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El cementerio de SanCarlos Borromeo fue visitado ayer por miles de salmantinos con motivo de la celebración del Día de Todos los Santos. LAYA
Siempre vivos en nuestros corazones

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Oraciones y flores acompañan en los cementerios el reencuentro de las familias con sus difuntos

RICARDO RÁBADE / WORD

Sábado, 2 de noviembre 2019, 11:54

«La piqueta al hombro el sepulturero, cantando entre dientes, se perdió a lo lejos. La noche se entraba, el sol se había puesto: perdido en las sombras yo pensé un momento: ¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!». Esta desgarrador sollozo romántico sobresale en la mítica e imprescindible rima LXXIII del inmortal poeta sevillano Gustavo Adolfo Bécquer, retratando a la perfección esa escalofriante sensación helada que sentimos todos los seres humanos ante ese inevitable desenlace que nos aguarda al ocaso de nuestras vidas, como es la temida muerte.

Los versos de este genio andaluz engarzan a la perfección con el sinfín de sentimientos que experimentaron ayer en sus carnes los miles de salmantinos que visitaron los cementerios de San Carlos Borromeo y de Tejares con motivo de la celebración de la solemne festividad religiosa del Día de Todos los Santos. Un interminable trasiego de personas recorrió la laberíntica y ordenada sucesión de tumbas que vertebran la sepulcral fisonomía de los dos cementerios salmantinos desafiando a la lluvia, que se asomó en diferentes momentos de la jornada.

Las oraciones y los profundos y piadosos sentimientos religiosos de las miles de personas que se desplazaron hasta la necrópolis de SanCarlos Borromeo para rezar por sus difuntos se entremezclaron con las mundanas estampas que se podían vislumbrar en los accesos al camposanto. En un puesto se vendían sabrosos churros y aceitosas porras acompañados del reconfortante y siempre delicioso chocolate, mientras que en un puesto contiguo se podían comprar roscas de santo por el módico precio de 1,60 euros.

Por su parte, las floristerías hicieron su particular agosto vendiendo claveles, gladiolos, margaritas y crisantemos en las inmediaciones del cementerio, dando respuesta a las imperiosas necesidades de todas esas familias que apuraron hasta el último minuto para adquirir los ramos de flores que acabaron depositando en las tumbas de sus seres queridos.

Minutos para el recuerdo y las oraciones por las almas de los difuntos. LAYA

Otra expresión del lado más crematístico del Día de Todos los Santos fue el reparto de publicidad en la entrada del cementerio por parte de una empresa especializada, según aseguraba en las octavillas que distribuyó, en la limpieza de nichos, mausoleos y tumbas, así como en el adecentamiento de las sepulturas mediante la colocación de ramos de flores. Eso sí, el florido manto que engalanó las tumbas puso de manifiesto que los gustos siguen siendo muy diversos, dado que hay familias que se decantan por las flores naturales y otras prefieren los ramos artificiales por aquello de que son capaces de sobrevivir más días al paso inexorable del tiempo y a las adversidades de la meteorología.

En la capilla del cementerio se ofició un año más el tradicional besapiés a la imagen delSantísimoCristo de la Liberación, organizado por la Hermandad delCristo delAmor y de la Paz, oficiándose también misas y el correspondiente rezo del rosario.

Las silenciosas oraciones ante las tumbas donde reposan, para la infinita posteridad, los restos mortales de las personas que ya no viven en este mundo se acompañó en numerosos momentos con la emoción contenida, que incitó a rescatar del baúl de los recuerdos los rostros de los familiares y amigos que han abandonado, sin posibilidad de retorno, la temporalidad terrenal.

En el capítulo de las nuevas tecnologías, una simple consulta a la página web de la empresa concesionaria Parque Cementerio permitió localizar de forma sencilla la ubicación de cada fallecido. Bastaba con introducir el nombre y los apellidos de la persona y, mediante un simple click, se podía encontrar el emplazamiento exacto de la tumba buscada.

Por su parte, la Jefatura de la Policía Local procedió a efectuar reordenaciones del tráfico rodado con motivo de la masiva visita al cementerio deSan Carlos Borromeo, que afectó principalmente al último tramo de la avenida de Portugal, a las avenidas de Filiberto Villalobos y de los Maristas y a las glorietas de Adolfo Suárez, SanMarcelino de Champagnat y Obispo Bobadilla.

A lo largo de todo el día funcionó una línea especial de autobuses hasta el cementerio, con salida desde el Alto del Rollo y y parada final junto a las inmediaciones de la plaza de Ramiro II, justo frente al tanatorio.

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