Las protectoras de animales arremeten contra «la pasividad» mostrada por el Ayuntamiento

Es justo lo último mencionado a lo que Fredes se refiere como anticuado y es que la ordenanza municipal de animales de compañía incluye las penas por abandono u otros motivos en pesetas. Sí, pesetas. De este modo aparece en el documento que se puede descargar en la página web del Ayuntamiento de Salamanca, donde el hecho de abandonar a una mascota acarrea una sanción grave de 25.000 a 250.000 pesetas. Por eso, Fredes pide coherencia a la hora de realizar campañas contra el abandono, «¿de qué sirve decir que los perros no se abandonan si la gente no conoce las sanciones? Estoy segura de que una sanción ejemplar cambiaría mucho las cosas».

El otro motivo de abandono al que Fredes quiere hacer frente es la falta de esterilización, tanto de perros como de gatos. «En zonas rurales se dan más camadas porque los perros están menos controlados, viven en grupos y crían descontroladamente. Hay que educar a la gente, se quejan de que el veterinario es caro, pero es la responsabilidad que adquieres al tener un animal por el motivo que sea». De igual forma, dicta, los gatos como cualquier animal dependen del Ayuntamiento y quien debe ser responsable de su alimentación y de su esterilización. Fredes asegura en este sentido que hay una pasividad «total y absoluta». «El Ayuntamiento no destina ningún tipo de ayuda para la esterilización. Han quitado de un plumazo el programa CES, que permitía capturar, esterilizar y devolver a la colonia a los gatos. De este modo limitaban el número de animales, pero este año no existe. Los gatos han quedado en manos de protectoras y particulares. No es pedirles un favor, lo deben pedir por ley», comenta indignada Fredes. La directora denuncia la situación ya que «hemos hecho reuniones que no han servido de nada, han sido una pérdida de tiempo. Se lavan las manos».

En varias ocasiones, el Ayuntamiento de Salamanca ha informado de una «mejora» de la situación de abandono o pérdida de animales, ya que en los últimos tres años ha ido disminuyendo progresivamente el número de llamadas de aviso por animales extraviados a la Policía Local. En cifras, se ha pasado de recibir 324 avisos en 2019, a 169 avisos en 2020 y, hasta julio de 2021, han sido 46. Según apunta Fredes, estas cifras distan mucho de la situación real, ya que muchas personas deciden acudir directamente a los refugios para evitar llamar a la Policía Local.

«Se ha reducido el número de abandonos, no hay tantos como hace unos años pero sigue habiéndolos. Hace cuatro años, la Diputación podía recoger hasta 700 perros de camadas abandonados y ahora a lo mejor son 300. Además antes se daba más con perros, y ahora son más gatos», añade Fredes.

En cuanto al motivo de abandono, la directora de ASPAP denuncia que en el 90% de los casos es por causas injustificadas. «He cambiado de casa, ha nacido un niño y no tenemos espacio…», son algunos de los ejemplos, pero «ese perro no ha elegido ser parte de tu familia». Es por ello que desde ASPAP se aseguran a la hora de dar en adopción a los animales que forman esa gran familia, no en términos económicos sino en términos humanos: «no tenemos tasas de adopción, salen con microchip, vacunas según su edad y esterilizados. El coste es 0, pero tiene que haber responsabilidad por ambas partes, tenemos que confiar en la persona que adopta».

Y ahora bien, ¿cómo se financia esta protectora que da hogar a tantos animales? Fredes confirma una «financiación clara y transparente». «Nuestros socios son los que aportan ayudas para llevar a cabo toda la actividad y el mantenimiento. De igual forma recibimos donaciones puntuales de dinero, establecimientos que donan pienso y las clínicas veterinarias que nos hacen descuentos. Es una financiación totalmente privada, nosotros nos autogestionamos y autofinanciamos», afirma. Por este lado, Fredes asegura que no tiene nada que agradecer a las instituciones, solo a la gente que con su granito de arena consigue que se vaya sumando a favor de los animales.

Para asegurar esta transparencia y el bienestar de los animales que se alojan en el refugio, ASPAP cuenta con un núcleo zoológico. A través de esto, la Junta concede el permiso de actividad, asegurándose que las instalaciones son válidas y hay garantía de que los animales van a tener el bienestar adecuado. En ocasiones, como denuncia Fredes, «hay agrupaciones ilegales, abren un corral sin autorización y no hay un control de la Junta sobre ellas».

En Salamanca hay más mascotas que niños menores de 14 años

En la actualidad, hay censadas en la Oficina de Bienestar Animal del Ayuntamiento de Salamanca 21.107 mascotas, lo que supone -si tenemos en cuenta el padrón reflejado a principios de este año en el Instituto Nacional de Estadística (INE)-, que hay más mascotas que niños de hasta 14 años registrados en la capital del Tormes, pues la cifra es de 18.708.

De esos 21.107 animales de compañía más de 19.000 son perros, por lo que también hay más perros que niños en la capital. Si hacemos una media de tres personas por familia, prácticamente 60.000 salmantinos están vinculados de algún modo a un animal, según recoge la agencia Ical

Ante tantas mascotas, desde la Oficina de Bienestar Animal del Ayuntamiento de Salamanca se llevan a cabo varias acciones para dar exactamente eso, «bienestar» a las mascotas salmantinas.

Con el objetivo de dar «hogar» a los animales más olvidados, el Consistorio ha destinado una inversión de más de 200.000 euros para la construcción de un centro de protección animal. En este refugio se acogerán animales abandonados o maltratados. En principio, la iniciativa puede resultar optimista para Fredes, ya que desde el Ayuntamiento se proponen luchar por una misma causa. Ahora bien, la directora de ASPAP asegura sin pelos en la lengua que esto no dará solución al problema, «están haciendo un centro muy pequeño. Tiene espacio para solo 30 perros y 15 gatos. Cuenta con 3.000 metros cuadrados frente a los 17.000 que tenemos nosotros». De igual forma, la gestión será por parte de una empresa de economía social, «nos cierran las puertas a las asociaciones proteccionistas y se las abren a gente que no tiene el conocimiento suficiente para el cuidado de animales. Es como darle al fontanero el cuidado de los jardines», añade indignada Fredes.

Como indica la directora, Ana Suárez, de la oficina de Bienestar Animal, se ha acercado personalmente a ASPAP para fijarse en las instalaciones del centro con el fin de copiar el buen funcionamiento, pero aún así, Fredes desconfía de la puesta en marcha adecuada del mismo: «deberían dejarlo en manos de los que entendemos a los animales solo con mirarlos».