La alcaldesa, vestida con ropas de antaño, bailando al son del tamborilero en lo que empezaba la matanza. FOTOS: MARÍA JESÚS GUTIÉRREZ

La lluvia obliga a trasladar de lugar la celebración de la matanza en Cepeda

CEPEDA ·

La antigua cooperativa, adquirida por el Ayuntamiento hace unas fechas, es el espacio elegido para que los asistentes no acaben calados

maría j. gutiérrez / word

Domingo, 1 de marzo 2020, 12:21

'A mal tiempo, buena cara' eso es lo que hicieron ayer los vecinos de Cepeda que ante una jornada lluviosa desde por la mañana decidieron trasladar la celebración de la Fiesta de la Matanza Tradicional, incluida en el calendario de la Diputación de Salamanca, a un lugar techado.

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Éste fue el edificio de la antigua cooperativa, que el Ayuntamiento adquirió a finales de la pasada legislatura.

Hasta dicho lugar se trasladaron todos los asistentes y organizadores, donde esperaron a ver si dejaba de llover para realizar las tareas del cerdo, bailando al son del tamborilero local Marcelino Pérez y degustando diferentes productos.

Una vez visto que la lluvia había llegado para quedarse, realizaron una especie de techado con plásticos para poder ir colocando las piezas del cerdo y se procedió al chamuscado del cerdo en la puerta de la cooperativa y a su posterior despiece, mientras algunas personas seguían todo el proceso bajo sus paraguas y otras preferían continuar en el interior del edificio, donde se estaban elaborando las diferentes degustaciones de la mañana (sopas de la matanza, lomo frito, hígado encebollado y sangre del cerdo frita) y había dos cortadores de jamón.

Elaboración de las sopas de la matanza, plato tradicional de Cepeda.

Entre los asistentes no faltó el diputado de Turismo, Javier García Hidalgo, el diputado de Ciudadanos Manuel Hernández y Mercedes Martín, concejala del municipio vecino de Madroñal. Los tres quisieron arropar a la Corporación municipal de Cepeda, presidida por Francisca Ciudad Álvarez, que ataviada con las ropas de antaño se encargaba de la organización. Tampoco faltó el maestro de ceremonias, que fue narrando cuánto se hacía y animando al personal en este día de lluvia.

Como cualquier fiesta de la matanza que se precie, no faltó la comida a base de patatas meneás y chichas, en este caso elaborada por Catering Gabriel, que preparó unas cuatrocientas raciones. Y también hubo subasta de todas las piezas del cerdo.

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