Participantes en la ofrenda floral realizada en el cementerio conversan con la concejala Mari Carmen Gómez (izquierda).

Más luz sobre Alfonsa de la Torre

Una ofrenda floral abre los actos homenaje a la poetisa, que el 4 de abril hubiera cumplido un siglo de vida

PPLL

Domingo, 5 de abril 2015, 12:44

Con un acto sencillo, pero cargado de emoción y cariño, y sobre todo de recuerdo, arrancaron las actividades conmemorativas del primer centenario de Ildefonsa Teodora de la Torre y Rojas, Alfonsa de la Torre. Desde ayer, 4 de abril, fecha en la que hubiera cumplido 100 años, luce una placa en su panteón familiar con el poema Apparebit repentina dies, que dice así: «Qué cansado está el cielo de ser cielo, der ser azul y negro, der ser claro, de ser cielo. Qué cansado está el cielo». Y sigue: «Qué cansadas las olas de ser olas, de ser olas inquietas, de ser olas serenas, de soñar siempre solas, y qué cansadas las olas de ser olas». Durante el acto se leyeron poemas y se realizó una ofrenda floral.

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Alfonsa de la Torre nació en Cuéllar un 4 de abril de 1915 y falleció el 19 de abril de 1993. A lo largo de sus 78 años dejó su impronta gracias a una cuidada y extensa obra, que ha sido más reconocida en el exterior que en la villa donde nació. Una vida que pudo quedar marcada en sus primeros años de vida, ya que desde los tres a los seis años padeció ceguera. Su recuperación la llevó a cabo en su finca familiar, en La Charca, situada actualmente en la autovía de Pinares, en dirección a Segovia.

Sus primeras letras las aprendió en el Colegio Divina Pastora de Cuéllar, aunque también su madre la leía poemas. El antiguo Colegio de Niñas Huérfanas, fundado en 1757 por Francisco Ovejero, fue sin duda un lugar muy importante para ella, del que hoy en día solamente se conserva su capilla. La concejala delegada de Cultura, Mari Carmen Gómez, ve este lugar como la simbiosis perfecta entre la vida y la obra de Alfonsa de la Torre por todo lo que representó.

Prosiguió sus estudios en el Colegio San José de Segovia y en Madrid realizó la carrera de Filosofía y Letras con profesores como Pedro Salinas o Dámaso Alonso. Su tesis doctoral, que ha sido remitida al Ayuntamiento de Cuéllar, fue calificada en 1944 con el premio extraordinario. Abordaba en ella la figura de Carolina Coronado, poeta romántica, de principios del siglo XIX. «Ella no vivía de la literatura, su familia era muy acomodada y se la permitió estudiar fuera», señala Gómez.

Poco a poco fue cultivando una poesía muy mística, «una literatura muy culta, de mucho nivel», afirma Mari Carmen Gómez. Ese misticismo le vincula con Santa Teresa de Jesús. Creía en la reencarnación, de ahí que llegase a afirmar que en otra vida era profesora en la Escuela de Alejandría, que estudió en su biblioteca y presenció la entrada de Alejandro Magno en la ciudad.

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Premio nacional

Perteneciente a la Generación del 36, su primera obra fue Égloga, aunque el legado más importante que dejó fue el Oratorio de San Bernardino. Alfonsa de la Torre fue la primera mujer galardonada, en el año 1951, con el premio Nacional de Literatura en la modalidad de Poesía. Escribió mucho, aunque también es cierto que se han perdido muchas de sus obras.

Otra creación especial fue Epitalamio a la reina Fabiola, a la que le dedicó una serie completa de esta obra, en la que recrea poéticamente las principales ciudades belgas. Regaló muchas obras dedicadas porque tenía grandes amigos. «Se codeaba con lo mejor de la literatura de la época, su vida en la etapa de posguerra fue muy difícil y supo salir adelante como mujer», señala Gómez.

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La concejala confiesa que tiene una duda que corroe a muchos cuellaranos, y es «por qué siendo todo en los años 50, no quiso ser nadie y vino a Cuéllar y se encerró». Quizás todo lo dicho anteriormente choque con su personalidad, contradictoria por momentos, y que ha sido la que ha generado muchos comentarios dispares.

De ahí que en la villa se forme una imagen suya como conservadora, progresista, silenciosa, extrovertida y tímida, aunque también a veces amable y antipática. «Fue una persona muy particular», concluye la concejala de Cultura.

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Su obra fue evolucionando y la última parte «es difícil de entender», señala la representante municipal, a la par que lamenta que «haya muchas obras perdidas», también de teatro, estudios o numerosos cuentos. Quizás sea La plazuela de las obediencias, un ensayo autobiográfico, el libro que marcó un antes y un después en su obra.

Más actividades

La programación especial que el Ayuntamiento de Cuéllar ha diseñado con motivo del primer centenario del nacimiento de la poetisa cuellarana incluye más actividades. El viernes 10 de abril, en la biblioteca pública Cronista Herrera, se conmemorará el V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa con una historia para niños que les acercará la figura de la mística. Al día siguiente, en la sala Alfonsa de la Torre, tendrá lugar un recital poético y lírico bajo el título Una castellana vieja, y recia de nombre Teresa, a cargo de Paloma Gómez Borrero, acompañada por los músicos Luis Santana y Antonio López Serrano.

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El siguiente viernes, 17 de abril, se celebrará el concierto Con nombre de mujer, homenaje a cargo de Rita Barber y Fredi Marugán. El sábado 18 se presentará la publicación: Alfonsa de la Torre (191-1993) en la poesía de la primera postguerra, del escritor José Luis Molina. Y el domingo 19 se conmemorará el XXII aniversario del fallecimiento de la poetisa con la danza Párrafos, a cargo de Girasol, Flamenco y Pepa Sanz.

Festeamus también se sumará a la conmemoración con un Acto poético, artístico, teatral y musical para evocar la figura de Alfonsa, el 24 de abril. Al día siguiente tendrá lugar un Acto Poético Llámame Alondra, y cerrará los actos el día 29 la presentación del cuento Alfonsina de los lekitos perdidos, de Chari Alonso. Durante todo el mes se puede disfrutar de la exposición Teresa, la de Jesús buscando.

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