Miguel Ángel López
Miércoles, 12 de noviembre 2014, 15:08
Monseñor Ángel Rubio está «un poquito cansado» cuando llega al final de su prelatura en Segovia. Presentó su renuncia al cumplir la edad de jubilación canónica de 75 años el pasado 18 de abril, y ayer fue oficial la confirmación, (de forma simultánea en Roma, Segovia y Toledo) que el Papa Francisco la ha aceptado y ha nombrado como sucesor suyo a César Augusto Franco Martínez, de 66 años y obispo auxiliar de Madrid desde junio de 1996. Ángel Rubio celebrará en la Catedral el 13 de diciembre (el sábado, aunque el aniversario es el 12, para que puedan asistir más fieles) sus diez años como obispo, los últimos siete como titular de Segovia; una semana después, el día 20, César Franco tomará el relevo al frente de la Diócesis en la solemne ceremonia canónica que acogerá el templo mayor de la provincia.
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César Franco tiene una visión «general» de la Diócesis de Segovia. Se la ha transmitido su antecesor, Ángel Rubio, quien le conoce desde que era seminarista y acudía a las semanas de Teología de Toledo. El obispo emérito también le acaba de enviar el último cuadernillo de Iglesia Diocesana, «que es muy importante porque vienen en él las cuentas, los ingresos y los gastos, y esta es la última información que tiene».
Nombrado en la última reunión plenaria de la Conferencia Episcopal presidente de la comisión de Enseñanza y Catequesis, Franco «lleva muchos años de obispo, más que yo, en una Diócesis como Madrid», comentó Rubio. Es madrileño, nació en Piñuecar el 16 de diciembre de 1948, y es «una persona sencilla, cercana, fácil al diálogo, muy de espíritu joven». De hecho, de su trayectoria destacó Rubio su trabajo como coordinador general de la Jornada Mundial de la Juventud de 2011, de cuyo himno escribió la letra, y aseguró que «su cercanía se va a notar enseguida porque es un hombre humilde».
El currículo oficial añade que Monseñor Franco fue ordenado sacerdote el 20 de mayo de 1973; licenciado (1978) y doctor (1983) en Teología por la Universidad Pontificia de Comillas, es también diplomado en Estudios Bíblicos por la Escuela Bíblica y Arqueológica de Jerusalén (1978-1980). Comenzó su ministerio sacerdotal en Madrid, donde ha estado en las parroquias de San Casimiro, Santa Rosalía y Nuestra Señora de los Dolores, y capellán de las Hijas de la Caridad en el Colegio San Fernando. De 1986 a 1994 fue el secretario del Consejo Presbiteral de Madrid y vicario episcopal en Madrid entre 1995 y 1996; obispo auxiliar de Madrid y titular de Ursona el 14 de mayo de 1996, entre 1997 y 2011 fue Consiliario Nacional de la Asociación Católica de Propagandistas, y desde noviembre de 2012 es deán de la Catedral de la Almudena de Madrid.
En la Conferencia Episcopal ha sido miembro de las comisiones de Liturgia (1996-1999), Enseñanza y Catequesis (1996-2008), Apostolado Seglar (1999-2002) y de Relaciones Interconfesionales (2008-2014). Desde el pasado mes de marzo, es el Presidente de la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis.
Esta es la previsión de Rubio, que desde este jueves ejerce como obispo emérito y administrador apostólico hasta la toma de posesión de su sucesor, y es la fecha que consideró idónea para que Franco tome contacto con los sacerdotes segovianos antes de Navidad, pues el fin de semana siguiente, el día 27, tendrá la oportunidad de participar en el encuentro navideño con todos los presbíteros de la provincia.
La designación de César Franco fue anunciada como posible hace diez días en medios digitales religiosos, tras la toma de posesión del nuevo arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, y su decisión de mantener donec aliter provideatur (hasta que se disponga otra cosa) a los tres obispos auxiliares designados por el cardenal Rouco Varela, los tres hombres de su confianza. No obstante, el nombramiento de Franco como obispo de Segovia se daba por hecho en cuanto el arzobispo organizara su equipo.
El nuevo obispo es presidente de la comisión episcopal de Enseñanza y Catequesis, responsable por tanto de la defensa de la asignatura de Religión, una cuestión capital para la Iglesia española, aunque, en la terna para elegir al secretario general (en noviembre de 2013), Franco, considerado el delfín de Rouco, solo obtuvo 12 votos, frente a los 48 de Gil Tamayo y los 17 del obispo de Guadix-Baza, Ginés García Beltrán.
Las noticias
Monseñor Rubio, obispo de Segovia desde que tomó posesión el 9 de diciembre de 2007, confirmó en la rueda de prensa que la Santa Sede había aceptado su renuncia y el nombramiento de César Franco, noticias que estaban en la «estricta reserva», pero sobre las que bromeó al mostrar la foto en la que el futuro obispo le saluda cuando entraba en la Catedral de La Almudena de Madrid el pasado 25 de octubre para asistir a la toma de posesión del arzobispo Osoro.
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En su comparecencia, acompañado de todos los vicarios de la Diócesis, Rubio leyó la carta de sucesor en la que éste le traslada sus «sentimientos de afecto y comunión» y que «desde este momento la Diócesis de Segovia está en mi corazón y procuraré servirla con la sabiduría y fuerzas que Dios me dé, apoyado siempre en la oración y ayuda de cuantos la componen, y bajo la poderosa intercesión de san Frutos y de Santa María, tan querida y venerada por los segovianos bajo el título de Virgen de la Fuencisla».
Dicho y hecho
«Todo está dicho y hecho», manifestó Rubio, y al hablar del balance de sus años en Segovia evocó una frase del Papa Juan XXIII: «Señor, tú lo haces todo, yo lo demás». Fue su forma de expresar que ha reforzado su vida «en la oración», que se ha dedicado a «santificar y pastorear», a trabajar «con esfuerzo» y «con ilusión, como el primer día hasta que tenga que dejarlo».
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Para Ángel Rubio, en la balanza de su estancia en Segovia hay «mucho más que positivo, ha habido pecado pero ha abundado la gracia, sin comparación». Y aunque dijo que prefería no hablar de cosas concretas, destacó su labor en la organización del trabajo pastoral, de las cartas semanales que publica en los medios y su repercusión en forma de noticias que trasciende el ámbito de la provincia. Y su sentimiento al dejar la Diócesis es primero «de agradecimiento», porque acepta «con mucha alegría» su jubilación aunque reconozca también que «estoy un poquito cansado, igual que pueden decir otros sacerdotes».
El futuro
En los próximos dos años, explicó Rubio, piensa dedicarse a cumplir «una deuda pendiente que tengo», la de mantenerse al menos ese tiempo como Consiliario Nacional del Movimiento de Cursillistas de España, una labor con la que «no he cumplido», ha dicho, porque «he tenido muchas ausencias». A este trabajo se dedicará «desde el primer día hasta el último que me quede» porque ha rechazado otros que se le ofrecen y desea «hacer un acto como de reparación» con los cursillistas, para lo que prepara un encuentro con representantes de todas las diócesis españolas.
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Como obispo emérito de Segovia ha elegido no residir en la ciudad. Se instalará en Toledo, «de donde vine y donde estuve tantos años, lo tengo preparado para estar allí habitualmente», y en la capital de Castilla-La Mancha tiene previsto trabajar con el obispo en tareas sacerdotales y episcopales. «Ése quiero que sea mi final, hasta que me traigáis para ser sepultado en la Catedral de Segovia, donde esperaré la resurrección de la carne», subrayó al comentar que, si bien pensó en ser enterrado en el monasterio de Guadalupe (de donde procede) o en otros lugares, ha tomado la decisión de que se siga la tradición de que los obispos sean enterrados en la Catedral de la Diócesis donde ejercieron el ministerio.
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