nacho sáez
Jueves, 25 de septiembre 2014, 22:18
Los padres se levantaron en armas cuando a finales del curso pasado conocieron que la gestión de los comedores de los colegios de sus hijos iba a cambiar e iba a incorporar el servicio de catering. Enseguida hicieron constar su rechazo, se movilizaron frente a la Dirección Provincial de Educación y consiguieron que se abriera la puerta a elegir entre cocinas o catering para esos comedores. La elección del modelo de alimentación quedaba abierto y los centros con más de cien alumnos y personal cualificado podían optar entre mantener el sistema que habían tenido hasta ese momento o apostar por el catering, en palabras del director provincial de Educación, Antonio Rodríguez, quien ya anunciaba que veía «muy difícil» que el primer día de clase en la vuelta al colegio empezara ya a funcionar la línea fría.
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Su presagio se ha cumplido, ya que los comedores escolares de los diez centros a los que se ha extendido el catering han comenzado el curso con el servicio de cocina in situ, proporcionado además por la misma empresa adjudicataria que lo venía haciendo hasta que se decidió la modificación. Esos diez colegios para los que se ha previsto el cambio son el Martín Chico y el Elena Fortún de Segovia, el Marqués del Arco de San Cristóbal de Segovia; Cantimpalos; Coca; el San Gil de Cuéllar; Olombrada; Sacramenia; y Sebúlcor, que en un principio no estaba incluido. Se han librado de momento de la línea fría, aunque la Junta de Castilla y León ya les incluye entre los que ofrecerán este tipo de servicio durante el presente curso 2014/2015. «La empresa adjudicataria del servicio de comedor debe proceder a la instalación en los once comedores que pasan a disponer este año de catering de todo lo necesario para ello, incluido el horno», explica la administración autonómica, que especifica que «esta actuación todavía no ha culminado, por lo que estos diez comedores están funcionando de momento igual que lo hacían el curso pasado con servicio de cocina in situ, proporcionado por la misma empresa adjudicataria».
Sin embargo, entre los padres de los alumnos de estos centros se ha extendido la creencia, basada en rumores principalmente, según reconocen algunos de ellos, de que la línea fría no llegará a sus comedores en todo este curso y que mantendrán las cocinas hasta el próximo. Desconfían de la administración, pero el hecho de que todavía no haya una fecha concreta para que se empiece a aplicar el nuevo modelo les genera optimismo. Desde el principio no les convencieron los argumentos esgrimidos por Educación para justificar el cambio de un sistema por otro. Sí a las cocinas, no a la comida basura. Por lo nuestro, por lo tuyo, por lo de todos, la cocina no se toca fue el lema que presidió la concentración que promovieron a mediados del pasado mes de junio las Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (AMPAs) de los colegios Martín Chico, en el barrio de San Lorenzo de la capital, y del Marqués del Arco, en San Cristóbal de Segovia. Ambas organizaciones manifestaban ya entonces sus dudas acerca de que el servicio de catering garantizara la calidad y la salubridad de los alimentos y menús, y defendían para sus hijos «una alimentación saludable, la dieta mediterránea, el consumo responsable y los productos de nuestra tierra y su sabor». Censuraban también que la Junta hiciera alardes de la despensa y gastronomía autóctonas mientras por otro lado contrata servicios de catering de fuera de la comunidad. Mientras, la Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras (CC OO) calificaba de «indignante» y de «tomadura de pelo» la gestión que pretende extender la administración regional. «Nos indigna más cuando nos enteramos que la comida se elaborará fuera de nuestra región. Además, con este sistema si un día aumenta la demanda de comensales del comedor escolar, la ración será mísera», señalaba el representante del sindicato.
«Máxima calidad»
Sin embargo, Educación defiende este sistema: «Los comedores con servicio de catering utilizan un sistema denominado de línea fría en el que cuando la comida llega al centro educativo no se recalienta, sino que se somete a un proceso en el que se ultima el cocina en un horno regenerador», explican; «este procedimiento mantiene la máxima calidad de los alimentos, con más garantías de higiene y salubridad, y permite dietas especiales sin ningún problema».
El colegio de Nueva Segovia presta el servicio de comedor a través de catering desde hace cuatro años. Es el único sistema que han conocido sus alumnos y, «aunque está claro que nos gustaría tener un cocinero, porque da mayor sensación de cercanía», según apunta el director del centro, Antonio Sastre, la comida suministrada nunca ha sido motivo de queja entre los padres más allá de los justos alimenticios de cada niño. «Las condiciones de transporte y preparación son adecuadas», subraya Sastre, que sí reconoce que entre las empresas que se han hecho cargo del servicio «las ha habido mejores y peores». La comida llega al centro en torno a una semana antes de que sea consumida por los «60 o 70» escolares que utilizan habitualmente el comedor. Tener las reservas con antelación les otorga cierto margen de maniobra, según su director, en los días que algunos alumnos más se quedan a comer en el colegio.
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De los 43 comedores escolares de la provincia, dos están gestionados directamente por la Junta de Castilla y León (el Centro de Educación Especial Nuestra Señora de la Esperanza y el Centro Rural de Innovación Educativa de Fuentepelayo), mientras que los 41 restantes están adjudicados a empresas. Veinte de estas emplean una cocina en el propio colegio y otras 21 prestan el servicio a través de catering.
Además del hecho de que no hubiera personal directo de la Junta para atender la cocina, uno de los criterios aplicados para materializar el cambio en la explotación del servicio concierne a su frecuentación. Así, al menos nueve de los diez que cambiarán este curso a la prestación alimenticia de la línea fría son centros con menos de cien comensales. Un ejemplo es el de Olombrada, que el curso pasado era utilizado por once escolares. O el de Sacramenia, al que recurrían 28 alumnos.
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Cuando finalice el proceso de adaptación de estos comedores al sistema de línea fría y antes de la implantación gradual del nuevo modelo, la empresa adjudicataria realizará una campaña informativa con la coordinación de Educación dirigida a madres y padres acerca de cómo funciona este servicio. Esa campaña podrá incluir la visita a las instalaciones en los centros educativos e incluso la degustación del menú.
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