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daniel martín arranz
Lunes, 1 de junio 2015, 21:26
Los aficionados taurinos de la villa volvieron a disfrutar en su coso de un festival, en este caso del arte del rejoneo, para ayudar a una buena causa. Y es que conseguir fondos para los damnificados por los terremotos en Nepal era el objetivo que ha unido a rejoneadores, aficionados y al resto de colaboradores en este festejo. La iniciativa no ha estado exenta de polémica en relación a la donación por entrada que se iba a hacer, y que irá destinada a Cáritas para contribuir al desarrollo de sus programas de ayuda en esta zona del mundo.
Uno de los organizadores, Julián Alonso, señaló que «es pronto para hablar de la recaudación». Calcula que hasta el jueves no tendrán cifras exactas, ya que queda por contabilizar la cantidad recaudada en bares que han vendido entradas.
Los promotores de la iniciativa estiman que hubo algo menos de 600 espectadores, por lo que «la entrada no ha cubierto las expectativas creadas», indicó Alonso.
En cuanto al festival propiamente dicho, hubo luces y sombras. Luces por los rejoneadores que pusieron de su parte ante novillos que no estuvieron a gran altura, y sombras porque el éxito colectivo estuvo cerca, pero Manuel Manzanares erró con los estoques y no pudo culminar una excelente faena.
Abríó la tarde Joao Moura hijo, que regresaba a este coso donde ya ha actuado previamente, en las fiestas en honor a la Virgen del Rosario, y en su primer novillo le puso ganas, pero el de Martín Alonso no acompañó al lusitano, que solo pudo recibir las palmas del respetable. En su segundo novillo de la tarde ofreció Moura una buena faena, y tras un rejonazo consiguió llevarse su única oreja de la tarde.
Manuel Manzanares, hijo del fallecido José María Manzanares y hermano del torero José Mari Manzanares, había levantado una gran expectación en los días previos al festival, provocada en parte por el éxito cosechado en los festejos de este 2015.
Llegaba a Cuéllar con Príncipe, un caballo heredero de otro con el mismo nombre que dio muchas tardes de gloria a su padre,. El rejoneador alicantino levantó las palmas del público en numerosas ocasiones con una faena brillante, pero su mal hacer con los aceros tiró por tierra el trabajo de una tarde. Le sucedió con el primer novillo, y también con el segundo, cosechando silencios por partida doble.
Una oreja protestada
Cerró el cartel el joven de 19 años Manuel Moreno, que brilló en banderillas y en la faena en su primer novillo con Ferrari, caballo a tener en cuenta por su torería andando de costado. Tras rejón y descabello se llevó una oreja muy protestada, concedida finalmente desde el palco.
Y en el sexto y último que cerraba la tarde, formó un binomio perfecto con Vizir, otra de las joyas que tiene este joven. Tenía que acertar con los estoques para cerrar una brillante faena, y lo hizo. Dos orejas y una atronadora vuelta al ruedo que precedió a su salida por la puerta grande de la Plaza de Toros de Cuéllar.
Pero lo verdaderamente importante de este festival taurino era la solidaridad para ayudar a los afectados por el terremoto en Nepal, algo que agradecieron tanto la empresa Ramguertauros S.L. como el Ayuntamiento de Cuéllar, organizadores de este acto. Además, sigue abierta una fila cero para seguir con la aportación de ayudas.
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