La secretaria de la asociación Somos Más, María Teresa Ballester, conversa por videoconferencia con Alicia Espinosa horas antes del ingreso de esta última en el centro penitenciario de Aranjuez. WORD

Una mujer ingresa en prisión pese a denunciar a su expareja por malos tratos contra ella y su hija

Cumplirá seis meses de condena por desobediencia al no haber obligado a la niña a ver a su padre en el punto de encuentro durante las visitas tuteladas

RICARDO RÁBADE / WORD

SALAMANCA

Martes, 30 de junio 2020, 09:22

Se llama Alicia Espinosa, es salmantina, tiene tres hijas y en la tarde de ayer ingresó en la prisión de Aranjuez acusada de un delito de desobediencia grave contra la autoridad.

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Alicia cumplirá seis meses de prisión, pese a no tener antecedente penales y se trata de un caso realmente atípico, dado que en España cualquier persona condenada penalmente con una pena de reclusión de menos de dos años de duración puede librarse de dormir a la sombra si carece de antecedentes penales. Sin embargo, en el caso específico de Alicia Espinosa confluyen otras circunstancias, dado que anteriormente había sido sancionada por el juez con el pago de varias y costosas multas judiciales relacionadas con su caso. Dadas las dificultades económicas que atraviesa –cobró la Renta Garantizada de Ciudadanía de la Junta cuando estaba en paro– y pese a haber trabajado de vigilante jurado en una conocida empresa de seguridad de la ciudad, al final los retrasos en el abono de estas multas se sumaron a la condena de seis meses, por lo que ha no podido escapar finalmente de la condena carcelaria.

Por si fuera poco, ayer mismo –justo unas pocas horas antes de su entrada en prisión– Alicia recibió una nueva comunicación judicial, que le emplaza a comparecer el próximo mes de octubre por un nuevo delito de desobediencia a la autoridad, similar al que le ha acabado llevando a la cárcel. «Me han entregado la nueva citación para un nuevo juicio en octubre y me temo que tendré que declarar por videoconferencia desde la cárcel de Aranjuez», auguró en un derroche de sinceridad.

Supervivientes

Somos Más, la ONG que está ayudando a Alicia y que se autodefine como una asociación que agrupa en sus filas a mujeres de la supervivencia machista, puntualiza que Alicia Espinosa «ha sido condenada, básicamente, porque nadie se ha molestado en averiguar el rechazo de su hija a ir con su progenitor». Recalca que durante todo el tiempo que ha durado su periplo judicial «nadie, hasta ahora, se ha tomado la molestia de examinar el caso de la menor». Se trata de una niña de 9 años de edad –la mayor de las tres hijas que tiene la madre– que lleva años «negándose a ir con el padre para verlo». De hecho, recalca Somos Mas, durante todo ese tiempo «como viene siendo habitual, nadie se ha preocupado de saber el motivo real de por qué la niña rechazaba al padre, hasta la última sentencia donde un juez ordena estudiar el caso, pero eso sí, culpando sistemáticamente a la madre de la negativa de la menor».

La asociación matiza, en relación a este espinoso caso, que «siendo que no le importa a nadie que el padre haya estado, supuestamente, maltratando a la niña, de lo único que se ha preocupado la Administración y la Justicia es de que se cumplan a rajatabla las visitas, cuando la niña decía que no quería ir con el padre y se seguía considerando culpable de esa negativa a la madre». A juicio de Somos Más, «a la justicia le da igual los motivos por los que la niña no quería ir y solo le importa buscar un culpable y, como no, lo ha encontrado en la figura de la madre».

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«He sufrido palizas por no abortar y mi niña llegó a salir con el ojo morado del punto de encuentro tras estar con su padre»

El asunto, añade Somos Más a la hora de rememorar los hechos, «llegó a tales términos, que la obligaron a Alicia a firmar una conformidad penal, reconociendo algo que ella sabía que no era verdad, bajo la implacable presión de la imposición de una condena mayor». De hecho, Alicia Espinosa desveló ayer a este diario, justo después de haber hecho la maleta para desplazarse a Aranjuez para su ingreso en prisión, que «me dieron dos opciones, o aceptar estar en la cárcel seis meses o ser condenada a un año de prisión y perder la custodia de mi hija, y ante eso, para impedir que me quedara sin mi hija, tuve que aceptar lo primero».

Somos Mas corroboró que Alicia jamás dejó de llevar a su hija durante los últimos años al punto de encuentro salmantino de la Asociación para la Protección del Menor (APROME), situado en la calle de Las Eras, con el fin de que la niña pudiera ver a su padre, tal como se estipulaba expresamente en la sentencia. «Nunca he dejado de llevarla y en ocasiones me ví obligada a hacerle uno de esos pequeños chantajes que se les hacen a los niños para que consigas que hagan algo... Le decía que le iba a comprar un móvil si aceptaba quedarse en el punto de encuentro para ver a su padre, pero ella se escapaba del punto de encuentro porque nunca ha querido estar con su padre por lo que le ha hecho».

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De hecho y según la versión facilitada por la asociación Somos Más, cuando la madre acudía con su hija al punto de encuentro para el cumplimiento de las visitas, la niña se negaba taxativamente a entrar con el padre y los técnicos del punto de encuentro «presionaban a la madre diciéndole que era obligación de ella, la madre, convencer a su hija para cumplir con las visitas». La asociación subrayó que esta competencia corresponde a los técnicos del punto de cuentro, añadiendo también, en términos irónicos, que «era muchísimo más cómodo así, echando absolutamente toda la responsabilidad sobre la madre», puesto que «no querían problemas». Esta mujer, enfatizó la asociación, ha entrado en la cárcel por «no haber cometido más delito que llevar a su hija al punto de encuentro, donde la niña se negó una y otra vez a irse con su padre», de manera que «por ello, por no estudiar el porqué del rechazo de esa niña hacia su padre, prefieren condenar a prisión a su madre».

Llamadas a la Policía

Alicia Espinosa rememoró que en varias ocasiones llamó a la Policía Local para que los agentes municipales le ayudaran para conseguir convencer a su hija de nueve años que se reuniera con su padre biológico en el punto de encuentro, una prueba más, tal como ella subrayó, que en todo momento jamás se negó a llevar a su hija a dicho espacio para encontrarse con su progenitor.

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En su mensaje divulgado en las redes sociales, Alicia Espinosa se dirige emocionada a su hija explicándole que «entro en la cárcel porque no te he obligado a quedarte con tu padre, ese al que tú no llamas padre, sino por su nombre de pila», de manera que «llegará el día que se te oiga y se te escuche». También recuerda que «he sufrido palizas por no abortar» y asegura que su expareja tiraba a la niña «por los aires para que dejase de llorar» cuando era pequeña y la arrastraba «en una caja de cartón llena de llanos y chillidos». Además, asegura tajantemente que cuando la pequeña iba al punto de encuentro para estar a solas con su padre llegó a salir del mismo «con un ojo morado, con una sandalia rota y con un cabello roto»

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