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Una de las imágenes recogidas en el libro. El Norte
Etnografía en estado puro

Etnografía en estado puro

Carlos Porro recupera en un libro parte del archivo fotográfico del padre Benito de Frutos

el norte

Domingo, 15 de noviembre 2015, 12:11

El conocido etnógrafo Carlos Antonio Porro presentará el próximo jueves, a partir de las 19 horas en el salón de plenos del Palacio Provincial, el libro Entografría de la imagen en Segovia. La colección del padre Benito de Frutos. Esta publicación es el fruto de más de dos años de trabajo que Porro ha podido realizar gracias a una de las primeras becas de investigación concedidas por el Instituto de la Cultura Tradicional Manuel González Herrero, organismo dependiente de la Diputación.

Porro se muestra muy satisfecho del resultado obtenido y cree que la publicación que se presentará el jueves en Segovia servirá de «libro de cabecera» para quien quiera dedicarse a trabajar la indumentaria de baile. «Para mí es el trabajo que con más gusto y más placer he hecho, aunque también con más sacrificio. Gracias a la beca me he obligado a sentarme, a escribir, contrastar información, documentar y trabajar en serio, pues conocía fotos, pero nunca me ponía en firme a trabajarlo». El conocido etnógrafo, que es licenciado en Geografía e Historia en la especialidad de Arte y Técnico Especialista de la Tradición, coordina desde 1985 el Archivo de la Tradición Oral de la Fundación Joaquín Díaz de Urueña (Valladolid).

Porro ha manejado unas 300 placas de las más de 1.300 que componen el archivo del padre Benito de Frutos, que se guarda en el Santuario del Henar de Cuéllar. En concreto, seleccionó aquellas de tipo costumbrista. Son placas fotográficas que Benito de Frutos realizó entre 1905 y 1928 por la provincia de Segovia, en localidades como Zamarramala, Riaza, El Espinar, Frumales, Sanchonuño o Cuéllar. «Algunas fotos se conocían, pero no estaban documentadas ni datadas», recordó Porro, quien ha realizado un estudio de cada placa, datándola y fechándola, porque «no se sabía ni a qué pueblo correspondía, ni a que fiestas».

Junto a fotografías de gente que viste indumentarias tradicionales segovianas, que permiten «reproducir hechuras, motivos o paños, hay también otras de danzas, festivales folclóricos o incluso visitas de autoridades a diferentes lugares».

Un mes de escaneo

El etnógrafo becado por el Instituto dedicó casi un mes a limpiar y escanear las fotografías en el mismo Santuario del Henar. «Dedicamos unos diez minutos al escaneo de cada una con la idea de que no volvieran a tocarse nunca más. Después las volcamos en positivo e hicimos una copia para poder trabajar con ellas». La mayoría de las placas son de 10 por 15 centímetros, aunque hay algunas más grandes, de 20 por 15 centímetros.

Después vino un trabajo más minucioso de localización y datación de cada una de la fotografías para lo que recurrió a distintos instrumentos como la hemeroteca de El Adelantado; los archivos históricos de Cuéllar, Villacastín o El Espinar; el archivo Municipal de Segovia o la Biblioteca de la Diputación; y otros periódicos y revistas de 1900 a 1930 para «ver qué fiestas, encuentros o visitas había, que nos permitieran localizar cada una de las fotografías». «Hemos compuesto una especie de puzzle, viendo qué relación tenían unas fotografías con otras, y al final hemos localizado una a una, el por qué de la foto y el momento en que se hizo, y casi hemos llegado a descubrir el nombre de cada de los protagonistas de cada placa».

El resultado ha sido un estudio de etnografía muy importante a partir de esas 300 fotos, que ha permitido comparar piezas y establecer límites comarcales del uso de determinadas prendas.

Quince capítulos

El libro, que se puede adquirir ya en las librerías, se divide en quince capítulos. Tras hablar del fondo fotográfico del Padre Benito de Frutos, se adentra en su figura y su vida (1871-1941), y su faceta como visitador y miembro de la Comisión de Monumentos.

Tras dedicar un capítulo entero a la montera, «emblema segoviano y muchas veces referente nacional», comenta Porro, quien en el libro habla de cómo se ha ido desarrollando esa pieza desde el siglo XVIII hasta el XX; entra ya a detallar las placas, distribuidas por distintos acontecimientos. Así, el Padre Benito de Frutos documentó gráficamente desde la fiesta del traje en Riaza en 1923, pasando por una boda serrana en El Espinar en 1924. Tampoco falta la exposición del bordado segoviano que acogió el Palacio de la Diputación en 1924, los concursos folclóricos de El henar de 1925 y la romería de ese mismo año o la visita de Primo de Rivera a Segovia en 1926.

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