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rosa m. garcía / word
Domingo, 6 de diciembre 2020, 11:46
«En estos momentos no se debe hablar de vacunas, se debe hablar de prevención, porque hasta que las vacunas produzcan inmunidad colectiva se va ... a tardar tiempo. No es que aparezcan las vacunas, es que luego hay que vacunar, no tienen que aparecer efectos adversos, tiene que haber efectividad, etc., son muchas las cosas que condicionan todo eso, pero parece que hay mucha prisa, porque muchas cosas no se han hecho bien, hay una incidencia acumulada de errores en la primera y segunda fase». Con estas palabras alude a la vacunación frente la covid-19 José Antonio Mirón, doctor en Medicina y profesor titular de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad de Salamanca.
La vacuna, afirma, «no es el único recurso científico ni de salud pública para detener al virus, pero sí el más importante», sin embargo, añade, «ahora no tenemos vacuna, por lo tanto, lo más importante es que la gente haga lo que tienen que hacer, que es cumplir con las medidas preventivas». No es solo ponerse la mascarilla, explica, además «hay que evitar aglomeraciones de gente y estés donde estés cumplir con el distanciamiento de dos o más metros». En esta segunda ola «ha fallado eso, la concienciación e información adecuada para que la población realice distanciamiento».
Mirón quiere dejar claro que la vacunación es «clave para que hay inmunidad colectiva, para que no haya transmisión comunitaria» pero para eso «se necesitan unas coberturas amplias, por encima del 70-80%». En este sentido, alude a que cuando se empezaron con las vacunaciones en España «en los años 60, hasta que en los 80-90 no hubo una cobertura por encima del 85-90% no se paró la transmisión». Es algo que se está viendo con la gripe, «no se para la transmisión porque la cobertura está por debajo del 70%».
Sobre si cree que con el tiempo se conseguirá la inmunidad frente a la covid-19, Mirón comenta que «se va a empezar con los más vulnerables, las personas mayores, y con los profesionales sanitarios, que están en contacto con los casos positivos», aunque «afortunadamente, ahora no hay tantos casos en los sanitarios, porque tienen los equipos de prevención que en la primera ola no tuvieron», algo que califica de «patético» y «tercermundista».
Insiste en que parece que «nos estamos dando mucha prisa en el tema de vacunas» y se puede «crear una confianza, que ahora no procede», y una falta de concienciación y una «desinformación» que «perjudica».
Por supuesto, señala, «se puede hablar de vacuna, porque se va avanzando y, debido a los avances tecnológicos y de la biotecnología, las vacunas se van a tener mucho más rápidas». De hecho, ya hay «unas cuantas en la fase tres». En las fases primera y segunda se ha valorado la seguridad, en la tres, la eficacia y la efectiva, y posteriormente, en la cuarta, «la farmacovigilancia», es decir, «la vigilancia de los efectos adversos». Las primeras fases, explica, «no representan la diversidad que hay socialmente; ahora en la fase tres, se aumentan esos grupos y se mete ya a niños, mayores., etc., y pueden aparecer efectos secundarios, que es lo que se controla posteriormente haciendo vigilancia farmacológica».
José Antonio Mirón quiere transmitir «confianza en las vacunas», ya que «son de las medidas preventivas más seguras que existen; va a la prevención, no van a la curación» y recuerda que con las vacunas «hemos erradicado enfermedades como la viruela en el año 78 y muchas otras».
Son «una gran medida», pero «el problema es que en Europa hay mucha gente que prefiere no vacunarse por ir en contra un poco de la norma, o por cultura... hay mucha gente así; como ejercemos normalmente el valor del derecho, pero no del deber o del compromiso social, pues no nos vacunamos, cuando es bueno no solo para protegerte a ti, sino para proteger a todos» y «vivimos en sociedad, quien no quiera, que se aísle y no perjudique a los que queremos vivir en sociedad con unos valores adecuados».
Sobre el otro tipo de gente a la que le da miedo vacunarse por los posibles efectos secundarios, Mirón considera que «irá cambiando de opinión en función de cuando lleguen las cosas». En este sentido, señala que «se están haciendo bien las cosas», ya que, por ejemplo, «dos de las seis vacunas que ahora se encuentran en la fase tercera tuvieron problemas de efectos adversos y pararon la investigación para posteriormente continuarla». Los laboratorios, asegura, «se van a hacer de oro, pero no pueden cometer riesgos, porque se hunden de por vida», por lo que «no se puede estar dudando». La mejor vacuna de todas las que se está ensayando ahora «se verá cuando den todos los datos» y terminen todas las fases.
Sobre si considera que la vacunación de la covid tendría que se obligatoria si la mayoría de las personas son reacias, asegura que «no», ya que «ninguna vacuna del calendario es obligatoria». Sin embargo, añade, «si la baja cobertura vacunal hiciese que volviéramos a tener posibilidades de alguna ola epidémica más, lo adecuado sería tomar decisiones para que fuera obligatoria», porque «no podemos poner en peligro la salud pública de un país porque haya gente que no utilice ni el sentido común ni el deber de la responsabilidad que tenemos socialmente». Alude, en ese caso, a que en España hay mucha desinformación y falta de concienciación, además «se está haciendo mucho caso a gente oportunista, que se pone a hablar de lo que no sabe, como Miguel Bosé», así como «a las redes sociales» y a tertulias de televisión «donde la gente no es objetiva, sino que tiene determinados intereses» y «lo que tenemos que saber es usar el sentido común y creer a los profesionales, científicos, médicos, mi médico,...».
Lo que está claro, afirma, es que «hemos visto cómo reducir contagios, restringiendo la movilidad para no entrar en contacto», pero «no es la solución, porque lleva a un lastre y a un problema económico y social tremendo». Por lo tanto, «si la vacuna aporta eso y en un momento dado la gente sigue sin vacunarse, habrá que tomar decisiones». Además considera que la covid-19 «hay que meterla en enfermedades de declaración obligatoria (EDO)», porque «ha venido para no irse inmediatamente; habrá que vigilarla y si la vacuna es efectiva, hay que meterla en el calendario vacunal».
Pero, insiste, «hasta que no haya vacunas y mucha gente esté vacunada, es fundamental seguir con las medidas preventivas».
Además de cumplir con las medidas preventivas, José Antonio Mirón afirma que «otra cosa importante es el rastreo». Por eso, él, junto a otros profesionales, está impartiendo cursos de formación para «mejorar las competencias del rastreo, como comunicar bien, concienciar a la persona a la que vas a tener en cuarentena de la transcendencia que tiene que haga bien las cosas, para que se haga bien la entrevista clínica a los contactos estrechos y determinar adecuadamente quiénes son».
Mirón, comenta, que ha comprobado que hay aspectos que no se han hecho bien en la «vigilancia epidemiológica» y es contrario a que la realicen los militares, porque «no están preparados; lo tienen que hacer los profesionales y si no hay profesionales sanitarios, pues habrá que hacer competentes a trabajadores sociales, psicólogos, fisioterapeutas, farmacéuticos, etc».
«Entre la primera y segunda ola había que haber formado a gente en vigilancia epidemiológica para que los equipos de Atención Primaria no estuvieran colapsados con temas de salud pública y pudieran seguir atendiendo a los pacientes crónicos», asegura. La AP «ya estaba colapsada previamente», porque «necesita una reforma». La Covid «ha puesto de manifiesto que la salud pública es importante y que si no se tiene una herramienta y una buena organización, se colapsa el sistema y estamos todos en riesgo».
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