CRISTINA VEGA
Domingo, 26 de abril 2015, 16:24
La intensa lluvia que ha caído durante la mañana dominical ha afeado los actos, pero no ha restado una pizca de sabor a la Feria de Chorizo. Cantimpalos ha vivido a cubierto la exaltación del producto que sitúa al municipio chacinero segoviano en el suculento y copioso mapa gastronómico nacional.
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A pesar del indigesto aguacero, la cita ha mantenido su aroma popular y festivo, y ha vuelto a ser un extraordinario escaparate para promocionar la despensa de Cantimpalos y sobre todo su embutido más típico y renombrado. Además, y con el apoyo institucional de la Diputación a través de Prodestur y el sello de Alimentos de Segovia, el evento amplía la difusión a otras viandas típicas de la provincia y, por supuesto, potencia el consumo del chorizo autóctono, un manjar tradicional con identidad propia que puede degustarse solo o acompañado de otras delicias que da esta tierra, como demuestran los cocineros edición tras edición.
Y aunque los nubarrones han ensombrecido la celebración, no han amedrentado a la organización, que ha intentado hacer todo lo posible para cumplir el programa previsto y no defraudar al numeroso público que suele acudir a Cantimpalos para saborear ese solaz enaltecimiento del chorizo.
Claudia Gilmartín gana el concurso
La alcaldesa cantimpalense, Inés Escudero, asumía el contratiempo de la lluvia, pero afirmaba que la cita con la feria no iba a suspenderse. A las nueve de la mañana, cuando se ha empezado a cocinar la comida, apenas llovía; pero cuando ya estaba todo montado para recibir el apogeo de la exaltación es cuando el aguacero más ha arreciado. El Ayuntamiento ha buscado entonces una alternativa a los actos al aire libre y ha habilitado el salón multiusos para que los comensales pudieran resguardarse y dar buena cuenta del plato elaborado por la Asociación de Cocineros. Unos contundentes garbanzos con chorizo de Cantimpalos para el yantar popular.
En ese cobijo también ha tenido lugar también la entrega del premio del concurso de cocina, aunque esta vez la falta de espacio ha abortado la ceremonia del pesaje de la ganadora, tal y como manda la tradición de la feria, para entregarle su peso en chorizo. Este año la vencendora ha sido Claudia Gilmantín, que se ha librado de sentarse en la báscula pero que se ha llevado a su casa unos cuantos kilos del rico embutido.
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Por su parte, los puestos de alimentación y artesanía poco a poco se han ido desmontando y apenas han quedado unos cuantos valientes que han aguantado hasta el final.
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