«El quiosco está abierto una media de 12 horas»

El goteo de clientes suele ser constante, y más intenso los domingos, donde siempre venden más periódicos. «Yo estoy aquí a las seis menos cuarto de la mañana y me levanto cinco y media», relata Jesús González. El motivo de la hora es por un lado porque llegan los periódicos del día y los demandan los establecimientos que primero abren en la ciudad, como el caso de bares o churrerías.

A primera horas es cuando Jesús y Belén se alternan para repartir los periódicos para sus clientes, los bares del barrio, entre otros negocios, como peluquerías o todo aquel que se lo demande.

Su día a día suele ser muy parecido, casi los 365 de cada año, a excepción de los días que no se reparte prensa, un total de tres. Además, cada jornada tienen que atender la demanda de los clientes de establecimientos que acuden a recoger sus pedidos en el propio quiosco, ubicado junto a la calle Pontevedra con Gómez Ulla.

«Cada vez tenemos más servicios de negocios, y es uno de los motivos por los que este año no nos hemos ido de vacaciones, para que no se queden sin prensa», subraya este quiosquero. Además, nunca cierran a mediodía, permanece abierto durante todo el día, en verano, hasta las siete de la tarde, y el resto del año, estiran la apertura hasta las ocho.

Esta suma de horas desde la apertura sobre las seis de la mañana y el cierre a las siete de la tarde hacen un total de 12 horas al servicio del ciudadano, con quienes establecen relación de complicidad con los más habituales.