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Los integrantes del Brillant Magnus Quintet, durante un momento de su actuación.

Esplendor

«El programa ofrecido recorrió algunas de las más célebres páginas del momento más esplendoroso del Barroco»

LUIS HIDALGO MARTÍN

Miércoles, 22 de julio 2015, 13:37

como viene siendo habitual desde hace cuarenta y seis años, la Semana de Música de Cámara reserva uno de sus conciertos para dar oportunidad al realce de los órganos de la Catedral. Fuera de los actos litúrgicos, que en los últimos años cuentan con el concurso de dos magníficos organistas segovianos como Javier Santos y Ángel Montero, no son muchas las ocasiones de poder escuchar estos instrumentos, de ahí que este tipo de iniciativas como la organizada por la Fundación don Juan de Borbón encuentren siempre una respuesta de público formidable.

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Pareciendo ya superada la polémica sobre la restauración llevada a cabo hace cuatro años del órgano de la Epístola, llama poderosamente la atención que Brillant Magnus Quintet se decantase para interpretar su concierto por el órgano del Evangelio, de mayor amplitud pero con registros deteriorados y pendiente también de una necesaria, minuciosa y respetuosa restauración.

El programa ofrecido por el espectacular Brillant Magnus Quintet recorrió algunas de las más célebres páginas del momento más esplendoroso del Barroco. El, no por frecuente menos hermoso, Jesus bleibet meine Freude de Bach, el himno procedente del oratorio Judas Macabeo de Haendel tan habitual en ceremonias nupciales el impetuoso preludio del Te Deum de Charpentier, ofrecido como propina, o la siempre impresionante Batalla Imperial de Cabanilles (cuya autoría es últimamente cuestionada por la musicología moderna) fueron muy bien acogidas por el público y demostraron que no siempre los programas inéditos son los más exitosos.

La espectacular Sinfonía de Fanfarrias de Mouret, el Concierto en re mayor de Vivaldi uno de los muchos que Bach reescribió así como el dinámico Sound the trumpet de Purcell o el bellísimo Preludio y fuga de Pachelbel, marcaron momentos de gran interés interpretativo por la variedad tanto de carácter como de combinaciones instrumentales empaste de las tres trompetas y belleza de sonido.

Cualidades positivas que no obstante se vieron mermadas por las constantes pausas para afinar y por ciertas descoordinaciones rítmicas del conjunto de trompetas y timbales con respecto a la parte organística, producida posiblemente debido a una audición defectuosa entre los intérpretes.

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La presencia de trompetistas y timbalista en la parte delantera del coro fue un acierto más al añadir el interés visual que en los conciertos organísticos suele estar ausente.

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