El grupo de trabajo de los encierros de Cuéllar estudia qué hacer si no entran los toros

El grupo de trabajo que se encarga de la redacción de un borrador que pueda servir como protocolo de actuación durante el transcurso de los encierros de la villa continúa sus reuniones semanales. El trabajo se centra en el análisis de las distintas debilidades y fortalezas del festejo taurino tradicional, teniendo en cuenta la dificultad de controlar el ganado, y las opciones para casos como, por ejemplo, que no entren los toros en el tramo urbano.

Tras varias semanas de estudio dedicadas al recorrido por el pinar y el campo, haciendo especial incidencia en la suelta de los astados de los corrales situados junto al río Cega, en la última reunión el debate abordó las distintas situaciones en las calles, poniendo de manifiesto la necesidad de escuchar la opinión de los pastores o su responsable, así como del director de lidia. Sin embargo, el análisis del traslado por el campo aún no ha concluido, ya que desde el grupo se espera a conocer la redacción final del pliego con el que se licitará la dirección de campo de los encierros, para integrar después en el documento las cuestiones relativas a los caballistas que vayan a participar en el recorrido.

Así, el grupo debatió las medidas a tomar en el caso de que el encierro no llegase a entrar en las calles de la localidad, que ninguno de los astados llegue al recorrido urbano. Aunque la opinión generalizada es que se deben hacer todos los esfuerzos para que el encierro salga bien y llegue lo más íntegro posible al tramo de asfalto, hay que contemplar esta posibilidad, que ya se ha dado en alguna ocasión.

El grueso de los asistentes optaba por no tomar ninguna medida al respecto, considerando que si ningún toro entra al recorrido urbano no habrá encierro. Para muchos esta es la opción más lógica, ya que además se evita tener que adelantar los permisos necesarios para hacer otra suelta de reses, que, por otra parte, deberían ser reconocidas por los veterinarios.

Visitantes

Sin embargo, también se puso de manifiesto que son miles las personas que cada día acuden hasta la localidad para poder ver unos segundos de encierro, por lo que suspenderlo puede suponer que los visitantes no regresen al día siguiente o el año próximo. Algunos aficionados explicaron que es un riesgo que se corre cuándo se acude a este tipo de espectáculos taurinos y también ocurre en otros municipios.

Con estos argumentos, el grupo planteó la posibilidad de realizar una suelta en la calle unas horas después de la suspensión, teniendo en cuenta que uno de los objetivos es que los espectadores y participantes por las calles también estén satisfechos. Y es que darle continuidad al encierro de cualquier forma, es decir, mediante una suelta de reses desde un camión o similar, no es una opción que se valore positivamente desde el grupo, además de convertir el encierro en algo muy diferente de lo que se pretende, por lo que se estudiará otra solución.

También se planteó que no existe la necesidad de realizar otra suelta o similar si la probadilla que se celebra a diario después del encierro queda vistosa. Por esta razón, se pediría al menos un novillo limpio al día, que incluso podría estar anunciado en carteles, con fotografías del ganado, tal y como se hace con los astados del encierro.

Respecto al protocolo de actuación, el grupo de trabajo está estudiando la posibilidad de incluir un cronograma de tiempos y realizar un análisis de resultados una vez que concluya el ciclo, con el fin de conocer la validez que pueda tener este documento.

El objetivo primordial es la pervivencia en el tiempo del encierro tradicional de reses bravas enCuéllar, teniendo en cuenta que es el único y más antiguo que ha mantenido el traslado por campo abierto al uso tradicional a caballo hasta las calles de la villa y después desde éstas hasta la plaza.