Según las estadísticas, Salamanca sigue siendo una de las ciudades y provincias más seguras de España. Y seguramente será cierto, pero este año dos asesinatos uno machista y otro..., de difícil calificación helaron la sangre a los salmantinos.
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El 29 de junio fallecía en el ... Hospital Clínico Universitario de la capital del Tormes la mujer apuñalada por su marido en Doñinos de Salamanca una semana antes. La joven, de 34 años, se convertía de este modo en una nueva víctima de la violencia de género tras la agresión sufrida a manos de su pareja, cuando la dejó malherida y después se ahorcó.
En concreto, los hechos ocurrieron poco antes de las 3:42 horas del día 22 de junio, cuando el Servicio de Emergencias 112 de Castilla y León recibió la alerta procedente del municipio de la comarca del Campo de Salamanca. El hombre, de 69 años, apuñaló a su mujer hasta dejarla malherida y, posteriormente, se quitó la vida ahorcándose. Los bomberos tuvieron que intervenir para bajar el cuerpo. Tras el suceso también requirió atención médica un varón de 68 años que fue dado de alta allí mismo, y que se trataba del hermano del fallecido.
Según confirmaron las autoridades sanitarias la mujer fue intervenida el propio martes en una operación que se prolongó durante 12 horas. Días después tuvo que ser intervenida una segunda vez tras lo que pudo estabilizarse, aunque aún permanecía en estado critico ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos. Hoy ha perdido finalmente la vida en dependencias hospitalarias del Complejo Asistencial de Salamanca.
La muerte de un hombre de 51 años por los disparos realizados por un exguardia de seguridad, que dejó muy mal herida a una mujer de 53, porque sí, sin motivo aparente más que una discusión banal dejaron fríos a los salamantinos durante un par de días, hasta que la Policía no explicó que es lo que realmente había sucedido se especuló con un montón de motivos, pero cuando se supo la verdad, la sensación que le podía haber pasado a cualquier heló aún más la sangre a los vecinos de Garrido.
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Un testigo presencial, las grabaciones de las cámaras de seguridad de la zona donde ocurrieron los hechos y el hallazgo del arma, además del resultado positivo de la conocida popularmente como prueba de la parafina, fueron las principales pruebas que acorralaron al detenido por los disparos en la calle Isaac Peral del barrio Garrido.
José María y Belén las víctimas, en compañía de otra mujer, se encontraban tomando algo en una terraza de un establecimiento de hostelería en el salmantino barrio de Garrido. Un individuo se acercó al grupo tratando de entablar una conversación con ellos, especialmente con los dos mujeres y, sobre todo, con Belén, que tras ser sometida a varias operaciones pudo salvar su vida salió del hospital un mes más tarde. Tras irse del lugar los tres amigos el asesino les siguió a cierta distancia y, presuntamente, asistió de lejos al momento en el que dejaban a la tercera persona en su casa. Una vez se hubieron quedado solas las dos víctimas y se estaban acercando a la casa de Belén, el presunto asesino sacó una pistola y disparó por la espalda, primero a él y después a ella. Cuando ya estaban en el suelo, volvió a accionar el arma de fuego «con intención de rematarlos». Luego, se retiró «tranquilamente» del lugar relató el jefe de la Policía al explicar lo que había sucedido.
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El hombre tenía un arsenal de armas en casa y era bastante violento, como demostró esa madrugada de agosto en el populoso barrio de Garrido, que sigue pensando que le pudo pasar a cualquiera.
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