Toda una vida dedicada a la madera
El cuellarano Adolfo Gómez ha realizado piezas para la Semana Santa, Artillería y de diferentes temáticas durante más de medio siglo
daniel martín arranz
Domingo, 19 de abril 2015, 12:07
Por sus manos han pasado miles de maderas, en ellas se puede ver el desgaste de haber trabajado durante toda una vida tallándolas. A sus 71 años, y ya jubilado, Adolfo Gómez Cachorro sigue dedicándose a su verdadera pasión: tallar madera. Es uno de los oficios más ancestrales que se conocen, y que con el paso de los años ha ido adquiriendo un mayor valor. Durante toda una vida dedicada a esta profesión ha realizado todo tipo de adornos para muebles, escenas con varias figuras, jambas, temas religiosos, de caballería, escenas de guerra, bustos o tallas.
Sus inicios se remontan a los años 50, cuando con solo siete años ya empezaba «a tocar la bandurria y le lijaba las piezas a mi hermano Justo», afirma Adolfo. Entre ceja y ceja siempre tuvo la madera, y ahí empezaría en una profesión que nunca ha abandonado. «Es lo que he hecho toda la vida», señala.
Se crió en una familia muy numerosa, con nueve hermanos, y pronto supo que el colegio no era lo suyo, y sí la música y el dibujo. A los 14 años entraría en una fábrica de muebles propiedad de Jacinto de las Eras, y ya estaría vinculado para siempre como tallista. Hoy guarda varios cómics que realizó, dibujando con una precisión que muchos envidiarían.
Observación
Su aprendizaje se basó en la observación, nunca quiso a ir a una escuela o taller de especialistas, y siempre trabajando en empresas de madera, para montar después su propio taller. Si le preguntas por el tipo de madera que es mejor para tallar, él tiene claro: «La madera de nogal». Sin embargo, «el pino de Valsaín no porque no se puede trabajar». En la actualidad, Adolfo Gómez posee en en su taller más de 200 gubias, formón de mediacaña que usan los carpinteros, o tallistas de la madera para las obras delicadas.
Durante décadas ha realizado piezas de madera que hoy forman parte de iglesias, principalmente en Valladolid, aunque su trabajo también puede verse en Almazán (Soria), Zaragoza, Burgos o Salamanca. Y es que este artesano ha tenido un mayor reconocimiento en el exterior que en la propia villa.
Destacan las obras realizadas para la imaginería de la Semana Santa de Medina de Rioseco, y también piezas de artillería. La temática es muy amplia. Además, ha realizado diferentes exposiciones a lo largo y ancho de la Comunidad y recibió varios premios de escultura en Segovia en el año 1965, destinados a jóvenes y cuyos diplomas luce orgulloso en su actual lugar de trabajo.
En esta profesión ha vivido muchas anécdotas, como la relacionada con un cuadro del Quijote: «Jacinto de las Eras me dijo: Mira a ver si eres capaz de hacer esto. Me lo dio un sábado por la tarde para sacar el dibujo exclusivamente, yo me lo llevé y el lunes por la mañana tenía que llevar el cuadro». Y vaya que si lo consiguió hacer. Otra anécdota sucedió con un amigo íntimo suyo, Celso, un cura de la parroquia de El Henar que le ofreció un viaje de quince días pagados para visitar Roma y Jerusalén si le daba un cuadro de la Virgen del Henar. Él se negó. Su trabajo es puro sentimiento: «Me gusta y disfruto, no hay dinero para pagar las obras que tengo aquí», indica Adolfo.
Ahora, jubilado, sigue trabajando en el taller y lo hará «hasta que las manos me dejen, yo es donde disfruto, no puedo hacer otra cosa que estar aquí», subraya este tallista. Algún día dejará un gran legado a sus hijos, aunque ninguno se ha aficionado a esta profesión, lamenta.
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