'Miradas 1990-2020', retrospectiva de Antonio Varas en Salamanca

'Miradas 1990-2020', la exposición del artista bejarano Antonio Varas de la Rosa, cuelga desde ayer y hasta el próximo 31 de diciembre en la Sala de Exposiciones del Centro Cultural Julián Sánchez 'El Charro' (de lunes a viernes de 9:00 a 14:00 y de 17:00 a 21:00 horas y sábados, de 9:00 a 14:00 horas). La muestra y el catalogo están patrocinadas por la clínica oftalmológica Las Claras.

'Miradas 1990-2020' es un ejercicio retrospectivo de Antonio Varas en su trayectoria. Un camino que, a pesar de su amplio bagaje de tres décadas, no ha hecho más que comenzar. Y es que la carrera del artista, a pesar de la experiencia, la meta siempre queda delante, junto a las inquietudes y los sueños.

Indiscutiblemente original que un hijo -Mario-, con base y preparación -licenciado en BBAA- y con conocimiento de la obra y del artista -¿quién mejor que un hijo?- comisaríe esta exposición. Además lo hace con autoridad o con la convicción que da el haber crecido junto a alguna de las obras que conforman la muestra. Ello le permite afirmar: «Mirada como búsqueda de identidad y expresión más allá de su propio entendimiento, recreación de una visión representada en otros términos, camino a través del tiempo y los sentidos. Meramente la interpretación del paisanaje ejecutada por la mirada expresiva del personaje».

Desde que Sócrates visito el taller del pintor Parrasio, tal como contó Jenofonte, mucho se ha escrito sobre la pintura. Esa fue la primera vez que se habló de la mimesis (posteriormente lo amplió Aristóteles) como un concepto estético de la imitación de la naturaleza, como fin esencial del arte. Ha llovido mucho desde entonces y sin embargo hay cosas que no han cambiado y que ahora se encarga de recordarnos Varas.

El artista lo explica a la perfección en el catálogo de la muestra: «Observar de tu alrededor. Adosar todas tus inquietudes e influencias recibidas y pegadas en tu caminar, en tu educación, tus experiencias y conocimientos de tu vida para dirigirlas. Destinarlas, exaltarlas todas ellas a la tarea de pintar».

La exposición de Antonio Varas es de las que capta la atención del espectador que busca en la pintura lo asumible, de los que quieren encontrarse con la figuración, de los que disfrutan de los pintores que captan la realidad, sin necesidad de ser realistas o hiperrealistas. O como se dice sin ambages, aquellos a los que les gusta una pintura reconocible. Sus paisajes, urbanos o rurales, sus personajes, son de los que te puedes encontrar en cualquier momento cada día.

Y como dice Charo Alonso en el catálogo, «tiene la pintura de Antonio Varas cualidad de abrazo y cercanía. Sus gentes, el paisanaje de sus surcos, calles y plazas, es una grandeza digna que les hace únicos… y todos nos reconocemos en los cuadros del pintor porque retrata y relata la vida que recorre».