Vistahermosa y Guijo de Ávila ya tienen sus monografías

Con estas dos obras son ya 6 monografías las que se han presentado este verano, a las que habrá que sumar la de Pino de Tormes en los próximos días. Las presentaciones se hacen en periodo estival, como recordó Mingo, porque es cuando hay más gente en los pueblos y un momento adecuado para difundir su historia, intrahistoria, etnografía, costumbres... Mingo no quiso olvidar en su intervención el apoyo de los ayuntamientos para la publicación de las obras.

Un agradecimiento que los alcaldes -Carmen M. Briz de Guijo de Ávila y Enrique M. García de Aldeatejada, al que pertenece Vistahermosa- devolvieron al área de Cultura de la Diputación; en una intervención en la que Briz aprovechó para invitar a la gente a conocer Guijo de Ávila, «un pueblo con unos recursos naturales excepcionales» y García explicó que «Vistahermosa nació alrededor de 1874 entorno a la industria de las pieles y que muchos salmantinos desconocen su existencia», de ahí la importancia del libro que ayer se presentaba.

Por su parte los autores se refirieron al contenido de sus obras. Así, José Castro hizo referencia a la inclusión de una lista de cien topónimos de la inteligencia popular de los campesinos y al origen de Guijo de Ávila en la segunda mitad del siglo XII con la repoblación con gente del Norte, «que trajeron la religión cristiana y el idioma castellano»; así como a los dos documentos más antiguos que se conservan, una carta de Fernando III en latín que está en la Biblioteca Nacional, con la donación de la villa de Guijo al obispo de Ávila; y un escrito de 1232 del Papa Gregorio IX en el que confirma la propiedad por el obispo. Y recordó que Guijo estuvo ligado a Ávila hasta 1833 y su parroquia hasta la mitad del siglo XX. Por último, señaló que han buceado en los secretos de este pueblo para todo el que lea el libro pueda contemplarlo con ojos diferentes.

Javier Barragués, por su parte, explicó que Vistahermosa nació alrededor de la industria de Saturnino Charro Álvarez y que el libro está dividido en dos partes, la que cuenta la saga industrial de los Charro y la etapa de Eduardo Ferrán.

Para su escritura, el autor se ha servido de los archivos y fuentes documentales, que ha contrastado con las fuentes orales de los años 20 y 30, que han sido las más importantes para conocer la vida de finales del XIX y principios del XX en Vistahermosa, que tuvo «un pasado precioso, en el que la sociedad se esforzaba para tener obras de teatro y actividades sociales», según recalcó.