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Con el pan a todas partes

Cepeda. Anun Sánchez, de la Tahona del Tío Chinitas, reparte este alimento que ellos elaboran en varios pueblos de las Sierras de Béjar y de Francia cumpliendo todas las medidas de seguridad e higiene

M. JESÚS GUTIÉRREZ / WORD

SALAMANCA

Miércoles, 8 de abril 2020, 20:18

Desde que se declarara el Estado de Alarma sanitaria por la pandemia del coronavirus, el pasado 14 de marzo, una de las medidas repetidas por las autoridades de forma constante es que las personas permanezcan confinadas en sus casas y no salgan a comprar todos ... los días, haciéndolo una vez a la semana o al menos cada tres días, para evitar de esta forma el contagio del virus Covid-19 y su propagación.

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Desde ese momento, los pueblos han buscado fórmulas para que la gente salga lo menos posible de sus casas -algunos ayuntamientos, incluso, se han ofrecido a hacer las compras y llevarlas a los domicilios de las personas mayores, principalmente-, y una de esas iniciativas ha sido la que ha ofrecido Anunciación Sánchez, 'Anun' como la conocen todos, que regenta la Tahona del Tío Chinitas de Cepeda, que lleva a una serie de pueblos de las Sierras de Béjar y de Francia, además de un alimento básico como es el pan, todos aquellos productos que sus clientes le demandan, pues cuentan con un supermercado en su pueblo natal.

Para ello, tiene dos rutas establecidas, afirma Anun Sánchez a este periódico, una que comprende los pueblos de Colmenar de Montemayor, Horcajo de Montemayor, Valdehijaderos, La Calzada de Béjar, Cristóbal, Los Llanos, Molinillo, Santibáñez de la Sierra y Los Puentes del Alagón, además de las casas que se encuentran en este recorrido; y la otra, que transcurre por las localidades de La Alberca (incluida la residencia de mayores y sus puntos de venta), Madroñal, Monforte de la Sierra y Miranda del Castañar. Y además realiza entregas a domicilio en su propio pueblo, Cepeda.

Según cuenta Sánchez, como «tengo tienda de alimentación, llevo todo lo que necesitan nuestros clientes. Me preocupo hasta de llevarles trigo para sus gallinas, recargarles el móvil, llevarles las medicinas y de estar pendiente de ellos, de que estén bien», porque muchos de ellos, añade esta joven cepeana, son personas mayores que «no tienen ni coche ni familia y además de no tener tiendas en sus pueblos, les han prohibido la venta ambulante. Por eso yo les llevo lo que necesitan, pero siempre bajo pedido; es decir, lo que piden se lo quedan y sólo tocan sus productos».

Y es que las medidas de higiene en este caso son esenciales, tanto es así, que esta joven que va provista de mascarilla, pantalla facial y guantes, además no entra en contacto con sus clientes, a los que entrega el pan pedido, o la compra, en bolsas que anteriormente le han dejado en las puertas de las viviendas o en un lugar acordado; mientras que el pago de los productos y las vueltas también son dejadas en bolsas de plástico e incluso hay personas que «me dejan el dinero en un bote con agua y lejía y yo les echo ahí también la vuelta; así desinfectamos las monedas», apostilla.

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Otras personas le pagan cada cierto tiempo e, incluso, «muchos clientes me están dejando a deber las compras, ya que les he pedido que por favor no salgan de sus casas ni vayan a la ciudad a sacar dinero en efectivo para pagarme. Ya me pagarán cuando acabe todo esto; porque si ellos se contagian, puedo caer yo, y yo puedo llevar el virus a todos los pueblos» y eso, justamente, es lo que está tratando de evitar.

Como es autónoma y «tengo cuatro empleados a mi cargo y quiero el bien para todos ellos y para sus familias» ha decidido cerrar tres días a la semana, los martes, jueves y sábados; así se evitan posibles contagios. Una medida que no todos sus clientes han entendido, como cuenta Anunciación Sánchez, ya que algunos clientes ya le han manifestado que si no les lleva el pan a diario dejan de comprárselo y no entienden que lo está haciendo por el bien de todos.

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Cara y cruz

Esta reacción podríamos decir que es la 'cruz' de un servicio que esta joven está dando no sólo por mantener su negocio y la estabilidad de las familias a las que sustenta sino como una medida social y de apoyo, sobre todo a las personas mayores. En esos momentos, cuenta, «me dan ganas de dejarlo todo», porque «salgo a repartir con miedo no me contagie yo y contagie a mi familia, y sobre todo a mi pueblo», donde la mayor parte de la población son personas ancianas, un sector con gran riesgo en esta pandemia. «Lo haces por ayudar y te encuentras con esto», pero aún así ella sigue luchando y llevando provisiones a los pueblos cuatro días a la semana. «Lo hago por mi conciencia», asevera tajante y añade que «si estas ventas las tuviéramos durante todo el año, daría lugar a quedarse en la zona más familias y montar sus propias tiendas». Además, pide «a los alcaldes que se regule la venta ambulante, y que ésta sólo se pueda hacer en los pueblos donde no hay tiendas y, de esta forma, apoyemos más los negocios locales. Nos iría mejor a todos los que vivimos en los pueblos».

La 'cara' de este servicio a domicilio es la satisfacción por la ayuda que está presentado, sobre todo a las personas mayores, muchas de las cuales no tienen familiares cerca que les puedan echar una mano. Y en los pueblos, ya se sabe que la población está envejecida y si se van los 'abuelillos', apaga y vámonos.

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Por ello, en estos días de confinamiento, todos deberíamos ser más comprensible y saber agradecer aquello que tenemos. Como Anunciación Sánchez sabe agradecer al Ayuntamiento de Cepeda y a todo el pueblo que estén ayudando a protegerse mutuamente, «consiguiendo entre todos mascarillas, donando botes dosificadores y repartiendo geles desinfectantes por los sitios más concurridos» como las entradas a las tiendas, junto a los contenedores de basura...; además de desinfectando calles y plazas para hacer del municipio un lugar seguro para todos los que en él residen.

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