Marisa Martín dirige a la Escolanía de Segovia el pasado 22 de diciembre.

Dos décadas de trabajo, constancia y exigencia musical

La Escolanía de Segovia ha formado a más de 300 niños y ha compartido escenario con la Orquesta de Castilla y León, la de RTVE o Amancio Prada

nacho sáez-ical

Miércoles, 6 de enero 2016, 12:44

No fueron pocas las personas que en la tarde del 22 de diciembre no pudieron acceder a la iglesia de San Juan de la Cruz, en el Convento de los Carmelitas de Segovia, donde actuaba la Escolanía de la Fundación Don Juan de Borbón. Cosechó un nuevo lleno en su última actuación del año para celebrar su vigésimo aniversario, que resume una historia de trabajo, constancia y éxito.

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Esta agrupación musical nació hace dos décadas, pero no fue hasta pasados dos años cuando fue presentada públicamente. Durante ese tiempo, su directora de entonces y de ahora, pues no ha cambiado, María Luisa Martín, preparó con mimo a sus componentes para que desde el primer momento la Escolanía de Segovia estuviera a la altura de la exigencia que se habían marcado.

Hoy, es una referencia en Castilla y León en este tipo de agrupaciones. Aunque otras provincias cuentan con sus propias escolanías y también hay numerosos coros infantiles, pocos pueden presumir de haber actuado en el teatro Miguel Delibes de Valladolid junto a la Orquesta de Castilla y León o en Madrid con la Orquesta de Radiotelevisión Española y el Coro Nacional.

En la hoja de servicios de la Escolanía de Segovia figuran estos privilegios y otros como haber colaborado con el cantautor Amancio Prada, la orquesta barroca de Ámsterdam o la Capilla Jerónimo de Carrión. Junto a ellos y a los mencionados anteriormente ha interpretado el War Requiem de Benjamin Britten, la tercera sinfonía de Mahler, la ópera Carmen, Carmina Burana y La pasión según San Mateo de Bach, entre otras muchas.

Esos éxitos son el resultado de «muchísimo trabajo», según María Luisa Martín, quien el pasado año recibió la Medalla al Mérito Cultural de la ciudad de Segovia. «En el canto, como en el deporte, si no hay trabajo, esfuerzo y constancia no consigues nada», subraya, al tiempo que menciona otras cualidades que han sido imprescindibles para que la Escolanía de Segovia no haya dejado de evolucionar en todo este tiempo. Una de ellas es el compromiso. «Es un trabajo continuado, no se puede hacer a trompicones», señala la directora. Otra es la responsabilidad que cada integrante de la agrupación asume con el resto de integrantes de la misma. «Sienten que son imprescindibles para el grupo y entre ellos se generan amistades que se mantienen de por vida», argumenta la propia Martín.

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Medio centenar de niños y niñas de entre 8 y 16 años forman actualmente la Escolanía de Segovia, aunque en sus 20 años de historia han pasado por ella más de 300; algunos de los cuales han estado después en coros universitarios, han seguido dedicados al canto o prometen grandes cosas, como es el caso de una de las niñas que están en el coro actualmente, «que tiene un futuro mundial», según la directora.

«Es una actividad que tiene una formación muy completa y que les marca de por vida. No hay envidias, cada uno acepta el papel que tiene dentro del grupo, hay muy buen ambiente, los más mayores cuidan de los más pequeños, cuando en otras escolanías están separados, y los que entran nuevos se sienten acogidos desde el primer día», cuenta. Para ella, lo más difícil es conseguir que los padres adquieran el compromiso de que sus hijos acudan regularmente a las clases «es lo que más me cansa y me tensiona», afirma y también que estos no bajen los brazos: «Hoy en día los niños tienen muchas actividades y no llegan a todas».

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Inicio de curso

Cada año, diez chavales dejan su sitio a otros diez más o menos. Su salida del coro depende del momento en el que les cambia la voz, en el caso de los niños. En el de las niñas, mientras, se produce mayoritariamente cuando finalizan segundo de Bachillerato. «Pero siempre hay una base porque muchos entran con 8 años y no salen hasta que tienen 16», remarca Martín.

El curso arranca en septiembre con las pruebas a los que aspiran a entrar, pero durante el verano la coral Ágora celebra una actividad de canto que suele contar con la participación de miembros de la Escolanía. Estos se empapan de los conocimientos que les transmiten profesores llegados desde diferentes puntos de España y cuando comienza el curso ya están listos para preparar el programa de Navidad, que es el primero de los tres bloques en los que se estructura la actividad de esta agrupación. El segundo es el de Semana Santa y el tercero está relacionado con actuaciones más profanas que realizan.

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Una «dura» labor para un coro de niños, según la directora, que también lidera las tareas específicas que les llegan. Con motivo del quinto centenario de Santa Teresa estuvieron inmersos en un programa en torno a esta figura y no es raro que les salgan otros encargos. Para afrontarlos, ensayan los lunes y martes por grupos durante una hora y cuarto, los viernes todos juntos durante dos horas, y algún sábado también si la prisa apremia por la proximidad de alguna actuación.

Sonido especial

«La Escolanía de Segovia siempre ha tenido un sonido que ha llamado la atención, pero hay años que nos salimos de todas las actuaciones que tenemos y otros, sobre todo durante la crisis, que hemos estado más parados», comenta la directora. Para el próximo mes de febrero la Fundación Don Juan de Borbón trabaja para que Segovia acoja un encuentro de coros de voces blancas, y ayer, antes de que llegara la Cabalgata de Reyes, actuó a los pies del Acueducto.

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Son las dos primeras citas del año de la escolanía, que tan sólo cobra una pequeña cuota de seis euros a sus integrantes por la camiseta que les entrega cada curso. También les solicita una fianza por las túnicas que utilizan en los conciertos, pero el resto de la financiación procede de los recursos propios de la Fundación Don Juan de Borbón según explica la coordinadora de esta institución, Teresa Tardío y de la subvención que les concede el Ayuntamiento de Segovia.

Las posibilidades económicas limitadas no han impedido, sin embargo, que sea conocida en toda España, donde hay escolanías «muy buenas» y donde «ha aumentado la calidad y la cantidad», según la directora. Cuestión de trabajo, esfuerzo y constancia. «Como no puede ser de otra manera en este campo», concluye Marisa Martín.

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