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«Fumar es un placer genial, sensual», susurraba de forma provocadora Sara Montiel hace más de medio siglo, impregnando al hábito del tabaquismo un toque seductor que rozaba lo erótico en el sensual y legendario estribillo de «fumando espero al hombre a quien yo quiero ... tras los cristales de alegres ventanales». Ha llovido mucho desde entonces y hoy estampas como las que encarnaba la imborrable belleza manchega amenazan con ingresar de forma progresiva en el baúl de los recuerdos del imaginario colectivo de millones de españoles, para los que inhalar tabaco se ha convertido en un hábito que cada vez encandila a menos acólitos y arrastra menos seguidores.
Los últimos datos que ha hecho públicos el Comisionado del Mercado del Tabaco, organismo autónomo perteneciente a la estructura del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, ponen de relieve que el sector del tabaco está viviendo sus horas más bajas. Las tablas estadísticas que ha puesto sobre la mesa el citado organismo evidencian que la caída del tabaco no solo prosigue, confirmándose la tendencia decreciente que ha venido marcando el devenir del sector a lo largo de las últimas anualidades, sino que se acentúa todavía más.
El balance estadístico del Comisionado del Mercado del Tabaco correspondiente al pasado año desvela que la facturación total del sector en la provincia de Salamanca se tradujo en 80,1 millones de euros. A primera vista puede parecer una cuantía considerable, pero resulta totalmente decepcionante si se compara con el resumen económico que irradió 2016, cuando el tabaco generó en la provincia salmantina unas ventas de 85,6 millones por la distribución de cajetillas de cigarros, cigarros sueltos, papel para liar y papel para pipa. Es decir, 5,5 millones menos en concepto de ingresos por las ventas entre los meses de enero y diciembre del pasado año.
Por si fuera poco, 2017 ha resultado, finalmente, el peor año de la última década para el mercado del tabaco en Salamanca. Nunca las ventas habían descendido a semejantes niveles a lo largo de los dos últimos lustros y hay que remontarse a 2015 para encontrar un ejercicio con un volumen de facturación bastante parecido, cuando las ventas se materializaron en unos ingresos de 82 millones de euros.
El desglose de los 80,1 millones recaudados el año pasado se desglosa con 69,4 millones de euros obtenidos mediante la venta de cajetillas de cigarrillos, 4,6 millones por la compra de cigarros individuales, 5,4 millones cosechados por la venta de papel de tabaco para liar y 613.000 euros derivados del tabaco para inhalar en pipa. Curiosamente, el único indicador económico positivo se localizó en este último bloque –el tabaco para pipa– dado que en 2016 las ventas arrojaron unos ingresos inferiores: 440.00 euros.
Si el enfoque del balance del Comisionado del Mercado del Tabaco se centra en las ventas por unidades, nos encontramos que en 2017 se compraron en la provincia salmantina un total de 15,3 millones de cajetillas de cigarrillos, claramente inferiores a los 16,8 millones de cajetillas que se distribuyeron en 2016.
Otro tanto sucede con la venta individual de cigarros sueltos, con 16,8 millones de unidades en 2017 frente a los 17,7 millones contabilizados en 2016. Los kilos de tabaco para liar ascendieron a 31.746, inferiores también a los 33.709 kilos de 2016. En cambio, se vendieron 5.790 kilos de picadura para pipa en 2017, por encima de los 5.728 anotados en la anualidad de 2016.
Curiosamente, el mes más propenso para las compras de tabaco en nuestra provincia fue agosto, donde las cajetillas de cigarrillos vendidas generaron un volumen económico de 7,7 millones de euros. En el segundo peldaño se aposentó junio, con unos ingresos de 6,5 millones, seguido de noviembre en el tercer puesto con 6,3 y, en cuarta posición julio, con 6,2 millones. Por el contrario, el mes más flojo fue, sin duda alguna, enero, con apenas 3,7 millones de euros.
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