El Norte
Lunes, 8 de septiembre 2014, 12:10
Los vecinos de Santa María la Real de Nieva renovaron este domingo la ofrenda de Cirios a la patrona, Nuestra Señora de la Soterraña, la Morenita, una tradición que volvió a tener una participación multitudinaria y que desde este año cuenta con la declaración de Manifestación Tradicional de Interés Cultural Provincial, título que concede la Diputacióny que le fue entregado al Ayuntamiento el pasado 29 de agosto. La ofrenda es uno de los momentos culminantes de las fiestas patronales que comenzaron ayer.
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La comitiva que encabezó el alcalde de la villa, Jaime Pérez, junto al presidente de la Diputación, Francisco Vázquez, y el delegado de la Junta, Javier López-Escobar, partió de la plaza de España en busca del primer cirio hasta la calle Segovia. Les acompañaba la banda municipal de Nava de la Asunción y una buena representación del vecindario, junto a muchos visitantes llegados desde distintos puntos de la provincia y de toda España.
Tras poder degustar la limonada y los bollos que les ofrecieron las familias de las primeras pedidoras de la jornada, la comitiva se dirigió hasta la iglesia parroquial para cumplir con un rito que se remonta a finales del siglo XIV, a la época de Enrique IV, y que ha sido reconocido este año con la declaración de Manifestación Tradicional de Interés Cultural Provincial por el Instituto de la Cultura Tradicional Manuel González Herrero. María Soledad Prieto Bello y María del Carmen Carmona de Frutos tuvieron el honor de ser las primeras pedidoras tras la concesión de este título.
Begoña Flandes Martín fue la primera cantaora, también en representación de la calle Segovia. El momento más emocionante de un rito tan antiguo tuvo lugar después en el templo abarrotado de fieles, donde se hizo como es tradición un inmenso silencio para poder escuchar a la cantora en sus plegarias, ruegos o agradecimientos a la Virgen de la Soterraña, acompañados sólo por la pandereta. Como evocó el alcalde de Santa María hace una semana, «resulta muy difícil aguantar las lágrimas al observar a las cantadoras pidiéndole algo a la Virgen».
Las procesiones con las distintas comitivas y los traslados de los cirios se sucedieron en las horas siguientes. Primero los cargadores con el cirio, las pedidoras y la cantaora desde la calle Miguel Ibáñez; después desde la calle Mayor y, por último, desde la calle Ochando, junto a la ermita.
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