Pedro Sánchez pide «tranquilidad» al PSOE regional para volver al «lugar que merece»

Grajera, un pueblo del nordeste segoviano con un censo de unos 260 habitantes que los fines de semana puede quintuplicarse, ha sido el lugar elegido por Pedro Sánchez para su primera visita a tierras castellanas y leonesas, apenas cuatro días después de su elección como nuevo líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). El foro festivo de la reconstitución de una agrupación local con tanta solera en la familia socialista provincial como la de Grajera y la entrega de los 22 carnés a sus nuevos militantes quizás no era el más propicio para remangarse la camisa y bajar a las arenas movedizas de la división que vive el partido en la comunidad tras la dimisión de más de la mitad de la ejecutiva.

Sánchez ni siquiera despejó la incógnita de la celebración del congreso autonómico. Mientras los partidarios de Julio Villarrubia prefieren que sea en septiembre, los cercanos al segoviano Óscar López quieren aplazarlo a octubre para ganar tiempo y rearmar un candidato de la cuerda del exsecretario de Organización del PSOE.

Lo que sí pidió el sucesor de Alfredo Pérez Rubalcaba al timón de la secretaría federal fue «tranquilidad para afrontar el proceso y poder volver a poner al Partido Socialista de Castilla y León en el lugar que merece», frente a las políticas del Gobierno popular de la Junta. No fue más allá, al menos en público. Ni una palabra sobre esa fractura interna, aunque en un discurso más general abogó por el diálogo, el consenso y la reflexión para reforzar la unidad del partido y convertirlo en una alternativa real de gobierno en España. Su mensaje se condensa en tres palabras: «ilusión, esperanza y oportunidades».

Hacer política local

Grajera y su alcalde dijo encarnan el espíritu que quiere para la renovación del Partido Socialista. Así, apuntaló su compromiso de defender el medio rural y de «combatir la despoblación» que tanto castiga a la tierra que ayer pisó el recientemente elegido secretario federal en la primera escala de su política «de carretera». El cuentakilómetros

Durante su mitin enarboló la bandera de «hacer política local a escala nacional», una línea de actuación para la que pidió a sus militantes el esfuerzo de bajarse al barro y aproximarse a las necesidades de los ciudadanos.

«El único partido de izquierda que puede gobernar España es el Partido Socialista». Sánchez salpicó su intervención de alusiones veladas pero directas a fuerzas como Podemos o IU que amenazan ese flanco político después de los resultados de las últimas elecciones europeas. Sin nombrarlas, el madrileño criticó a «la otra izquierda que se conforma con protestar mientras permite a la derecha gobernar el presente». Pero la mayor ovación se la llevó cuando elevó el tono para sentenciar que estará «en primera línea para luchar contra la corrupción que afecte al PSOE».