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efe
Domingo, 22 de septiembre 2019, 11:57
Lea Vicens y Guillermo Hermoso de Mendoza abrieron ayer la puerta grande de La Glorieta tras cortar dos orejas cada uno en el sexto y último festejo de la Feria de Salamanca en el que Pablo Hermoso de Mendoza con toros de Herederos de Sánchez ... y Sánchez se fue de vacío.
Al primero de la tarde, que estuvo frenado de salida, Pablo Hermoso de Mendoza, con casaca negra y remates en plata, inició la lidia abriendo terrenos para coser la embestida del toro y tras probarlo por los dos pitones le colocó un magnífico rejón de castigo. A lomos de 'Corsario', estuvo bien con las banderillas cortas, y dejó medio rejón de muerte y descabello a 'Sereno', que fue aplaudido en el arrastre.
A su segundo, un toro frenado y de molesto cabezazo y que dio tres vueltas al ruedo de salida, el navarro le clavó dos rejones de castigo, tres banderillas cortas y una rosa. Dos pinchazos previos a un rejón y un golpe de descabello fueron suficientes para rematar una faena que fue silenciada.
A su primero, que se aplomó al final, Lea Vicens, con chaquetilla negra, le clavó dos rejones de castigo traseros y remató el segundo tercio con cinco banderillas. Mató de tres pinchazos, un rejón y varios golpes de verduguillo, siendo silenciada su actuación.
La rejoneadora fue aplaudida a lo largo de la lidia al que salió en quinto lugar mientras realizaba una faena rotunda y con mucha estética, en ocasiones en los medios, y que remató con una banderilla que colocó al violín. Segura de la ejecución del rejón definitivo, Vicens esperó pie en tierra a que el toro doblara, tras lo que recogió las dos orejas con las que el público premió su actuación.
Con casaca morada y oro, Guillermo Hermoso de Mendoza, que le tocó en suerte un primer toro que manseó un poco más que los dos anteriores, realizó un brillante tercio de banderillas a lomos de 'Pirata'. Tres pinchazos y un rejón hondo acabaron con la vida de 'Castellano' en una faena que el público silenció.
Al que cerraba plaza, con los focos de La Glorieta ya encendidos, el navarro le realizó una faena rotunda tanto con los rejones de castigo como con las banderillas. Tras dejar un rejonazo en lo alto que hizo caer al toro, paseó dos orejas.
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