M. Jesús Gutiérrez / Word
Salamanca
Lunes, 20 de diciembre 2021, 11:58
Cuando tanto se habla de la fiesta taurina, en Salamanca su futuro está garantizado con una amplia cantera que se forma cada año en la Escuela Salmantina de Tauromaquia de la Diputación de Salamanca, de la que despuntan varios jóvenes. Y entre ellos hay un nombre que ya se ha hecho hueco a nivel mundial, que ha sido presentado en público en América.
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Se trata de Marco Pérez, el joven novillero con raíces en San Esteban de la Sierra, que ha dejado claro -una vez más- que lleva el toreo en la sangre y que para él es mucho más que una pasión, pues donde va triunfa por su buen hacer.
Si en 2017, con 9 años, revolucionó este mundo tan complicado con su participación en el festival benéfico de la Unión de Toreros en Ávila compartiendo cartel con figuras de la talla de Julián López 'El Juli' o el peruano Roca Rey, entre otros, ahora vuelve a hacerlo cruzando el charco para debutar ante el público en Lima (Perú) y, de nuevo, torear junto a Roca Rey, máxima figura de estos momentos.
Así, el 21 de noviembre mató su primer novillo en público obteniendo dos orejas y la ovación del público en la plaza de la Esperanza de Lima, de la que salió a hombros y donde compartió cartel con Finito de Córdoba, Andrés Roca Rey, Román Collado, José Garrido, Joaquín Galdós y Samuel Calderón. Días antes también había salido a hombros de la plaza Holteín de Quito (Ecuador), donde había alternado con otras dos figuras destacadas como El Fandi y Miguel Ángel Perera.
Y si su actuación en Ávila, donde se convirtió en el foco de todas las miradas, especialmente de los taurinos que veían en él el futuro del toreo, no lo cambiaron; su paso por América y su próxima actuación en Manizales (Colombia) el 7 de enero, tampoco.
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Quizás, ahora, se le nota cierta madurez de los 14 años ya alcanzados, pero sigue siendo el niño de siempre -ya jovenzuelo- que le gusta correr por su pueblo, que le apasiona todo lo que hace y que despunta en todo lo que se propone, ya sea el atletismo, el fútbol o la pintura, por poner algunos ejemplos, en los que ha obtenido diversos trofeos.
«Sigo siendo el mismo», afirma tras su debut ante el mundo entero, «me gusta estar con mis amigos de siempre, reunirme con mi gente, ir a mi pueblo y pasar buenos ratos».
Y es que cuando se le pregunta qué siente por ser ya una figura del toreo, afirma categóricamente que «me queda mucho tiempo para convertirme en figura, mucho esfuerzo y entrenamiento».
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Su saber estar ante un mundo en el que sólo despuntan unos cuantos y en el que es difícil llegar a la cima y mantenerse, lo demuestra cuando se le pregunta a qué figura del toreo le gustaría parecerse o en quién se fija a la hora de torear, ya que rápidamente contesta que «me gustan muchos, porque de cada uno puedo aprender algo, de uno su técnica, de otro su composición, de otro su trazo con la muleta...» y añade que lo mejor es «coger de cada uno algo de su registro e incorporarlo a tu propio estilo».
Además, le quita importancia al hecho de codearse con los grandes y asegura que «es algo muy emocionante pero también tiene su responsabilidad para poder estar a su altura, porque es algo complicado». Por ello, «recordaré siempre estos momentos tan bonitos y siempre estaré agradecido», señala.
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De su viaje a Quito y Lima y lo que significa torear en otro país, a donde acudió acompañado de su padre, cuenta que se ha sentido «muy acogido, es gente muy hospitalaria y nos han tratado muy bien en todas las ganaderías a las que fuimos». Ha sido una experiencia «muy bonita», en la que también han tenido tiempo para hacer turismo y visitar ambas ciudades, «es otro mundo, sobre todo Ecuador, donde hay más pobreza, pero es muy bonito y Lima es preciosa», afirma.
Sobre qué siente cuando se planta delante del toro, Marco Pérez señala que «al principio, antes de torear, nervios; pero cuando salgo a la plaza dejo que fluyan los sentimientos y cuando el toro embiste es emocionante»; pero miedo, dice que no, que en ningún momento siente miedo.
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Y lo más difícil de todo, de compaginar estudios, entrenamientos, tentaderos, viajes...., en definitiva, su día a día que está cargado de actividad, para él es «cuando llegas de un viaje y tener que adaptarte al curso, a lo que han hecho mis compañeros; pero nos hemos puesto de acuerdo con los profesores y al final todo va bien».
Escuchándole hablar se ve que disfruta con lo que hace, que para Marco Pérez el toro es parte de su vida pero no por ello es su único mundo, porque le da tiempo para eso y para mucho más; para seguir siendo el niño, ahora ya joven, que disfruta con sus amigos y su familia, que participa de forma activa en la vida y tradiciones de su pueblo, donde tan pronto se le ve vestido de serrano como de monaguillo, porque la vida tiene muchas caras.
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El 7 de enero es la próxima cita taurina para el joven Marco Pérez, en la que debutará en Manizales (Colombia), donde acompañará también a primeras figuras del toreo.
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