M. Jesús Gutiérrez / Word
El Maíllo
Lunes, 4 de octubre 2021, 10:47
En un año en el que las fiestas aún no son como eran antes de la pandemia, El Maíllo no ha querido dejar pasar la celebración de su patrona, la Virgen del Rosario, para celebrar un acto muy emotivo con el que recordar a todos ... los que la Covid se llevó.
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Fue tras la eucaristía en honor a la patrona, cuando a la puerta de la iglesia -donde se encuentra el monumento que el pueblo de El Maíllo colocó para recordar a quien fuera su sacerdote «y amigo», Alfredo Ramajo, fallecido a consecuencia del coronavirus el 31 de marzo de 2020- la imagen de la Virgen del Rosario se paraba frente al monolito mientras el alcalde, Juan Manuel Villarón González, colocaba un centro de flores a sus pies.
El grupo folclórico local quiso dedicar a Alfredo Ramajo en ese momento una de sus danzas, concretamente el baile del ramo, cambiando la letra de la canción por una tonada dedicada al párroco, que hizo que la emoción embargara a más de uno y en especial a su hermana y a su marido, que agradecieron el gesto.
Concluido este significativo homenaje, con el que el pueblo de El Maíllo dejó patente que el sacerdote permanece en sus corazones, dio inicio la procesión hasta la Plaza Mayor, donde tuvo lugar el ofertorio a la imagen, con los vecinos colocados en una larga fila para entregar sus donativos a la patrona.
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Acto seguido comenzó la exhibición de baile a cargo de diez jóvenes del municipio junto al tamborilero Francisco Martín González, quien tomó la palabra para explicar que «tras un año de parón» volvían a danzar en la Plaza, en un año en el que había más huecos y era por todos «aquellos que ya no están con nosotros», que ya están en el cielo. Y por ellos, cada una de las diez jóvenes encendió una vela, que fueron colocando frente a la Virgen del Rosario y junto a las que danzaron. Un nuevo recuerdo a todos los fallecidos durante este largo periodo en el que el pueblo no ha podido celebrar sus fiestas. Y tras un ofertorio, especial por el reencuentro con la Virgen y por las circunstancias en las que se celebraba, el párroco, Juan Carlos Sánchez Gómez, pidió a todos los asistentes que permanecieran en sus sitios sin moverse, ya que desde el Ayuntamiento se entregaría a cada uno de los asistentes el tradicional pañuelo de fiestas, que los vecinos fueron colocando en sus cuellos según fueron recibiéndolos.
La jornada grande de las fiestas de El Maíllo contó ayer también con actividades para los niños por la tarde y un monólogo por la noche; a la espera de que el próximo año pueden volverse a celebrar los festejos taurinos y encierros, las verbenas y los actos que tanto gustan en este pueblo.
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