Llegada a Salamanca de los 24 niños y niñas saharauis a finales de junio del año pasado LAYA

Una veintena de niños saharauis se queda sin sus 'Vacaciones en Paz' en Salamanca

«Aunque nos duela, era algo que esperábamos y ha sido lo mejor», señala la presidenta de Ampusasa sobre la suspensión de esta iniciativa solidaria

rosa m. garcía / word

SALAMANCA

Jueves, 9 de abril 2020, 11:59

. Cientos de niños y niñas procedentes de los campamentos de refugiados saharauis viven cada verano con familias de acogida españolas a través del programa 'Vacaciones en Paz'. Las medidas por la alerta sanitaria debido al Covid-19 han provocado que este año estos menores no puedan participar en este programa solidario, ya que, como era de esperar, se ha suspendido. Una veintena de menores -el año pasado fueron 24- se queda así sin pasar su verano en Salamanca, evitando temperaturas de más de 50 grados en el desierto, supliendo carencias nutricionales y conociendo otra forma de vida.

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Una decisión «adecuada y lógica por las circunstancias», que no ha pillado de sorpresa a las asociaciones organizadoras. «Ya contábamos con ello, por mucho que nos duela, es lo mejor que puede pasar», afirma María Ángeles Giménez, presidenta de Ampusasa (Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Salamanca).

La situación en los campamentos saharauis no es como la que se está viendo aquí en España y «de momento, no hay constancia de ningún caso, además están completamente aislados, por lo que creo que la decisión es acertada». Hace más de un mes, añade, ya contaban con la suspensión del programa, aunque no se ha hecho público hasta que lo ha comunicado el Frente Polisario a la Delegación Saharahui en España, que a su vez se lo ha comunicado a las asociaciones.

María Ángeles Giménez que viaja cada año dos o tres veces a los campamentos, una de ellas para traer a los niños que pasan el periodo estival en Castilla y León, explica que los campamentos, con unos 150.000 refugiados, están en la ciudad argelina de Tinduf, que tiene unos 70.000 habitantes y «se les ha aislado, pero han garantizado el suministro de alimentos básicos». Antes, añade, «podían entrar y salir, pero ahora no les dejan moverse fuera de la widaya». Cada campamento es una widaya, como si fueran provincias, y dentro de ellos están las dahiras, que «son como pueblecitos, y aquí sí se pueden mover, pero con restricciones, por el miedo a que entre el coronavirus, porque si eso ocurre, sería una masacre».

Los primero que hicieron cuando se suspendió el programa, señala, fue informar a las familias, «porque son las primeras interesadas en saberlo», ya que la mayoría llevan años vinculadas con este proyecto solidario. «A nadie le ha caído de sorpresa. Todos pensamos que es la mejor opción, que este año no vengan y el que viene, esperamos que a los que iban a venir este como su último año, les dejen, por lo menos para que se despidan de las familias de acogida», comenta. Unas familias que durante todo el año mantienen contacto por Whatssap con los niños y sus familiares.

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«Lo único que pido es que, al estar cortados todos los vuelos y la ayuda humanitaria, que Argelia les suministre al menos lo básico, porque ellos viven de lo que mandamos de ayuda humanitaria desde distintos países y también muchas familias les enviamos paquetes todos los meses; ahora todo está cortado», concluye,

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