Un grupo de mujeres se protegen de la gripe de 1918. EL NORTE

Una pesadilla que se repite cada 100 años

En otoño de 1918 Salamanca padeció una devastadora pandemia de gripe que se cobró casi 3.500 vidas. «La epidemia actual es terrible, pero aquella fue horrorosa», explica Jesús Málaga

daniel bajo / word

Domingo, 24 de mayo 2020, 12:02

Aún es muy pronto para saber qué dirá la historia de la pandemia de Covid-19. Los estudiantes del futuro aprenderán que surgió en una ciudad china, que se expandió por todo el globo y que se llevó por delante a miles de españoles. Y ... que fue la primera epidemia del siglo XXI.

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La última vez que Salamanca se vio en una situación parecida fue en 1918, explica el exalcalde salmantino Jesús Málaga. El antiguo regidor, médico de profesión, ha estudiado la idiosincrasia de Salamanca, sus venturas y desventuras y a los personajes que han forjado su nombre. Es el cronista oficioso de la ciudad.

Málaga comenta que una epidemia de gripe azotó a la ciudad en el otoño de 1918. «Los primeros casos se dieron en septiembre. A mediados de ese mes, los médicos descubrieron casos de gripe. Los primero síntomas que daba eran digestivos, pero después evolucionaron».

La historia de la gripe de 1918 se parece demasiado al presente. «Desde las instancias sanitarias se empezó a vigilar a los portugueses en tránsito desde Francia a Portugal, porque se decía que el foco estaba en Portugal. Se vigilaron los trenes y las fronteras». El virus, sin embargo, se propagó sin control. El 27 de septiembre la situación se desbordó. «Había ya 100 pueblos afectados. La epidemia se extendía con una rapidez vertiginosa, en cuestión de horas. Causó estragos en algunos pueblos. En El Cubo de Don Sancho, de 250 vecinos, 200 estaban afectados y 30 fallecieron. El médico también enfermó. Y en Herguijuela de la Sierra, a finales de septiembre, había 27 fallecidos. Se impidió la comunicación entre los pueblos para frenar la transmisión. Había tantas defunciones que las campanas no tocaban a muerto para no alertar a los vecinos».

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La película de terror llegó a la ciudad. «La capital se vio afectada de lleno. Los pacientes comenzaban con un cuadro de bronconeumonía, como ahora el covid-19. La Junta del Colegio de Médicos recomendó a la gente que no aplicase métodos caseros, sino que fuese a los médicos de cabecera. Y que quienes tuvieran formas leves de la enfermedad, guardasen cama durante cuatro días. También que se extremase la higiene, que el Ayuntamiento limpiara las calles... pero había aguas sin depurar, un sistema de alcantarillado precario, calles sin asfaltar... era terrible». Un dato que lo dice todo: durante la pandemia de gripe, los fallecimientos triplicaron a los nacimientos.

Picos y valles

Usando termino actuales, Salamanca estaba en plena 'escalada' de gripe, pero no tenía medios para contenerla. «El pico llegó a finales de septiembre», explica Málaga. En la segunda mitad de octubre «los casos empezaron a bajar en la ciudad, pero seguían en los pueblos». Sólo dos municipios de la provincia (La Atalaya y Valsalabroso) se escaparon de la plaga.

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«Se intentó por todos los medios evitar la propagación. Hasta se quitaba el agua bendita de las iglesias, pero la gente se contagiaba porque se cuidaban unos a otros. Fue así hasta noviembre». Ese mes la pandemia se atenuó y acabó por desaparece gracias a la «inmunidad de manada». El 80% de los vecinos la contrajeron y se inmunizaron, pero hasta llegar a ese punto padecieron semanas «dantescas». «A estas desgracias se unían otras no menores», aclara Jesús Málaga. «En octubre ya hace frío y había escasez de carbón para braseros. Y la subasta para desviar el agua del Regato del Anís y La Florida, que recogían aguas sucias, quedó desierta».

Y por si fuera poco, tampoco había estabilidad política. «En el siglo XX los alcaldes duraban meses o un año. No aguantaban. La alcaldía era un potro de tortura, la gente moría de hambre, había pobres en las iglesias... había hambre y miseria. Era desastroso».

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p El exalcalde de Salamanca, médico y escritor Jesús Málaga. LAYA

La pandemia de gripe «coincidió con dimisión del alcalde Fernando Iscar Peyra. Fue el 24 de septiembre, en plena gripe, por haber sido desautorizado por el ministerio por incautar trigo». Una plaga mortal en la calle y la ciudad sin nadie que la dirija. «Se buscó alcalde. El primer teniente de alcaldía, Ángel Vázquez de Parga, tenía la gripe. Pasaron uno tras otro y llegaron a la quinta tenencia de alcaldía. Garrido, un concejal liberal, fue alcalde provisional» . Frío, insalubridad, pobreza, inestabilidad política y de postre una pandemia de gripe. Es un milagro que la ciudad siga habitada.

Los datos definitivos de mortandad se conocieron en noviembre de 1918: 3.494 fallecidos (3.377 en los pueblos y 117 en la ciudad). Quizá no parezcan muchos, pero la capital tenía sólo 18.000 habitantes. Esas 117 muertes equivaldrían hoy a unas 950, considerando cómo ha crecido la ciudad desde entonces. Según Málaga, la epidemia de gripe «no puede compararse» a la de covid-19. «La actual es terrible, pero aquella fue horrorosa».

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Fue la última gran crisis sanitaria de Salamanca. Hubo un par de casos de viruela en octubre de 1918 (se aisló a los pacientes de inmediato) y brotes aquí y allá de sarampión, tosferina, rabia... pero nada comparable con el otoño de 1918. Veremos cómo nos trata la historia si en 2120 alguien se pregunta por la pandemia del coronavirus.

Para llorar

La Salamanca de hace 100 años era un valle de lágrimas. Jesús Málaga es el autor de 'La vida cotidiana en la Salamanca del siglo XX 1898-1923' y reconoce que son «900 páginas de puro terror». El segundo volumen de la trilogía sobre la historia reciente de la ciudad abarcará desde 1924 hasta el final de la Guerra Civil. «Esa etapa también fue horrorosa, con la dictadura de Primo de Rivera, los enfrentamientos, la gente muriendo de hambre durante la II República, la Guerra Civil... La historia de Salamanca en esa parte del siglo XX es para llorar».

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