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Asistentes al encuentro de segovianos por el mundo que tuvo lugar en el teatro Juan Bravo. Antonio Tanarro

Más de 110.000 nacidos en Segovia se labran su futuro fuera de la provincia

El encuentro de segovianos por el mundo reúne a más de veinte jóvenes que por estudios o por trabajo emigraron

Martes, 31 de diciembre 2019, 20:58

Navidad, sinónimo de reunión familiar. Muchos segovianos que trabajan y estudian fuera de la provincia regresan al hogar, como el turrón del anuncio. Son unos días en los que se reencuentran con los manjares gastronómicos que tanto añoran, con sus amigos y parientes a ... los que echan de menos a miles de kilómetros de distancia (aunque exista Whatsapp), y con el esparcimiento 'made in Spain', las cañas del mediodía, la tapa de acompañamiento y tantas detalles de la vida cotidiana que en sus países actuales no tienen.

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La Diputación de Segovia ha moldeado el encuentro navideño de los segovianos por el mundo y lo ha convertido en poco menos que una tradición cada vez que el calendario voltea estos días que anuncian la llegada del nuevo año.

Las tablas del teatro Juan Bravo fueron esta vez el lugar elegido para juntar en torno a una mesa, que se cargó de experiencias, a 25 jóvenes que por su ambición formativa o por su valía profesional tuvieron que buscar la oportunidad fuera, en el extranjero la inmensa mayoría de ellos, aunque los hay que han conseguido no tener que traspasar fronteras nacionales y estar a tiro de Ave. Sus palabras y vidas constituyen muestra del «talento nacido en nuestra provincia» y de «vuestro compromiso con esta tierra», les alabó el presidente de la Diputación, Miguel Ángel de Vicente.

Ni mucho menos estuvieron todos los que son, porque la propia institución provincial calcula que por el mundo, incluida España, hay repartidos más de 110.000 segovianos de cuna. Para hacerse una idea, esta cifra llenaría los padrones de dos ciudades del Acueducto, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística. O si lo prefieren, en tono más sociodemográfico, más de la mitad de los nacidos en tierra segoviana residen fuera.

«Otros países se benefician»

El anfitrión les confesó que para él era «muy importante poneros cara para que los gestores públicos seamos conscientes de que lo que en España empleamos en formación, al final son otros países los que se benefician de ello». Entre esta veintena larga de segovianos que este lunes intercambiaron impresiones y sentimientos en primera persona del singular sobre sus experiencias más allá había ingenieros, traductores, médicos, estudiantes, brokers de seguros, entrenadores personales, abogados y hasta mecánicos.

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Y a esa mesa también se sentaron dos destacados deportistas que por su profesión y su preparación pasan largas temporadas alejados de sus respectivos hogares. El atleta Javi Guerra y el piragüista David Llorente compartieron con el resto «el orgullo» que sienten de ser segovianos cuando acuden a las competiciones. Ambos, además, coinciden en su objetivo deportivo inmediato: participar en los Juegos Olímpicos de Tokio el año que mañana empieza a correr.

«Un privilegio»

«Es un privilegio representar a tu ciudad y llevar el nombre de Segovia», hizo hincapié Guerra. El caso de Llorente es algo diferente. El piragüista tuvo que salir de su Palazuelos natal para buscar el mejor escenario para la práctica de su disciplina y se fue a La Seo d'Urgell, en tierras catalanas, aunque sus maletas acumulan miles y miles de kilómetros por las pruebas internacionales en las que ha enarbolado el nombre de su pueblos.

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Junto a ellos, jóvenes que cambiaron hace más o menos años Segovia por Oxford, Viena, Cork, Vancouver, Costa Rica, Martinica, Melbourne o Nueva Delhi. Las experiencias que han compartido han sido muy variopintas ya que sus ocupaciones también lo son: La mayoría han sido experiencias muy positivas, y han animado a otros a atreverse a salir de la zona de confort y enriquecerse fuera de nuestra fronteras; pero tampoco han faltado otras vivencias más amargas de las que al final han sabido sacar un importante mensaje: de todo se aprende.

«Lo que más les sorprende de Segovia es lo pequeña que es»

Víctor Yagüe vive en Londres. A. Tanarro

Con 26 años cumplidos, su camino formativo fue por unos derroteros que en Segovia, e incluso en España, eran hartos complicados. Estudió en Madrid, pero la especialización requiera mudanza al extranjero. En concreto a Londres, donde reside desde hace tres años. Esa elección profesional que le ha llevado a residir en Reino Unido es la de ingeniero aeroespacial trabajando en el sector de las aerolíneas. De haber una opción de volver a España, muy probablemente sería a Madrid», reconoce Víctor, quien apunta que los anglosajones «están encantados con los españoles y quieren contratar más». Cuando habla a sus compañeros de Segovia, «lo que más le sorprende es el tamaño, tan pequeña en comparación con Londres».

«El poder estar tanto tiempo con nuestra hija no se paga»

Isabel y Juan Jesús viven en Viena. A. Tanarro

Isabel fue la que abrió el camino. Se fue a Viena, capital de Austria, a estudiar un máster y luego llegó el doctorado en Medicina. Por su parte, cuando ella hizo las maletas, Juan Jesús se encontraba en Pamplona cumpliendo con sus estudios. La estancia prolongada de Isabel llevó a la pareja a tener que tomar una decisión. El amor pudo con todos los demás argumentos y, gracias a una beca Leonardo, el joven se instaló en Viena con Isabel. Una vez agotada la duración de la ayuda, Juan Jesús se quedó en la empresa y encontró trabajo en el sector del mantenimiento de edificios. «Se echa de menos el sol», subraya Isabel. «Siempre tenemos pensado volver, pero hay que encontrar el momento», comentan. En su caso, valoran la larga baja de maternidad y paternidad de la que pueden disfrutar en Austria. «El poder estar tanto tiempo con nuestra hija no se paga».

«No creo que el 'brexit' me vaya a suponer un problema»

María Grande vive en Oxford. A. Tanarro

María Grande está orgullosa de su carrera en el extranjero. Recientemente le han ascendido a 'manager' en un despacho de abogados de Oxford, en el Reino Unido, un cargo directivo de gerencia. Se lo ha trabajado en sus estudios y en su vida. Cuando pensó en viajar a Inglaterra fue con el propósito de mejorar su inglés; pero sus conocimientos no se quedaron ahí y su crecimiento profesional y personal continuaron. ¿Echa de menos Segovia? Por supuesto y «tres o cuatro veces al año vengo con su marido». En cuanto al 'brexit', «al principio hubo mucha incertidumbre porque no había información». Ahora la salida de la UE será un hecho el 31 de enero. «No creo que me vaya a suponer un problema», deduce María.

«Los españoles tenemos una gran energía positiva»

Diego Gómez reside en Melbourne. A. Tanarro

Diego Gómez se lanzó a conocer otras culturas y acabó en Australia. Pero antes, antes, a los 17 años, ya probó ese espíritu en Estados Unidos. Al final se ha asentado en las antípodas, un país «con una economía fuerte donde apenas se notó la crisis porque su sistema es un bloque que les mantiene como aislados», relata el segoviano de 29 años. En Australia valoran a los españoles porque «tenemos una gran energía positiva y una fuerza interior que nos hace poner mucho entusiasmo» en lo que se hace. En su caso, fue para un periodo de dos años y lleva cinco. Diego estudió un máster de Administración y Dirección de Empresas y trabaja como 'broker' de seguros y consultor de riesgos.

«Fuera son muy profesionales pero no tienen nuestra cercanía»

Silvia Gómez vive en Noruega. A Tanarro

En España no iba a tener demasiadas opciones de desarrollo, por lo que Silvia Gómez decidió trasladarse a Noruega hace diez años. Allí, esta ingeniera técnica informática ha formado una familia y ha sido recientemente nombrada una de las cincuenta mujeres profesionales más influyentes del país. No oculta que «me encantaría volver a Segovia para devolver aquí el desarrollo adquirido». A pesar del tiempo que lleva fuera sigue añorando la familia, los amigos y «cosas cotidianas» como la comida. Por ejemplo, en España es fácil encontrar una fregona y en Noruega, no. «Fuera son muy profesionales, pero se echa de manos la cercanía que tenemos aquí», confiesa Silvia.

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