Salamanca se adentra en «lo más profundo del ser humano» a través del hiperrealismo de Corella

El diputado de Cultura, David Mingo, fue el encargado de conducir la inauguración y de esbozar un breve perfil del artista. Según Mingo, Corella estudió Bellas Artes en la Facultad de San Carlos de Valencia, y se especializó en dibujo y pintura. También estudió restauración, grabado y escultura. «Su pasión por la pintura le mueve a transmitir las emociones y los sentimientos humanos e involucrar al espectador en su mundo más íntimo y personal», valoró el diputado.

«Nos encontramos ante un artista que utiliza el realismo como medio de expresión, siempre huyendo de lo puramente anecdótico, del detalle cómo aspecto vacío y superficial, buscando una técnica rica en matices, colores y sentimiento», añadió Mingo durante su intervención en La Salina.

Para Mingo, citando escritos, José Luis Corella «asume su condición de pintor insobornable que le impulsa a reflejar la realidad, su realidad, hasta sacar lo más profundo del modelo, sea un viejo entorno urbano, una nadadora adolescente, o una mano vivida desde lo cotidiano». La muestra, titulada 'Ensayo de las emociones', tiene «el alma de artista que», según el diputado, «a buen seguro llegará a los espectadores y visitantes de La Salina».

«Mi filosofía es que lo importante es la obra, no yo. Lo que yo tengo que decir está en ella», espetó el pintor durante su escueta intervención. En un principio, invitó a los presentes a acompañarle para conocer cada uno de los cuadros, aunque más tarde accedió a compartir breves impresiones con la prensa. «La muestra recoge todas las temáticas que he trabajo desde el año 92», explicó.

En concreto, profundizó sobre una de las series que se muestran desde hoy en la sala de la calle San Pablo, sobre escombros y basuras. «Lo hice porque estaban en entornos que tenían cierta plasticidad. No lo hacía por reivindicar nada, sino por buscar el lado plástico. Solo trabajo con temas que me emocionen y me sugieran», matizó, ejemplificando esta idea con que, por ejemplo, no acepta encargos.

En último término, el pinto reconoció ante los presentes que se considera «el mejor pintor del mundo», eso sí, únicamente delante del caballete. Yo siempre digo a los alumnos que tengo o otros pintores jóvenes que, efectivamente, soy el mejor pintor del mundo delante del caballete. Fuera del caballete no soy nadie. No puedes ir dándotelas», reflexionó.