maría jesus gutiérrez / word
Sierra de Francia
Domingo, 27 de enero 2019, 12:21
La Sierra de Francia se llenó ayer de matanzas tradicionales, tres celebraciones, cada una de un tipo, que permitieron a un buen número de personas recordar esta costumbre ancestral y disfrutar de un día de fiesta, en el que las buenas temperaturas hicieron más agradable ... la jornada.
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San Esteban de la Sierra, Garcibuey y Madroñal fueron los tres pueblo que contaron ayer con su matanza tradicional, que en el caso del primer municipio se puede describir como popular, en el segundo como solidaria y en el tercero como familiar; aunque el desarrollo de la misma fue muy similar en los tres municipios, en los que no faltaron las degustaciones para todos los asistentes.
En San Esteban de la Sierra fueron la Asociación El Álamo y el Ayuntamiento los organizadores de este evento, que desde hace más de una decena de años se celebra siempre el último fin de semana del mes de enero. Los actos se iniciaron a las diez de la mañana, aunque desde mucho antes ya estaba un grupo de hombres preparando la lumbre en la Plaza Mayor y todos los preparativos necesario para el desarrollo de las labores de la matanza. En torno a las diez se comenzó con el chamuscado del cerdo, un animal que pesaba 160 kilos, que dio paso al despiece, ante la atenta mirada de los asistentes.
Las degustaciones llegaron a primera hora con un chocolate caliente con bizcochos y continuaron ya al mediodía con la comida a base de chichas y costilletas, regado todo con vino Tiriñuelo.
Para completar la jornada se organizó un cuentacuentos para todos los público a cargo de Charo Jaular en el salón de actos del Ayuntamiento.
Hoy continuarán las Jornadas de la Matanza Típica en San Esteban de la Sierra con una cata de chichas y lomo adobado, a las 13:00 horas, y con el sorteo de un jamón y una paleta del cerdo, para lo cual se han estado vendiendo papeletas durante todo el fin de semana.
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En el caso de Garcibuey, la matanza estaba incluida en el calendario de Fiestas de la Matanza Tradicional organizado por la Diputación de Salamanca, por lo que contó con un maestro de ceremonias que fue contando el proceso de la matanza.
En este municipio, el cerdo que pesaba 200 kilos fue chamuscado y despiezado en el parque municipal con una gran asistencia de público, que pudieron dar buena cuenta de todas las degustaciones preparadas para la ocasión por un buen grupo de mujeres, previo pago de 5 euros, que incluía un almuerzo a base de sopas de ajo, morcilla e hígado encebollado; y la comida compuesta por patatas meneás, chichas, costilla y panceta. Todo acompañado por vino de la Sierra de Francia. Y de la que dieron buena cuenta unas 250 personas entre adultos y niños, entre ellos, diversas personas llegadas de los municipios cercanos.
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Tanto el chamuscado como el despiece del cerdo estuvo amenizado por el tamborilero albercano Pedro Muñoz, que hizo bailar a más de uno con sus sones.
En este municipio, el cerdo que fue despiezado se destinó para subastar cada una de sus piezas, como se ha hecho en las dos ediciones anteriores de esta fiesta. Y para completar la jornada, actuación musical.
Además, hay que señalar que se trató de una matanza solidaria, puesto que se contó con un cortador profesional de jamón que se encargó de realizar platos de jamón que fueron vendidos a un euro cada uno de ellos y la recaudación se destinó de forma íntegra a la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), como también lo obtenido con la venta de pulseras de la AECC que costaban un euro.
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Por último, en Madroñal, se trató de una matanza familiar, la que todos los años realizan Tomás Guinaldo y Mercedes Martín, de Cárnicas Madroñal, y a la que invitan a familiares y amigos. En este caso, se trató de dos cerdos, de 200 y 215 kilos, que fueron chamuscados y despiezados a la puerta de la casa de esta familia.
Todos los asistentes colaboraron en los distintos trabajos que se llevaron a cabo y, como en el resto de pueblos, no faltaron las degustaciones, que comenzaron con aguardiente y rosquillas, y continuaron con jamón, embutidos y queso, así como la sangre cocida del cerdo. Después le seguiría la típica comida de matanza y por la noche, cena.
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Aunque en Madroñal se trataba de una matanza familiar no faltó tampoco la música de gaita y tamboril a cargo del joven Fran Martín González, tamborilero de El Maíllo.
Fueron tres matanzas diferentes pero iguales en esencia que fueron respaldadas por un buen número de personas en los tres pueblos.
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