrado en la iglesia de San Miguel y su mujer, Mencía Álvarez del Río, por lo que a día de hoy el inmueble también se le conoce como Casa de los Rueda. «Sabemos, sin embargo, que en los primeros años del siglo XVIII poseía el Mayorazgo de los Rueda con las casas principales que están en la calle de Escuderos, don Manuel de Luna Alarcón y Rueda, soldado de las Reales Guardias de Corps, hijo de don Álvaro de luna Alarcón y Rueda», según recoge Juan de Vera en su libro Casas Blasonadas.
En la calle Escuderos, número 17, también se ubicó la Sinagoga de Burgos, según un documento de 1410, hoy recordado por una placa en hebreo. Según la web red de juderías, existe la hipótesis de que esta sinagoga «fuera el templo de una comunidad de judíos procedentes de Burgos que se estableció en Segovia, dado que ningún judío segoviano parece haber ostentado el apellido Burgos». Podrían haber llegado a Segovia huyendo de las revueltas de 1391. Lo que sí parece claro es que la Sinagogafue expropiada en el año 1412 «al llevarse a cabo el apartamiento de los judíos a la Judería siguiendo las leyes de Ayllón».
En el número 24 de esta calle, (antiguamente número 22), en una vivienda de nueva construcción, se puede contemplar una placa conmemorativa que recuerda que en allí nació Diego de Colmenares, cronista oficial de Segovia, el 26 de julio de 1586.
En la placa, desgastada y en mal estado, se puede leer: En esta casa nació Diego de Colmenares, Cronista de Segovia, el día XXVI-VII-MDLXXXVI, colocada el 3 de marzo de 1951, unas semanas después de cumplirse el tercer centenario de su muerte. También está el escudo de armas de esta familia.
Alta y baja
La calle Escuderos, «cal descuderos en siglos anteriores», como recuerda Juan de Vera, hace siglos estaba dividida en dos: calle de Escuderos Alta y de Escuderos Baja, siendo esta última la más próxima a la zona de San Esteban. Hace un siglo, este último tramo se denominaba calle de Covarrubias, «en testimonio y recuerdo del célebre Obispo segoviano D. Diego de Covarrubias, nacido en Toledo en 25 de julio de 1512. Era hermano del letrado también notable, Antonio Covarrubias, retratado por el genial pintor conocido por El Greco», según recoge Mariano Sáez en el ejemplar Las calles de Segovia. Covarrubias tomo posesión de la Diócesis de Segovia en 1577, siendo sepultado en la Catedral, en un enterramiento yacente que hay en la capilla del Santo Cristo del Consuelo.
Hoy en día muchos de sus edificios recuerdan aquel gran pasado, incluso siguen teniendo el tradicional esgrafiado, elementos que se entremezclan con viviendas de nueva construcción y otras que los años las han ido quitando el brillo que tenían antaño.
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