![Luis Pérez-Romasanta, junto al nuevo acelerador lineal del Hospital Universitario de Salamanca.](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2023/11/17/Luis%20Prez%20Romasanta-ktJH-U2107532112501BG-758x531@El%20Norte.jpg)
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Es tan común para los pacientes de cáncer que la radioterapia ha pasado de parecer ciencia ficción a ciencia básica. Radiar con fotones un tejido tumoral ya no es una batalla de artillería pesada acercándose a la misión de un certero francotirador con objetivo delimitado. La tecnología que lo hace posible gana en precisión y los tratamientos en eficacia. Así lo vive Luis Pérez-Romasanta, jefe del servicio de Oncología del Hospital Universitario de Salamanca que estrena el cuarto acelerador lineal de su centro. Una inversión millonaria con una vida útil de unos doce años. De él también depende el servicio que acaba de abrirse en el Hospital de Ávila.
La popularidad de la 'radio' no resta magia al hecho de que lo que mató a sus descubridores, el matrimonio Curie, cure hoy a millones de personas cada vez de forma más inocua. «La radiación es un arma de doble filo.Por un lado es un agente tóxico, produce daños celulares en los seres vivos», explica Pérez-Romasanta. «Por otro cura, aunque es un malentendido común pensar que actúa quemando. Puede producir quemaduras en la piel pero no cura así. Actúa dañando el ADN de las células tumorales que, afortunadamente, se reparan con mayor dificultad que las sanas, que tienen más recursos metabólicos para sobrevivir. En ese diferencial, en esta ventana que se abre entre tejidos sanos y dañados, se basa la radioterapia. A veces es una ventana muy estrecha eso hace que las técnicas tengan que ser muy sofisticadas para poder dirigir la radiación de la manera más precisa. Ahí entra como complemento fundamental la imagen tridimensional».
Este médico gallego que se especializó en Estados Unidos recuerda que «a finales de los ochenta planificábamos los campos de radioterapia sobre radiografías simples. Aprincipios de los 90 comenzó a desarrollarse la planificación sobre imágenes de TAC, eso permitió concentrar, 'conformar' decimos, la dosis en los tumores. Hace cuatro décadas era un tratamiento tóxico, hoy es efectivo y tolerable. Nuestro potencial curativo ha aumentado considerablemente».
El desarrollo de la imagen multimodal (resonancias magnéticas, TACs, y otras modalidades) «permiten discriminar con precisión milimétrica dónde está el tumor. Algo especialmente necesario en los tejidos blandos –conectivo, grasa, cerebro, nervioso–». A esa concisión que facilita la imagen tridimensional se une otra ventaja «la modulación de dosis: En vez de aplicarla de forma homogénea sobre el volumen que se irradia, se administra dosis mayor en la zona donde hay que castigar más el tejido tumoral. Esas técnicas se generalizaron enEspaña a partir del año 2000». El último acelerador incorpora un TAC, «de tal forma que podemos obtener las imágenes del paciente justo antes del tratamiento. Ahora hacemos en minutos lo que antes eran horas. Una vez colocado el paciente en la camilla generamos el plan adecuado para ese día ya que la geometría del cuerpo cambia de una sesión a otra.La terapia adaptativa es el último reto de la radioterapia basada en fotones. En España hay diez servicios de oncología radioterápica que pueden hacer radioterapia adaptativa».
Pero ¿qué es un acelerador lineal? «Para que lo entienda todo el mundo, es como el filamento de una bombilla al que se le aplica grandes tensiones eléctricas de modo que se generan electrones. Esos electrones se consiguen acelerando hasta la velocidad de la luz y al portar una gran energía cinética producen fotones y son estos fotones los que empleamos, dado que no tienen masa pueden atravesar cualquier cuerpo. Los empleamos para alcanzar tumores que están en zonas profundas, a varios centímetros de la piel». La aplicación de la radioterapia comenzó «en las lesiones cerebrales, la usaron los neurocirujanos para tratar sin intervención quirúrgica. Se llamó 'gamma knife', bisturí gamma –los fotones cuando salen del núcleo de isótopos radiactivos se llaman radiación gamma–. Aquel desarrollo inicial de radioterapia aplicada con sentido quirúrgico se generalizó a otras partes del cuerpo».
El cáncer más frecuente en los varones es el de próstata y «en el que la radioterapia juega un papel importante, al mismo nivel que la cirugía en las fases de tumores localizados».En el pulmón se emplea como «tratamiento exclusivo en fase precoz y en fase avanzada, unido a la quimioterapia». En el cáncer colorrrectal, «el más frecuente en Castilla y León, la radioterapia se combina con quimio y cirugía en tumores avanzados. En la fase precoz, cuando no es factible la cirugía. En el cáncer colorrectal, el más frecuente en Castilla y León, también se combina con otros tratamientos.Ahora se vislumbra como tratamiento exclusivo en tumores localizados tratando de evitar la cirugía». En mujeres, el más frecuente es el de mama, «la radio se combina con la cirugía más limitada para preservar el pecho cuando se puede».
El ámbito más novedoso para la radioterapia está «en el desarrollo de nuevas estrategias oncológicas para tratar con finalidad radical el cáncer metastásico. Se ha abierto una oportunidad curativa para pacientes en los que antes solo era paliativa».
Acostumbrado a tratar a otros, un día el doctor también fue paciente. «Mi tumor se diagnosticó precozmente y pude recibir un tratamiento radioterápico muy dirigido hacia la zona afectada. Voy para quinto año que estoy perfectamente. Aquel tratamiento me permitió trabajar dos días después de recibirlo». Esa experiencia le permitió vivir en primera persona las eficiencias y deficiencias del servicio sanitario. «Para mi tratamiento tuvieron que hacerme tres biopsias. Cada vez que me hacían una tenía que ingresar en el hospital. El hecho de ir al quirófano en la camilla te permite comprobar que no es lo mismo ser llevado por un celador que esté pendiente de ti, centrado en tu vivencia, que procura darte ánimos y entiende tu nerviosismo, aunque seas médico, que ir acompañado por alguien que no tiene esa actitud. Ser paciente te enseña que hay aspectos de humanización que habitualmente no consideramos. Para el paciente tan importante es la atención de quien te lleva al quirófano como incorporar al diagnóstico las mejores herramientas. La vivencia te enseña de primera mano en qué se puede mejorar. Los pacientes son el motor que nos permitirá hacer cambios en los hospitales. En Salamanca hay un comité de humanización y espero sea una vía para escucharlos».
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