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RICARDO RÁBADE / WORD
SALAMANCA
Domingo, 22 de julio 2018, 11:51
Las escuetas, asépticas y frías cifras que rellenan las páginas de los informes estadísticos ensombrecieron el balance de los índices de siniestralidad en las carreteras de la provincia de Salamanca a lo largo del año 2017. La tabla estadística que hizo pública recientemente el nuevo ... director general de Tráfico, Pere Navarro, resulta absolutamente demoledora en el caso de la provincia salmantina, dado que el número de víctimas mortales contabilizadas en las carreteras salmantinas a lo largo de los doce meses de la pasada anualidad se incrementó, nada más y nada menos que en un 50%, en comparación con los dígitos que se computaron el año 2016.
El balance estadístico de la Dirección General de Tráfico cuantifica en 15 las personas que fallecieron en siniestros circulatorios entre enero y diciembre de 2017, una cuantía que conlleva un relevante y preocupante incremento en comparación con las diez víctimas mortales que ocasionaron los accidentes de circulación durante el año 2016.
Es cierto que el dato, desde un punto vista estrictamente numérico, resulta especialmente preocupante pero se presta, como sucede con muchos asuntos, a las inevitables matizaciones. Buena prueba de todo ello son los argumentos que esgrime el jefe provincial de Tráfico en Salamanca, Miguel Moreno, quien se encarga de arrojar luz y puntualizaciones sobre la alarmante cifra de los 15 fallecidos.
Moreno puntualiza que «a primera vista el dato de las 15 personas fallecidas en las carreteras y calles de Salamanca a lo largo del pasado año no es un buen dato si lo comparamos con las 10 víctimas mortales de 2016». Sin embargo, ello no es óbice para tener en cuenta, tal como reflexiona Miguel Moreno en sus matizaciones, que 2016 fue «con diferencia, el año más positivo en términos de siniestralidad vial», dado que computó «dos víctimas mortales menos que laas registradas en 2015 y 14 menos que en 2012». Es por lo que «2017, a decir verdad, fue un año bastante peculiar en cuanto a la distribución temporal de los accidentes mortales en vías interurbanas, pues salvo el primero, ocurrido en febrero, el resto se produjeron en el segundo semestre, cinco de ellos en el mes de octubre», matiza Miguel Moreno.
Si el análisis estadístico dirige su lupa y su enfoque hacia la distribución de los accidentes desde el punto de vista geográfico a lo largo y ancho de todo el territorio nacional, Castilla y León sí arroja unos baremos esperanzadores. No en vano, 2017 se cerró en las carreteras de nuestra Comunidad Autónoma con un balance final decreciente. Además de Castilla y León, Andalucía, Canarias, Galicia, la Comunidad Valenciana y el País Vasco fueron las comunidades que redujeron durante el pasado ejercicio el número de fallecidos en accidente de tráfico respecto al año anterior. Extremadura mantuvo el mismo número de fallecidos y en el resto de autonomías aumentaron en números totales, elevándose estas fatídicos listados.
En el caso específico de Castilla y León, las carreteras de la región se cobraron la vida de 164 personas a lo largo de 2017. Fueron menos que las víctimas mortales del año 2016, cuando se produjeron 175 y claramente inferiores a las correspondientes al año 2015, cuando hubo 181 óbitos en accidentes de circulación. La tendencia que se vislumbra en Castilla y León choca directamente con la evolución que se detecta en el conjunto de España, dado que en 2015 hubo 1.689 fallecimientos de tráfico en las vías españolas, en 2016 aumentó hasta alcanzar las 1.810 y en 2017 el umbral se sobrepasó disparándose hasta los 1.830 muertos.
Por provincias, la que arrojó más muertos en 2017 fue Barcelona, con 145, seguida a una corta distancia por Madrid, con 125, cifras perfectamente comprensibles si se tienen en cuenta las enormes dimensiones de sus respectivos parques de vehículos. En el tercer lugar en este preocupante 'ranking' de la Dirección General de Tráfico se aposentó Murcia con 85, seguida por Valencia en el cuarto peldaño con 73, irrumpiendo Málaga en el quinto lugar con 67 víctimas mortales a lo largo de 2017, siendo sexta Alicante con 64. En el otro extremo de la balanza se localizan tanto Ceuta y Melilla, con dos víctimas mortales en cada una de estas ciudades autónomas.
Si nos circunscribimos a la realidad específica de nuestra Comunidad Autónoma, queda patente que la provincia con peores indicadores fue Burgos, que fue escenario de la muerte de 31 personas en colisiones y accidentes en sus arterias urbanas e interubanas en los doce meses de 2017. Segunda aparece Valladolid con 27 fallecimientos, Zamora es tercera con 24 y León cuarta con 22. Salamanca es la quinta provincia con sus 15 fallecimientos, mientras que en la parte final de este elenco se sitúan Palencia con 13 óbitos, Soria y Ávila con 11 cada una y, finalmente, Segovia con solo 10.
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