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Los forenses consideran que la agresión en Chañe causó la muerte al joven

Los forenses consideran que la agresión en Chañe causó la muerte al joven

Un informe pericial propuesto por la defensa, sin embargo, considera «altísimamente improbable» que las técnicos de transporte sanitario no percibieran lesiones si ya las tenía

el norte

Miércoles, 15 de octubre 2014, 19:50

Los forenses que practicaron la autopsia al joven que falleció unas 32 horas después de ser agredido al salir de un bar en Chañe creen que las lesiones que le causaron la muerte se produjeron en ese momento, aunque también matizaron que no tienen «una bola de cristal» para descartar totalmente la hipótesis de un ataque posterior que alega la defensa. Precisamente, la letrada del principal acusado presentó un informe pericial que contradice a los primeros al considerar que las técnicos de transporte sanitario imputadas por homicidio por imprudencia grave habrían detectado signos externos de golpes si correspondieran a esa primera agresión, porque al menos algunas heridas habrían sido evidentes.

El juicio celebrado en la Audiencia de Segovia por unos hechos ocurridos el 8 de mayo de 2011 quedó visto para sentencia tras una tercera y última sesión en la que el fiscal y la acusación particular elevaron a definitivas sus conclusiones provisionales, mientras las defensas insistieron en la inocencia de los cinco procesados, más allá de un posible delito de lesiones por parte del presunto homicida. En la jornada también declararon los dos forenses de Segovia que elaboraron un informe sobre la labor de estas técnicos de transporte sanitario, incompleta e incorrecta en su opinión, así como una de las jóvenes implicadas en la discusión, que se sumó a la lista de testigos que sostienen que no vieron la agresión; de hecho, ninguno ha reconocido presenciarla, informa Ical.

José María Maderuelo y Victoria García Santos ratificaron sus informes forenses del fallecido por videoconferencia desde Valladolid. V.C.Z., de 30 años y de nacionalidad rumana como todos los implicados menos las técnicos de la ambulancia, sufrió una doble fractura craneal, «diversas erosiones, excoriaciones, eritemas y hematomas en mandíbula, párpado derecho, rodilla izquierda, cresta ilíaca izquierda y en ambas manos y brazos», además de daños en un riñón y el hígado, según reveló la autopsia.

¿Pero puede una persona sufrir tal castigo físico sin que se manifiesten signos externos a ojos de las técnicos de transporte sanitario? Al respecto, los guardias civiles que acudieron a la llamada del 112 y el amigo del fallecido que dio el aviso ya declararon que tampoco los vieron.

La Fiscalía y la acusación particular piden 12 y 15 años de prisión por homicidio para C.V.D., de 43 años; 18 y 24 meses para las técnicos de transporte sanitario por homicidio por imprudencia grave; y ocho meses de multa para un hijo del principal acusado y un amigo de éste por omisión del deber de socorro, imputación que también se extiende a tres personas más declaradas en rebeldía (en paradero desconocido). Además, Sacyl se enfrenta a una reclamación de 210.000 euros para la familia del fallecido por responsabilidad civil subsidiaria.

«Sin bola de cristal»

El ministerio fiscal sostiene que la camillera y la conductora de la ambulancia no utilizaron los medios técnicos adecuados ni hicieron una exploración completa y, al carecer de formación médica, dedujeron que el paciente solo estaba bebido, cuando deberían haberlo trasladarlo a un centro sanitario. Y los médicos forenses apoyan esta tesis.

En su declaración, consideraron que todas las lesiones pueden corresponder al intervalo horario de la primera agresión (entre las 2 y las 2:30 de la madrugada), y añadieron que «una exploración neurológica básica» habría detectado entonces unos daños que «no necesariamente» se empiezan a manifestar en las dos horas posteriores. Sin embargo, las defensas lamentan que los forenses basaran su opinión en la única hipótesis documentada, la agresión infligida por el principal acusado entre las 2 y las 2:30, sin terminar de contemplar la opción (solo supuesta) de otra agresión entre las 4.18 y las 10 de la mañana, es decir, entre la primera y la segunda asistencia del 112.

En este sentido, los abogados de los acusados les preguntaron de distintas formas si cabía la hipótesis de que esas mismas heridas se originaran en una segunda agresión, lo que exculparía al presunto homicida y explicaría por qué las técnicos no vieron las heridas. El propio magistrado presidente de la sala, Ignacio Pando, incidió en ello para intentar centrar las respuestas. «¿Necesariamente las lesiones se produjeron antes de las 4 de la mañana?, preguntó. Nosotros pensamos que la lesión (la principal es la doble fractura craneal) se produjo antes por la evolución que tuvo, pero evidentemente no tenemos una bola de cristal», contestó Maderuelo.

¿Lesiones evidentes?

Por otro lado, la abogada del presunto homicida presentó como prueba un informe pericial elaborado por el especialista en Medicina Legal y Forense Aitor Curiel López de Arcaute, a su vez doctor en Criminología y vicepresidente de la Sociedad Española de Criminología y Ciencias Forenses. Y el autor declaró, también por videoconferencia, que en su opinión es «altísimamente improbable« que las técnicos de transporte sanitario «no objetivaran ninguna de estas lesiones« después de una hora de asistencia.

En concreto, López de Arcaute reconoció que las técnicos de la ambulancia »de soporte vital básico no realizarían un diagnóstico «tan exhaustivo» como el del médico que suele ir en una UVI móvil, «pero sí tendrían que haber objetivado al menos una serie de hematomas» que ya se deberían haber empezado a manifestar si correspondieran a la agresión sufrida una hora y media o dos antes.

Sin embargo, los forenses de Segovia que elaboraron un informe sobre la actuación de las técnicos de transporte sanitario, Jesús Alfredo Alonso y José María Molina, cuestionaron las conclusiones de López de Arcaute y se mostraron mucho más coincidentes con sus colegas de Valladolid. Según declararon, la camillera y la conductora no hicieron una exploración completa, tenían motivos para trasladar al paciente a un centro sanitario por su estado de embriaguez y deberían haber informado de la posible agresión a la médico que las coordinaba por teléfono, a pesar de que en la llamada al 112 sólo se hablara de una persona «borracha» y ellas no vieran signos externos de violencia.

En cuanto a la joven que prestó declaración en esta sesión, se sumó a la larga lista de testimonios contradictorios que se han acumulado desde el inicio del juicio. De hecho, sus declaraciones en la sala fueron distintas a las que ofreció años atrás ante la Guardia Civil (según alegó, por alta de memoria y porque el día de autos había bebido), pero sí ratificó que no fue testigo de la agresión.

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