Loas en la Catedral, pero muy poco eco en las calles

La fiesta de la patrona de Salamanca, la Virgen de la Vega, se celebró ayer con una misa reducida en la Catedral Nueva, oficiada por el obispo Carlos López ante 25 fieles, con un programa municipal volcado en Internet y sin fiestas presenciales. Nada de fuegos artificiales, pasacalles, pregones desde el balcón del Ayuntamiento, casetas de pinchos ni atracciones en La Aldehuela. La fiesta más extraña que Salamanca recuerda.

A partir de las 10 de la mañana, un grupo de fieles esperaban a la puerta de la Catedral para poder entrar en la misa que comenzaba dos horas después. Las limitaciones al aforo solo permitieron pasar a 25 personas, todas ataviadas con mascarilla. La Catedral tiene espacio para cientos de asistentes, pero únicamente un puñado pudieron acceder al interior. El Cabildo trató de paliar la limitación con la ampliación de eucaristías en el templo y la veneración pública de la réplica de la imagen durante todo el día en la Puerta del Nacimiento.

El obispo, en su homilía, reconoció que la reducción en el número de fieles que participaron en la misa «tiene que ser aceptado por el bien de todos y por la salud de todos», a pesar de las críticas vertidas hace cinco días por las medidas adoptadas por la Junta de Castilla y León para evitar aglomeraciones en diferentes ubicaciones, recoge Efe.

Carlos López aludió a la «abrupta interrupción de un estilo de vida, una forma de romper con certezas anteriores» y que ha hecho que queden «afectados el ejercicio de derechos fundamentales» y añadió que es de justicia reconocer que la pandemia, «ha dado lugar a experiencias positivas y gratas», porque como apuntó, «la gran mayoría de la gente ha reaccionado con sentido común, a veces con una creatividad y muy a menudo con admirable solidaridad». Al respecto, indicó que han salido a la luz en el conjunto de la sociedad, «fortalezas internas y grandezas humanas, capacidades de superación propia, que dan un mentís a los juicios negativos generalizadores sobre el mundo de hoy y sobre la juventud de hoy».

Una vez terminada la misa no hubo paseo desde la Catedral hasta el Ayuntamiento, que presidía el alcalde salmantino acompañado por el pregonero.

A la llegada a la Plaza Mayor lo habitual era encontrarse una ciudad colapsado por la gente en la calle, pero durante la mañana el centro estuvo prácticamente desierto, como en las semanas más complicadas de la pandemia y no como si la ciudad estuviera en fiestas. Al caer la tarde, sin embargo, un grupo de vecinos se concentró junto a la seo y le dedicó una salve a la patrona de Salamanca. El párroco que estaba en el interior del templo acabó por salir a la calle para hablar con ellos e incensar la réplica de la talla sita en la Puerta del Nacimiento.

En lo que atañe a la actividad consistorial, el alcalde, Carlos García Carbayo, pidió a los vecinos que se mantuvieran unidos para superar la pandemia. También reclamó al resto de las administraciones públicas «reciprocidad» con el esfuerzo que está realizando Salamanca para hacer frente a la crisis sanitaria.

A través de un vídeo en el perfil de YouTube del Consistorio, el alcalde destacó que «nos enfrentamos a una crisis cuya dimensión es difícil de prever». «En un escenario tan cambiante, es imposible vislumbrar el día en que podamos decir que esta pesadilla ha terminado, pero estoy seguro de que entre todos, permaneciendo juntos, la superaremos». Según el regidor, que en estos meses tan duros los salmantinos hayan sabido hacer sus deberes demuestra una «altura de miras y una responsabilidad intachables» que deben ser correspondidas. «Cada uno tiene que cumplir con su parte, como los salmantinos estamos cumpliendo con la nuestra», dijo.

Al respecto, comentó que en estos momentos en Salamanca «no nos hemos conformado con un papel de espectadores». «Hemos tomado la iniciativa, demostrando que somos capaces de aparcar las diferencias para poner encima de la mesa medidas, iniciativas y propuestas, desde la política y desde la sociedad civil, que están inspirando a otros a seguir nuestros pasos».

«Como alcalde os ofrezco todo lo que soy, mis manos y las de mi equipo para sujetar las vuestras y para alzarlas ante el resto de administraciones públicas de las que esperamos reciprocidad a nuestros esfuerzos», añadió antes de pedir que todos «extrememos el celo y trabajemos sin descanso» para garantizar que los salmantinos cuenten con todos los recursos. Sobre esto, señaló que los recursos que «más nos importan» son los «sanitarios, humanos y materiales» que «tienen que estar disponibles y garantizados».

Asimismo, García Carbayo reiteró su entrega «a la causa de reactivar Salamanca, sin dejar a nadie por el camino».

Tal y como añadió, «esta pandemia es mucho más que una amenaza para la vida, es una amenaza para nuestra forma de vivirla». «No puedo negar que esta es una de las pruebas más arduas a las que como sociedad hemos tenido que hacer frente, ni puedo ocultar que la cicatriz social se hace cada vez más profunda».

«Me siento orgulloso de vuestro esfuerzo y de vuestro empuje, de vuestras ganas de seguir avanzando y mejorando nuestra ciudad» aseguró antes de mostrar su deseo de que «en este tiempo en que se impone la distancia física», los salmantinos sientan «la cercanía de su Ayuntamiento con más intensidad que nunca antes».

Durante su intervención, el alcalde comentó que el 8 de septiembre es también «un día para honrarnos a nosotros mismos, como la gran familia que somos, que se protege, que se apoya y que no se rinde ante las adversidades». «Somos salmantinos, somos lo que queremos, sin tutelas; fuertes como nuestros edificios que permanecen en pie desde hace siglos; y orgullosos por muchos motivos», comentó, apuntando que «nos hemos hecho a nosotros mismos con trabajo, con esfuerzo, con civismo» que son «los valores que en estas trágicas circunstancias nos permiten mirar hacia adelante sin desfallecer».

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