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Cata dirigida en el Palacio Quintanar por Henar Olmos.
El día de las Henares, los picudos y Los Mellizos

El día de las Henares, los picudos y Los Mellizos

El Palacio Quintanar, el Parador de La Granja y el restaurante Los Mellizos, focos de interés enológico

carlos iserte

Martes, 24 de noviembre 2015, 11:00

El sábado tarde/noche fue un ir y venir de catadores y amantes del vino. ¿Dónde ir? ¿Qué elegir? ¿El parador de La Granja, Palacio Quintanar o Carbonero El Mayor? He ahí el dilema. Sin embargo, los tres espacios tenían algo en común. Mientras que Henar Olmos maridó con su potente voz los vinos servidos en Quintanar y Carbonero, otra Henar, en este caso Henar Puente, mejor sumiller de España en 2004 y responsable de la bodega del Parador del Real Sitio, cataba vinos de la variedad de Prieto Picudo, que también eran probados en el Palacio Quintanar que acogía la presentación de los vinos de Avelino Vegas. ¿Casualidad, o carambola diseñada por Beatriz?

Vayamos por partes, Henar Puente, junto al Gran Mazaca, fue la encargada de presentar un albarín y Prieto Picudo de la bodega leonesa de Pardevalles. El blanco Corraleón, fermentado en barrica durante 5 meses estaba para chuparse los dedos: fruta fresca, hierba recién cortada, fresco, sabroso y elegante, una maravilla; mientras que el picudo, sometido a una maceración pelicular (hollejos+mosto) era pura delicia de fresa, pero de fresa de chuches, cítrico y potente. La seriedad la aportó el madrileño (Chinchón) Señorío de Val Azul, un coupage de syrah, cabernet sauvignon y merlot, correcto.

Mientras tanto, en la capital, en Palacio Quintanar, la familia Avelino Vegas, un clásico de los Otoños Enológicos, llevó su popular verdejo Circe, el rosado Prieto Picudo Nicte y los tintos Fuentespina 7 y Fuentespina Selección. De los dos primeros, qué decir, que son vinos correctos calidad/precio, pero que no dejan de ser más de lo mismo, mientras que los tintos sólo son aptos para los amantes de la madera, que haberlos haylos (y tantos). A mi entender, tanto el 7 como el Selección tienen una sobreexposición de barrica que se come en parte el aroma frutal del vino, algo duro. Sin embargo, la cata es subjetivismo puro y para gustos los colores.

Una noche que echó el telón en el restaurante Los Mellizos, de Carbonero el Mayor, donde el magisterio de Pablo Martín se hizo notar en la selección de vinos de Paco Plaza: Laudum (monastrell-Jumilla), Honoro Vera, para mi gusto un Calatayud de altura con la dama de todas las uvas como protagonista, la garnacha, sin que faltará en la mesa un Ribera como El Lagar de Isilla (Aranda), ni qué decir del protagonismo del verdejo, en este caso un vino tan musical como el UkeLele. Como decimos, noche apretada y llena de buenas y excelentes intenciones directamente proporcionales al gusto de los catadores que se dieron cita en alguna de las tres veladas.

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