Miguel Ángel López
Lunes, 2 de febrero 2015, 14:40
José Luis Resco Prieto (Ávila, 1964) reside en Segovia desde 1980, y le gusta mucho pasear por la ciudad. Llegó al ser destinado su padre a la Comandancia de la Guardia Civil tras haber pasado por los cuarteles de Pedraza y Nava de la Asunción. Cuando terminó COU, José Luis decidió seguir los pasos de su progenitor e ingresó en la Benemérita; al terminar la formación pidió destino en el Grupo Antiterrorista Rural y, tras unos meses en el puesto de Valverde del Majano, fue destinado a la segunda compañía con destino en Guipúzcoa. Allí «un brusco giro cambió mi vida y la de mi familia», ha comentado este lunes. En 1991, durante una operación para desarticular un comando terrorista de ETA, un disparo le quebró la columna vertebral y le dejó en una silla de ruedas. Desde entonces ha ido «conociendo Segovia desde otra perspectiva». En silla de ruedas. Acompañado por amigos o solo porque, ha insistido, «me gusta mucho pasear por Segovia».
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El Ayuntamiento de Segovia ha reconocido este lunes al guardia civil José Luis Resco su lucha por la libertad y la seguridad. La alcaldesa Clara Luquero le ha entregado en el antiguo Salón de Plenos el diploma de Hijo Adoptivo de Segovia, el título que merece porque «con su valiente acción en acto de servicio, pagó con su integridad física la desarticulación de un comando terrorista con una amplia trayectoria criminal de la historia de ETA».
Además, ha resaltado la alcaldesa, «en la historia de las ciudades, esa que se escribe día a día, nos encontramos con personajes más o menos anónimos que dejan su huella en la urbe y, sin su protagonismo, éstas no serían las mismas». Y Resco es un ejemplo «del valor de muchos hombres y mujeres al defender nuestro Estado de Derecho, nuestra democracia y la convivencia pacífica de nuestra sociedad de los ataques de la sinrazón terrorista».
Libertad y seguridad
Luquero ha expresado el orgullo de Segovia por contar con un ciudadano como él, pues «José Luis, como víctima del terrorismo, encarna, la libertad, la seguridad y los valores de la sociedad frente a la barbarie terrorista, y dignifica la profesión del Guardia Civil y la prestigia», y «las víctimas deben ser reconocidas y no caer en el olvido, por lo que homenajes como este sirven, no sólo para transmitir nuestro cariño y reconocimiento, sino expresar de forma pública la comprensión, apoyo y afecto de la sociedad segoviana».
El agente ha agradecido el reconocimiento, primero a quien lo propuso, el teniente coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Segovia, Fernando Gil, y después a la Corporación municipal por aprobarlo de forma unánime en junio de 2014. Su discurso ha evocado sus vivencias en Pedraza, en Nava de la Asunción y en Segovia, primeros destinos de su padre en la provincia, su formación y el suceso que el 16 de agosto de 1991 dio «un brusco giro» a su vida, que le mantuvo diez meses en el hospital y que hizo que «todo aquello que me parecía fácil se convirtiera en muchos cruces de caminos».
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«No me tomé muy bien estar en silla de ruedas», ha reconocido José Luis Resco, pero la familia y los amigos tiraron de él y por eso, ha manifestado, «no puedo pasar por alto a los amigos que me han apoyado todos estos años», entre ellos los de la unidad del Grupo Antiterrorista Rural y la plantilla completa de la Comandancia de Segovia. Varios de ellos han estado presentes en el Salón del Ayuntamiento, representados todos los ausentes por el teniente coronel Fernando Gil en el acto de entrega del título de Hijo Adoptivo de Segovia.
José Luis Resco ha recogido el diploma de manos de la alcaldesa ante la Corporación, familiares y amigos. Sus últimas palabras han sido «un emotivo recuerdo a mi padre, mi hermana y mis sobrinos, que son quienes me aguantan en los buenos y los malos momentos». Nacido en un pueblo de Ávila, el cabo primero de la Guardia Civil es Hijo Adoptivo de Segovia, como Antonio Machado (1985), Antonio Hernández Asiaín (1995), Ignacio Zuloaga (1995), Jaime Alpens Gasparini (1999), José Diviú (2002) y el Padre Gallarta, el último a quien se le concedió este honor en 2007.
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