Martirio echa el ancla al festival

Después de doce días de travesía, el Festival de Segovia, organizado por la Fundación don Juan de Borbón, echó el ancla el domingo por la noche para abandonar su mar de músicas con el concierto que ofrecieron en el Alcázar Martirio y Raúl Rodríguez, que sirvió de excelente broche a esta trigésimo novena edición.

Martirio, reconocida como una de las grandes de la copla española, presentó su último disco, dedicado a Chavela Vargas, un mito de la música del último siglo, a la que conoció y admiró.

Acompañada a la guitarra flamenca por su hijo, Raúl Rodríguez, que también es autor de los arreglos, Martirio se ha llevado a Chavela a su terreno, y así la música de la diva mexicana sonó en el Alcázar por bulerías, por zambras o por soleás.

'De un mundo raro. Cantes por Chavela', que Martirio y Raúl recorrieron por completo, incluye algunas de las canciones más conocidas del repertorio de Chavela, como 'Luz de luna', como 'La Llorona', como esos dos grandes temas de José Alfredo Jiménez, 'Las ciudades' y 'En un mundo raro' o como 'Las simples cosas', «simplemente una joya, que cerró esta primera parte del concierto», señala la organización en el blog del Festival Internacional de Segovia. «Y decimos primera parte, porque concluido este homenaje a Chavela, Martirio inició otro pequeño concierto, en el que se pudo escuchar parte de lo más granado de la copla española y en el que la onubense demostró que, gafas de sol y peinetas llamativas al margen, en este campo, en este país, no hay muchos intérpretes que puedan toserle», añade.

Fielmente escoltada por un brillante Raúl Rodríguez, Martirio templó y mandó para interpretar 'María la portuguesa', en homenaje a Carlos Cano; o 'Como a nadie te he querido', en recuerdo a Concha Piquer.

No faltó su propia versión de dos clásicos incontestables, 'La bien pagá' y 'Ojos verdes', o la divertida y ácida 'Compuesta y sin novio', coplas que arrancaron los aplausos más encendidos de un público que terminó el concierto en pie.