El Fandi (i), Víctor Barrio y Miguel Abellán, salen en hombros de la plaza de toros de Segovia.

Abellán, El Fandi y Víctor Barrio suman siete orejas y salen a hombros del coso de Segovia

La plaza segoviana recupera la corrida de San Pedro con un festejo del agrado de los aficionados

S. H. R.

Domingo, 28 de junio 2015, 23:41

La fiesta se apoderó en la tarde de ayer de la plaza de toros de Segovia, que volvió a acoger un festejo mayor con motivo de las Ferias y Fiestas de San Juan y San Pedro por iniciativa de la empresa Tauroemoción. La terna de matadores salió en hombros por la puerta grande y el público salió encantado al finalizar el espectáculo. El mejor lote de la tarde le correspondió a David Fandila 'El Fandi'. A destacar el segundo toro de la corrida, el mejor del encierro.

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Turquesito, burraco de 490 kilos, ya había destacado a la vista en la finca de Quintanar y no defraudó a los aficionados. Peleó en el caballo como no se veía en Segovia desde hace años. El Fandi levantó a los tendidos con su característico estilo de banderillear. Ya en la faena de muleta, el astado se mostró codicioso, repetidor y, sobre todo, mostró la humillación como mejor virtud. Un toro que nunca se cansó de embestir, hasta el punto que el público comenzó una tímida petición de indulto.

Finalmente, el diestro granadino tomó la espada y tras pinchar en lo alto, recetó una estocada algo desprendida. Dos orejas.

En el quinto, y como había hecho en el primero de su lote, El Fandi saludó con una larga cambiada de rodillas. Verónicas templadas y media saliendo más allá de las rayas. El granadino colocó al toro galleando, para un puyazo bien señalado. Aunque el toro topó con el pie del picador, que a punto estuvo de caer del caballo.

Quite por navarras ante un animal sin demasiadas fuerzas. Y la apoteosis llegó en el tercio de banderillas. Al son de una jota segoviana, El Fandi puso el par de la moviola, que levantó a los tendidos, otro de dentro a fuera y el tercero, al violín. Los ánimos pidieron un cuarto par de banderillas, que el torero colocó, en los medios (su mejor par de la tarde), con el tercio ya cambiado. El público estaba con El Fandi y la movilidad que le quedó al toro fue suficiente para que cortara otro apéndice, tras un pinchazo y una estocada desprendida.

El peor lote, para Barrio

El segoviano Víctor Barrio tuvo que conformarse con el peor lote de la corrida. En su saludo al tercero de la tarde, se vio apurado tras rematar con una media verónica. El astado le destrozó el capote y rasgó su taleguilla de abajo a arriba, junto al bordado. Trolerete se dejó pegar, aunque perdiendo las manos. Brindis al público y faena seria, consiguiendo series de mérito con la mano derecha, ante un animal venido a menos, que cada vez se quedaba más corto en la muleta del segoviano.

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Ya con la mano izquierda, Víctor Barrio le robó muletazos, provocando al toro y en la distancia corta. Tras cinco manoletinas citando de frente, pinchazo hondo muy agarrado, que sirvió para que el tercero doblase.

El diestro de Grajera saludó al que cerró plaza con una larga cambiada de rodillas y ofreció una más al citar a Cocotero para llevarle hasta el caballo del picador. En banderillas, par de mérito de Curro Robles, que ya había mostrado dotes lidiando al tercero.

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El público (la entrada fue de bastante más de media plaza), se entregó al segoviano. ¡Viva el torero de Segovia!, se oyó desde un tendido de sol durante la faena de muleta. Barrio tuvo que tirar de técnica, dejando la tela muy puesta al toro, para que repitiera en sus embestidas. Muy por encima de su oponente, concluyó con un desplante y, tras un pinchazo, estocada fulminante.

Dispuesto se mostró Miguel Abellán durante todo el festejo. El primero fue el más flojo del encierro, evidenciando fuerzas justas desde el comienzo de la lidia. Una condición que afectó a la faena de Abellán, porque su enemigo apenas transmitió emoción a los tendidos. Un toro soso al que recetó una estocada entera y algo desprendida.

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En el cuarto, nuevamente el torero se mostró por encima del astado, cuyas emebestidas, con cabezazos y gañafones, no hicieron fácil el manejo de los trastos. Con buen criterio, el diestro optó por la media altura con la muleta, para evitar las caídas del animal. De esa manera, Abellán consiguió ligar los pases y llegar a los tendidos. En la suerte suprema, estocada tras pinchazo.

Unas actuaciones que sirivieron a los tres matadores del cartel para triunfar en la plaza de Segovia. Antes de cayera el sexto de la tarde, decenas de aficionados esperaron junto a la puerta grande de la plaza capitalina, para asistir a la salida en hombros de los tres espadas. El calor meteorológico que ofreció la tarde, se tradujo en éxito para el festejo.

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