«El miedo es que vuelvan las restricciones»

Se acabó el estado de alarma y ya podemos movernos libremente por toda España, aunque sea llevando mascarillas y guardando las distancias. Todo sea por evitar rebrotes y confinamientos. No está de más recorda que en China están con la mosca detrás de la oreja por un repunte en los casos de covid-19 en la ciudad de Pekín. Entre el 11 y el 20 de junio acumulaba 205 nuevos casos en la capital.

Un salmantino residente en Pekín está viviendo en primera persona esta segunda oleada de coronavirus. Dicen que nadie aprende en cabeza ajena, pero mejor que nos demos cuenta de que lo que ya ha pasado podría volver a suceder.

La situación a primera vista parece tranquila, pero la procesión va por dentro. «El centro está todo exactamente igual, sin cambios», al menos aparentes, pero que están ahí. «Hay más controles de temperatura. Y han repuesto los códigos QR» obligatorios para entrar en los edificios públicos. «Desde que rebajaron el nivel de alerta hace 15 días ya no era necesario usarlo. Ahora es obligatorio otra vez. En las comunidades de vecinos quitaron el termómetro infrarrojo y sólo había que rellenar un formulario al entrar, pero otra vez han vuelto a ponerlos. Comes fuera y hay termómetros, en las cafeterías hay termómetros...».

Son pistas de que algo está pasando. «Había bajado el nivel de alerta y la gente iba sin mascarilla. Ahora vuelve a ser obligatoria y el transporte público ha rebajado su capacidad. Uber y los taxis sí funcionan, pero quizá ahora circulen menos». La sensación, insiste, es de «aparente normalidad», pero con matices. Las autoridades han clausurado cinco mercados de alimentos y « todos los sitios en los que haya salmón. No lo hay en ningún supermercado. Algunos locales de sushi están cerrados y otros han retirado el salmón» porque las autoridades chinas temían que el virus hubiese entrado en Pekín a través de un lote de dicho pescado importado desde Europa.

En resumen, «hay miedo de volver a febrero y de que el brote se extienda. Se avecinan restricciones otra vez y durante mucho tiempo. Hay miedo de un repunte importante y de que volvamos s estar confinados otro año», comenta.

Para evitar males mayores, China ha cortado por lo sano: cancelaciones de vuelos (más de 1.200), cierre de barrios enteros y vigilancia intensiva.

«Todos los alrededores y suburbios han prohibido entrar en Pekín. Y los que quieran salir a otras provincias tendrían que pasar una cuarentena. Por ahora sólo se han hallado casos cerca del mercado del brote, pero en otras zonas de Pekín ya se detectan». Para asegurarse de que nadie se 'escapa', el gobierno de Pekín ha enviado mensajes de texto pidiendo, a quien haya visitado algún barrio afectado, que lo comunique a las autoridades y que visite un centro médico para pasar la prueba del covid. Los que no vayan voluntariamente serán multados. «Son muy estrictos. Hace unos días dijeron que era una situación de guerra y que iban a usar todos los medios para controlar el brote en el menor tiempo posible».

En lo que respecta a su situación particular, este salmantino explica que seguirá trabajando desde casa y que ha adquirido mascarillas y bienes de primera necesidad. «Hace unos días surgió todo y lo primero que hice fue comprar mascarillas y alimentos como envasados, pescado congelado, café, leche… por lo que pueda ocurrir. Creo que la gente esta cansada, pero tienen una capacidad de aguante inhumana. El miedo es que vuelvan las restricciones y no poder salir de China» a corto plazo, asegura.

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